¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, parece que el cielo se nos vino encima. Las lluvias de estos días han dejado un reguero de destrucción y familias enteras buscando dónde meterse. Según los últimos reportes, ya hay más de 38 personas albergadas en diferentes puntos del país, principalmente en Guanacaste, la Zona Norte y Occidente. Esto no pinta nada bien, mae.
La cosa empezó a complicarse hace unas 24 horas, con aguaceros torrenciales que no le dieron respiro a nadie. En Guanacaste, los cantones de Nicoya, Carrillo y Santa Cruz fueron de los más afectados, acumulando casi 44 incidentes entre inundaciones y deslizamientos. Ya saben cómo es la geografía por ahí, pura pendiente y con la tierra así de empapada, cualquier gotera puede convertirse en un problema gordo.
Pero lo más duro ha sido ver a la gente de Carrillo sufriendo. El río Las Palmas se salió de quicio y arrasó con varias comunidades, incluyendo Bambú 3. Imagínate tener que dejar tu casa corriendo, agarrando lo justo para salvar tu pellejo. Al final, cerca de 25 personas tuvieron que buscar refugio en los salones comunales de Sardinal y Filadelfia. ¡Qué pena ajena!
Y ni hablar de Upala, donde los comités de emergencia andaban hasta arriba con llamadas de vecinos preocupados. Inundaciones en Canalete, Dos Ríos, Popoyoapa, Las Delicias y San José o Pizote... ¡una locura! Por precaución, sacaron a 13 personas al salón comunal de San José de Upala, aunque pudieron regresar a sus casas a primera hora. Menos mal que no pasó a mayores, brete.
En San Ramón, específicamente en Bureal de Piedades Sur, la situación también era complicada. Ocho viviendas quedaron aisladas por el desbordamiento del vado. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ya está viendo qué hacer, pensando en traer maquinaria para solucionar el problema. Esperemos que lleguen pronto, porque la paciencia de la gente se agota rápido ante estas cosas.
Ahora, la Zona de Convergencia Intertropical sigue haciendo de las suyas, y el suelo está tan saturado que cualquier llanto se lo lleva. Los comités de emergencia están activísimos, tratando de atender todas las emergencias y mantener informada a la población. La CNE ha insistido una y otra vez: ¡ni loco crucen ríos o zonas inundadas! Lo digo por su propio bien, mae; no vale la pena arriesgar la vida por andar haciendo tonterías.
Por supuesto, la recomendación para quienes viven en zonas propensas a deslizamientos es estar con los ojos abiertos y listos para evacuar si la cosa se pone fea. Mejor prevenir que lamentar, dicen por ahí. Y vaya que tenemos razones para ser precavidos con tanta lluvia que está cayendo. Algunos ya están hablando de nuevos récords de precipitación y de temporadas lluviosas más largas de lo normal. ¡Qué sal!
En fin, la situación es delicada y necesitamos extremar cuidados. Pero también es importante reconocer el esfuerzo de los equipos de emergencia, los voluntarios y todos aquellos que están trabajando incansablemente para ayudar a los damnificados. Con fe y colaboración, vamos a salir adelante. Ahora dime, colega: ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos para mitigar estos efectos en futuras emergencias?
La cosa empezó a complicarse hace unas 24 horas, con aguaceros torrenciales que no le dieron respiro a nadie. En Guanacaste, los cantones de Nicoya, Carrillo y Santa Cruz fueron de los más afectados, acumulando casi 44 incidentes entre inundaciones y deslizamientos. Ya saben cómo es la geografía por ahí, pura pendiente y con la tierra así de empapada, cualquier gotera puede convertirse en un problema gordo.
Pero lo más duro ha sido ver a la gente de Carrillo sufriendo. El río Las Palmas se salió de quicio y arrasó con varias comunidades, incluyendo Bambú 3. Imagínate tener que dejar tu casa corriendo, agarrando lo justo para salvar tu pellejo. Al final, cerca de 25 personas tuvieron que buscar refugio en los salones comunales de Sardinal y Filadelfia. ¡Qué pena ajena!
Y ni hablar de Upala, donde los comités de emergencia andaban hasta arriba con llamadas de vecinos preocupados. Inundaciones en Canalete, Dos Ríos, Popoyoapa, Las Delicias y San José o Pizote... ¡una locura! Por precaución, sacaron a 13 personas al salón comunal de San José de Upala, aunque pudieron regresar a sus casas a primera hora. Menos mal que no pasó a mayores, brete.
En San Ramón, específicamente en Bureal de Piedades Sur, la situación también era complicada. Ocho viviendas quedaron aisladas por el desbordamiento del vado. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ya está viendo qué hacer, pensando en traer maquinaria para solucionar el problema. Esperemos que lleguen pronto, porque la paciencia de la gente se agota rápido ante estas cosas.
Ahora, la Zona de Convergencia Intertropical sigue haciendo de las suyas, y el suelo está tan saturado que cualquier llanto se lo lleva. Los comités de emergencia están activísimos, tratando de atender todas las emergencias y mantener informada a la población. La CNE ha insistido una y otra vez: ¡ni loco crucen ríos o zonas inundadas! Lo digo por su propio bien, mae; no vale la pena arriesgar la vida por andar haciendo tonterías.
Por supuesto, la recomendación para quienes viven en zonas propensas a deslizamientos es estar con los ojos abiertos y listos para evacuar si la cosa se pone fea. Mejor prevenir que lamentar, dicen por ahí. Y vaya que tenemos razones para ser precavidos con tanta lluvia que está cayendo. Algunos ya están hablando de nuevos récords de precipitación y de temporadas lluviosas más largas de lo normal. ¡Qué sal!
En fin, la situación es delicada y necesitamos extremar cuidados. Pero también es importante reconocer el esfuerzo de los equipos de emergencia, los voluntarios y todos aquellos que están trabajando incansablemente para ayudar a los damnificados. Con fe y colaboración, vamos a salir adelante. Ahora dime, colega: ¿cree usted que las autoridades deberían invertir más en sistemas de drenaje y prevención de riesgos para mitigar estos efectos en futuras emergencias?