¡Buenas, pues! Con el fin de año pegándose de cerquita, y eso, todos estamos pensando en las fiestas, la comida rica y las vacaciones. Pero tranqui, que hay un brete pendiente que si no le echamos ojo, nos puede salir caro: el cierre fiscal. Sí, ese rollo de declarar los impuestos, que pa’ algunos es más complicado que resolver el problema del tráfico en Escazú.
Raymundo Volio, el profe de Actualidad Tributaria, nos puso el dedo encima recordándonos que no hay pa’ ni un día. Él dice que lo primero es revisar bien to’ lo que gastamos durante el año, todos esos boletos, facturas y recibos que guardamos pensando que iban a servir para algo. Pues ahora sí, ¡a usarlos!
“Lo peor que puede pasar es esperar hasta el último momento”, nos comentó Volio en entrevista exclusiva. “Porque luego vas corriendo, buscando facturas perdidas y te das cuenta de que te olvidaste de alguna retención importante. ¡Y qué torta! Eso te sale en sanción y dolores de cabeza innecesarios.”
Además, el mae recalcó que tenemos que chequear que toda la info que metemos en la Oficina Virtual Inteligente (OVI) esté perfecta. Y eso incluye cosas como los pagos parciales, los créditos fiscales y las retenciones del dos por ciento. Si las instituciones retenedoras no tienen los datos claros, ahí sí nos vamos al traste tratando de acreditar todo.
Ahora, otro consejo importantísimo: ¡dejen listos los estados financieros! Porque a partir de enero, esos documentos serán la base para saber cuánto tenemos que pagar de renta neta e impuesto. Imaginen tener que andar hurgando papeles en enero cuando ya debería estar uno relajadito viendo el mar... ¡No, gracias!
Pero no todo es preocupación, chunches. Volio nos anima diciendo que un cierre fiscal ordenado no solo nos salva de problemas, sino que también nos ayuda a optimizar nuestra posición tributaria. ¡Imagínate! Podríamos hasta ahorrarnos unos billetes extra. Todo está en revisar, confirmar y corregir antes de que finalice el año, porque luego la cosa se complica, diay.
Y hablando de dinero, recordemos que el plazo para hacer el pago del impuesto es hasta el 15 de marzo de 2026. Así que, mejor agarrarle el toro desde ahorita, para no andar con prisas ni contratiempos. Aunque sabemos que muchos prefieren aguantar la presión de último minuto, pero mejor evitarse el estrés, ¿no creen?
En fin, to’ esto para decirles que no le tengan miedo al cierre fiscal. Con organización y un poquito de atención, podemos sacarle pecho a este trámite y hasta ahorrarle unos colones al bolsillo. Ahora dime, ¿tú ya estás revisando tus documentos o esperas hasta el último segundo para meter la pata?
Raymundo Volio, el profe de Actualidad Tributaria, nos puso el dedo encima recordándonos que no hay pa’ ni un día. Él dice que lo primero es revisar bien to’ lo que gastamos durante el año, todos esos boletos, facturas y recibos que guardamos pensando que iban a servir para algo. Pues ahora sí, ¡a usarlos!
“Lo peor que puede pasar es esperar hasta el último momento”, nos comentó Volio en entrevista exclusiva. “Porque luego vas corriendo, buscando facturas perdidas y te das cuenta de que te olvidaste de alguna retención importante. ¡Y qué torta! Eso te sale en sanción y dolores de cabeza innecesarios.”
Además, el mae recalcó que tenemos que chequear que toda la info que metemos en la Oficina Virtual Inteligente (OVI) esté perfecta. Y eso incluye cosas como los pagos parciales, los créditos fiscales y las retenciones del dos por ciento. Si las instituciones retenedoras no tienen los datos claros, ahí sí nos vamos al traste tratando de acreditar todo.
Ahora, otro consejo importantísimo: ¡dejen listos los estados financieros! Porque a partir de enero, esos documentos serán la base para saber cuánto tenemos que pagar de renta neta e impuesto. Imaginen tener que andar hurgando papeles en enero cuando ya debería estar uno relajadito viendo el mar... ¡No, gracias!
Pero no todo es preocupación, chunches. Volio nos anima diciendo que un cierre fiscal ordenado no solo nos salva de problemas, sino que también nos ayuda a optimizar nuestra posición tributaria. ¡Imagínate! Podríamos hasta ahorrarnos unos billetes extra. Todo está en revisar, confirmar y corregir antes de que finalice el año, porque luego la cosa se complica, diay.
Y hablando de dinero, recordemos que el plazo para hacer el pago del impuesto es hasta el 15 de marzo de 2026. Así que, mejor agarrarle el toro desde ahorita, para no andar con prisas ni contratiempos. Aunque sabemos que muchos prefieren aguantar la presión de último minuto, pero mejor evitarse el estrés, ¿no creen?
En fin, to’ esto para decirles que no le tengan miedo al cierre fiscal. Con organización y un poquito de atención, podemos sacarle pecho a este trámite y hasta ahorrarle unos colones al bolsillo. Ahora dime, ¿tú ya estás revisando tus documentos o esperas hasta el último segundo para meter la pata?
