¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, hablando de la bronca económica. Resulta que el Informe Estado de la Nación 2025 le soltó la bomba: sí, la economía va bien en comparación con el resto de Latinoamérica y la OCDE, pero parece que nos estamos jalando una torta con esto del crecimiento inclusivo. Más que estarlo creciendo, se lo están llevando pa’ afuera.
Lo que pasa es que tenemos una economía 'dual', como dicen los técnicos. Esto quiere decir que hay unos pocos negocios, como las zonas francas y los bancos, que andan super bien, mientras que otros, como la pura agricultura, la construcción y el turismo – esos que dan chamba a muchísima gente – andan medio apaleados, buscando cómo sobrevivir. Parece que la plata que producimos aquí se va directo a las arcas de los jefes extranjeros, y nosotros quedamos con las migajas. ¡Qué pena!
La brecha entre lo que hacemos y lo que realmente se queda acá en nuestras casas se hizo más grande que nunca. Según el informe, en 2024, casi el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) se fue volando pa’ fuera. ¡Eso es el doble de lo que pasaba hace unos años! Imagínate, una parte importante de lo que trabajamos sudorosos se va directamente a los bolsillos de otras personas, dejando a muchos ticos con poquito para llegar a fin de mes. Un buen brete, vamos.
Y no es solamente eso. Luis Vargas, el investigador del informe, nos echó balde de agua fría: las empresas que reciben dinero de gringos están creciendo como champiñones, pero los sectores que necesitamos para crear empleos, como la agricultura, la construcción y el turismo, siguen dando tumbos. La agricultura lleva siete meses seguidos perdiendo terreno, el turismo todavía no vuelve a los números de antes de 2019, y la construcción ni rastro de mejoras. Parece que nos toca comer sapo por un buen rato, diay.
Para colmo, ahora viene el changuito del cambio climático a complicarle las cosas. Los agricultores y los hoteles que están en la costa y en lugares propensos a inundaciones y sequías están perdiendo la cuenta de cuánto les cuesta reparar los daños. El Corredor Caribe, donde vive mucha gente que depende del turismo y la agricultura, anda temblando con cada tormenta que llega. No hay paz, muchachos.
Pero la cosa no termina ahí. ¡Nos estamos poniendo todos los huevos en la misma canasta! Casi el 80% de la inversión extranjera viene de Estados Unidos, y casi la mitad de lo que vendemos también se queda allá. Eso significa que si EE. UU. estornuda, nosotros nos agarramos la gripe. El mundo está loco, con peleas comerciales y problemas políticos por todos lados, y nosotros, confiados, seguimos dependiendo de un solo socio comercial. ¡Una verdadera carga!
El informe dice que podríamos tener un bajón económico importante entre 2025 y 2026, y que incluso podríamos perder un poquito de nuestro ingreso real. Suena feo, ¿verdad? Lo peor es que todo este crecimiento que hemos visto no se está distribuyendo equitativamente. Pocos sectores y empresas se están llenando los bolsillos, mientras que la mayoría de nosotros seguimos luchando para salir adelante. ¡Qué vara!
En fin, parece que tenemos mucho que pensar y trabajar para que la economía de Costa Rica funcione para todos. Necesitamos encontrar nuevas formas de crecer, ser más fuertes ante los golpes del clima y de la economía mundial, y asegurarnos de que el fruto de nuestro esfuerzo se quede acá, en casa. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Cómo podemos lograr que Costa Rica prospere de verdad, sin dejar a nadie atrás?
Lo que pasa es que tenemos una economía 'dual', como dicen los técnicos. Esto quiere decir que hay unos pocos negocios, como las zonas francas y los bancos, que andan super bien, mientras que otros, como la pura agricultura, la construcción y el turismo – esos que dan chamba a muchísima gente – andan medio apaleados, buscando cómo sobrevivir. Parece que la plata que producimos aquí se va directo a las arcas de los jefes extranjeros, y nosotros quedamos con las migajas. ¡Qué pena!
La brecha entre lo que hacemos y lo que realmente se queda acá en nuestras casas se hizo más grande que nunca. Según el informe, en 2024, casi el 9% del Producto Interno Bruto (PIB) se fue volando pa’ fuera. ¡Eso es el doble de lo que pasaba hace unos años! Imagínate, una parte importante de lo que trabajamos sudorosos se va directamente a los bolsillos de otras personas, dejando a muchos ticos con poquito para llegar a fin de mes. Un buen brete, vamos.
Y no es solamente eso. Luis Vargas, el investigador del informe, nos echó balde de agua fría: las empresas que reciben dinero de gringos están creciendo como champiñones, pero los sectores que necesitamos para crear empleos, como la agricultura, la construcción y el turismo, siguen dando tumbos. La agricultura lleva siete meses seguidos perdiendo terreno, el turismo todavía no vuelve a los números de antes de 2019, y la construcción ni rastro de mejoras. Parece que nos toca comer sapo por un buen rato, diay.
Para colmo, ahora viene el changuito del cambio climático a complicarle las cosas. Los agricultores y los hoteles que están en la costa y en lugares propensos a inundaciones y sequías están perdiendo la cuenta de cuánto les cuesta reparar los daños. El Corredor Caribe, donde vive mucha gente que depende del turismo y la agricultura, anda temblando con cada tormenta que llega. No hay paz, muchachos.
Pero la cosa no termina ahí. ¡Nos estamos poniendo todos los huevos en la misma canasta! Casi el 80% de la inversión extranjera viene de Estados Unidos, y casi la mitad de lo que vendemos también se queda allá. Eso significa que si EE. UU. estornuda, nosotros nos agarramos la gripe. El mundo está loco, con peleas comerciales y problemas políticos por todos lados, y nosotros, confiados, seguimos dependiendo de un solo socio comercial. ¡Una verdadera carga!
El informe dice que podríamos tener un bajón económico importante entre 2025 y 2026, y que incluso podríamos perder un poquito de nuestro ingreso real. Suena feo, ¿verdad? Lo peor es que todo este crecimiento que hemos visto no se está distribuyendo equitativamente. Pocos sectores y empresas se están llenando los bolsillos, mientras que la mayoría de nosotros seguimos luchando para salir adelante. ¡Qué vara!
En fin, parece que tenemos mucho que pensar y trabajar para que la economía de Costa Rica funcione para todos. Necesitamos encontrar nuevas formas de crecer, ser más fuertes ante los golpes del clima y de la economía mundial, y asegurarnos de que el fruto de nuestro esfuerzo se quede acá, en casa. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Cómo podemos lograr que Costa Rica prospere de verdad, sin dejar a nadie atrás?