¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que íbamos a estar viviendo esto, ¿verdad, mae? Después de un camino lleno de tropiezos y críticas durísimas, la Selección Costarricense se presentó hoy en La Joya, buscando un milagro que parecía imposible. Pura ansiedad se palpaba en el ambiente, mezclada con la esperanza de aquellos que todavía creen en Don Miguel y en la Tricolor.
Y vaya que la afición respondió, diay. A pesar de las pocas posibilidades reales de clasificar al Mundial, el estadio estaba a reventón, pintado de rojo, blanco y azul. Mascaradas de jugadores históricos, cánticos a grito pelao y una energía que te erizaba la piel inundaron La Sabana. Se sentía que, aunque las cosas estuvieran difíciles, este pueblo sí quería mostrarle a Honduras que, pase lo que pase, siempre estaremos ahí apoyando a nuestra selección. Una locura, vamos.
Pero, seamos honestos, la situación no pinta nada bonita. Llegábamos a este partido contra Honduras con la necesidad imperiosa de ganar, pero también dependiendo de un resultado ajeno: que Haití no le ganara a Nicaragua. Una combinación complicada, teniendo en cuenta el desempeño reciente de nuestros muchachos. Parecía que estábamos jugando a la ruleta rusa, esperando que la bala nos favoreciera. Un brete, literalmente.
Don Miguel Herrera, consciente de la urgencia, sacó a relucir algunas sorpresas en el once inicial. Cambios arriesgados, buscando darle un empuje extra al equipo. Algunos los aplaudieron, otros cuestionaron si era la decisión correcta. Lo cierto es que el planteamiento táctico necesitaba una chispa diferente, porque la formula habitual ya no estaba dando frutos. Que torta de situación, man.
El partido se desarrolló tenso, con Honduras defendiendo con uñas y dientes y Costa Rica buscando desesperadamente abrir el marcador. Los ataques eran inconexos, las ocasiones de gol escasas y la frustración se hacía patente en la tribuna. Cada minuto que pasaba pesaba como una tonelada. El estrés era palpable, y hasta los comentaristas estaban sudando frío.
Cuando el reloj marcó el pitazo final, el empate persistía en el marcador y la noticia desde Puerto Príncipe llegó como un balde de agua fría: Haití había ganado a Nicaragua. Las esperanzas se fueron esfumando como humo, dejando un sabor amargo en la boca de todos los presentes. Un golpe duro, sin duda alguna, para un equipo que luchó hasta el final, pero que finalmente quedó fuera de la pelea por Qatar 2026. Qué sal, compa, qué sal…
Más allá de la decepción por la eliminación, hay que reconocer el esfuerzo de estos futbolistas, que dieron lo mejor de sí mismos dentro de un contexto complicado. También hay que valorar la entrega incondicional de la afición, que nunca dejó de creer en la posibilidad de un milagro. La pasión por la Selección sigue viva, y eso es algo que nadie podrá quitarles. Además, a ver quién puede negar que presenciar la atmósfera en La Joya hoy fue algo único e inolvidable, ¡qué carga de emoción!
Ahora, después de este batacazo, ¿creen que la Federación debería echarle la culpa a Herrera o deberían darle otra oportunidad para reconstruir la selección de cara al próximo ciclo? Y honestamente, pensando en el futuro, ¿qué medidas cree que debemos tomar para evitar que volvamos a vivir esta angustia en futuras eliminatorias?
Y vaya que la afición respondió, diay. A pesar de las pocas posibilidades reales de clasificar al Mundial, el estadio estaba a reventón, pintado de rojo, blanco y azul. Mascaradas de jugadores históricos, cánticos a grito pelao y una energía que te erizaba la piel inundaron La Sabana. Se sentía que, aunque las cosas estuvieran difíciles, este pueblo sí quería mostrarle a Honduras que, pase lo que pase, siempre estaremos ahí apoyando a nuestra selección. Una locura, vamos.
Pero, seamos honestos, la situación no pinta nada bonita. Llegábamos a este partido contra Honduras con la necesidad imperiosa de ganar, pero también dependiendo de un resultado ajeno: que Haití no le ganara a Nicaragua. Una combinación complicada, teniendo en cuenta el desempeño reciente de nuestros muchachos. Parecía que estábamos jugando a la ruleta rusa, esperando que la bala nos favoreciera. Un brete, literalmente.
Don Miguel Herrera, consciente de la urgencia, sacó a relucir algunas sorpresas en el once inicial. Cambios arriesgados, buscando darle un empuje extra al equipo. Algunos los aplaudieron, otros cuestionaron si era la decisión correcta. Lo cierto es que el planteamiento táctico necesitaba una chispa diferente, porque la formula habitual ya no estaba dando frutos. Que torta de situación, man.
El partido se desarrolló tenso, con Honduras defendiendo con uñas y dientes y Costa Rica buscando desesperadamente abrir el marcador. Los ataques eran inconexos, las ocasiones de gol escasas y la frustración se hacía patente en la tribuna. Cada minuto que pasaba pesaba como una tonelada. El estrés era palpable, y hasta los comentaristas estaban sudando frío.
Cuando el reloj marcó el pitazo final, el empate persistía en el marcador y la noticia desde Puerto Príncipe llegó como un balde de agua fría: Haití había ganado a Nicaragua. Las esperanzas se fueron esfumando como humo, dejando un sabor amargo en la boca de todos los presentes. Un golpe duro, sin duda alguna, para un equipo que luchó hasta el final, pero que finalmente quedó fuera de la pelea por Qatar 2026. Qué sal, compa, qué sal…
Más allá de la decepción por la eliminación, hay que reconocer el esfuerzo de estos futbolistas, que dieron lo mejor de sí mismos dentro de un contexto complicado. También hay que valorar la entrega incondicional de la afición, que nunca dejó de creer en la posibilidad de un milagro. La pasión por la Selección sigue viva, y eso es algo que nadie podrá quitarles. Además, a ver quién puede negar que presenciar la atmósfera en La Joya hoy fue algo único e inolvidable, ¡qué carga de emoción!
Ahora, después de este batacazo, ¿creen que la Federación debería echarle la culpa a Herrera o deberían darle otra oportunidad para reconstruir la selección de cara al próximo ciclo? Y honestamente, pensando en el futuro, ¿qué medidas cree que debemos tomar para evitar que volvamos a vivir esta angustia en futuras eliminatorias?
