¡Ay, Dios mío! Quién lo diría… Resulta que unos chinos, sí, esos mismos que tanto andamos viendo en el Barrio Chino, estaban armando un buen brete de estafas con tarjetas de crédito. El OIJ los agarró con las manos en la miel, justo cuando estaban haciendo unas compras chapurrias que ni te imaginas, dejando a muchos tranquilos de que ahora sí, la justicia va a hacer su trabajo.
Todo empezó hace ratito, cuando el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) soltó la bomba: allanamientos tempranas horas de este miércoles en Heredia, San José y Palmares de Alajuela. Parece que estos señores se dedicaban a robarle la info de las tarjetas a la gente y usarlas pa’ comprar cosas caras en negocios donde trabajan gente de nuestra propia raza oriental. Un negocio turbio, diay, ¿verdad?
Según cuentan los investigadores, este caso, que ya le dicen “Caso Wallet”, es más grande de lo que parece. No estamos hablando de unos simples hurtos, sino de una operación bien organizada, con gente metida hasta las cejas. Se estima que la banda ha causado pérdidas millonarias, ¡y eso que todavía estamos sacando números! Los bancos dicen que el daño podría llegar hasta los ¢400 millones, pero los pobres clientes ya han reportado más de 40 denuncias. ¡Un mamey!
Pero, ¿cómo hacían esto? Pues resulta que clonaban las tarjetas y las enchufaban a billeteras digitales. Con esas, hacían compras en lugares que parecieran confiables. Imagínate, iban a comprar licores, joyitas brillantes, celulares nuevecitos, tablets y computadoras. Luego, vendían todo rápido o lo mandaban afuera del país. ¡Un verdadero negocio sucio!
Ya habían hecho algunas capturas antes, allá por julio pasado, cuando pillaron a tres sospechosos en un supermercado gastando ¢1.5 millones con una tarjeta falsa. Uno está pagando prenda en la cárcel, mientras que los otros dos están con medidas precautelarias, esperando a ver qué les toca. Pero esto de este miércoles confirma que la banda seguía activa, dando vueltas como baratas buscando dónde meter la cola.
Los allanamientos de este miércoles llegaron a varios sitios clave: un minisúper cerca de la U., un terrenito en Palmares y una tienda de celulares en la avenida segunda de San José. Parece que tenían sus bases muy bien ubicadas y sus contactos, porque andaban juntitos con algunos dueños de negocios que permitieron estas estafas, o al menos hicieron la vista gorda, ¿eh? Ahora los fiscales están investigando si también van a caer algunos comerciantes cómplices.
Esto nos pone a todos en alerta, pues demuestra que las estafas electrónicas están creciendo a pasos largos. En 2024, el OIJ recibió muchísimas denuncias de gente que les vaciaron las cuentas por internet. Por eso, la policía siempre nos dice lo mismo: revisen sus movimientos bancarios seguido, no compartan sus datos financieros con nadie y reporten cualquier cosa sospechosa. ¡Más vale prevenir que lamentar, chunche!
Y bueno, quedo pensando… ¿Será que debemos empezar a desconfiar de todos los que andan moviéndose con billeteras digitales? ¿O creen que la solución está en exigir más controles y seguridad en los bancos? ¡Vamos a debatirlo en el foro, mae!
Todo empezó hace ratito, cuando el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) soltó la bomba: allanamientos tempranas horas de este miércoles en Heredia, San José y Palmares de Alajuela. Parece que estos señores se dedicaban a robarle la info de las tarjetas a la gente y usarlas pa’ comprar cosas caras en negocios donde trabajan gente de nuestra propia raza oriental. Un negocio turbio, diay, ¿verdad?
Según cuentan los investigadores, este caso, que ya le dicen “Caso Wallet”, es más grande de lo que parece. No estamos hablando de unos simples hurtos, sino de una operación bien organizada, con gente metida hasta las cejas. Se estima que la banda ha causado pérdidas millonarias, ¡y eso que todavía estamos sacando números! Los bancos dicen que el daño podría llegar hasta los ¢400 millones, pero los pobres clientes ya han reportado más de 40 denuncias. ¡Un mamey!
Pero, ¿cómo hacían esto? Pues resulta que clonaban las tarjetas y las enchufaban a billeteras digitales. Con esas, hacían compras en lugares que parecieran confiables. Imagínate, iban a comprar licores, joyitas brillantes, celulares nuevecitos, tablets y computadoras. Luego, vendían todo rápido o lo mandaban afuera del país. ¡Un verdadero negocio sucio!
Ya habían hecho algunas capturas antes, allá por julio pasado, cuando pillaron a tres sospechosos en un supermercado gastando ¢1.5 millones con una tarjeta falsa. Uno está pagando prenda en la cárcel, mientras que los otros dos están con medidas precautelarias, esperando a ver qué les toca. Pero esto de este miércoles confirma que la banda seguía activa, dando vueltas como baratas buscando dónde meter la cola.
Los allanamientos de este miércoles llegaron a varios sitios clave: un minisúper cerca de la U., un terrenito en Palmares y una tienda de celulares en la avenida segunda de San José. Parece que tenían sus bases muy bien ubicadas y sus contactos, porque andaban juntitos con algunos dueños de negocios que permitieron estas estafas, o al menos hicieron la vista gorda, ¿eh? Ahora los fiscales están investigando si también van a caer algunos comerciantes cómplices.
Esto nos pone a todos en alerta, pues demuestra que las estafas electrónicas están creciendo a pasos largos. En 2024, el OIJ recibió muchísimas denuncias de gente que les vaciaron las cuentas por internet. Por eso, la policía siempre nos dice lo mismo: revisen sus movimientos bancarios seguido, no compartan sus datos financieros con nadie y reporten cualquier cosa sospechosa. ¡Más vale prevenir que lamentar, chunche!
Y bueno, quedo pensando… ¿Será que debemos empezar a desconfiar de todos los que andan moviéndose con billeteras digitales? ¿O creen que la solución está en exigir más controles y seguridad en los bancos? ¡Vamos a debatirlo en el foro, mae!