¡Ay, Dios mío, qué bronca! Lo que empezó como un viaje normal en Uber terminó siendo una tragedia en Heredia. Un jovencito, apenas con 24 añitos, dejó de existir tras un balacero con la policía, todo por intentar robarle a un chofer. Parece sacado de novela, ¿verdad?
Según nos cuentan los compañeros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la movida salió a relucir pasadas las doce de la noche del martes pasado. Dos tipos solicitaron un Uber desde Alajuela con destino a Heredia, pero parece que tenían otros planes en mente: despojarlos al pobre del chofer de todas sus cositas. Imagínate el susto del bato.
Pero este chofer no es precisamente cualquiera, má’ que no. Reaccionó rápido, chévere, y avisó a los vecinos y a la Fuerza Pública. Así, los oficiales lograron ubicar el carrocito antes de que llegaran a hacer mucho daño. Pero ahí es cuando la cosa se puso fea, chiqui.
La persecución comenzó en el centro de Heredia y se extendió por varias calles del casco urbano hasta llegar al cantón de San Rafael. Dicen que el tipo, viendo que estaban atrapados, decidió darle candela a la cosa. Intercambio de disparos, gritos, el ambiente tenso, pura adrenalina. ¡Una torta!
En medio del jaleo, uno de los sospechosos, el muchacho de 24 años, recibió varios impactos. Lo llevaron corriendo al Hospital San Vicente de Paúl, pero ya era demasiado tarde. Los médicos hicieron lo que pudieron, diay, pero no había manera. Falleció poco después de ingresar.
El otro vándalo sí cayó con todo, bien maniatrado, a disposición de las autoridades. Ahora tendrán que ver si le caen cargos fuertes, porque esto no es precisamente una broma. El OIJ está investigando a fondo toda la vaina para dejar claro quién hizo qué y por qué. Quieren saber hasta dónde llegaban los planes de estos señores.
Este caso nos hace pensar en lo peligroso que puede ser trabajar como chofer de Uber, sobre todo en horas nocturnas. Son unos valientes que se arriesgan todos los días para ganarse la vida, y a veces terminan metidos en situaciones bien chungas. Hay que reconocer que muchos de ellos, además de dar el servicio, también ayudan a mantener segura la calle, alertando a la policía de posibles peligros.
Es evidente que la seguridad ciudadana sigue siendo una vara importante que debemos mejorar en nuestro país. Este incidente nos obliga a preguntarnos: ¿qué medidas podemos tomar para proteger a los trabajadores de estas plataformas y evitar que tragedias como ésta se repitan? ¿Será momento de implementar protocolos más estrictos de verificación de pasajeros o aumentar la presencia policial en zonas consideradas de alto riesgo?
Según nos cuentan los compañeros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la movida salió a relucir pasadas las doce de la noche del martes pasado. Dos tipos solicitaron un Uber desde Alajuela con destino a Heredia, pero parece que tenían otros planes en mente: despojarlos al pobre del chofer de todas sus cositas. Imagínate el susto del bato.
Pero este chofer no es precisamente cualquiera, má’ que no. Reaccionó rápido, chévere, y avisó a los vecinos y a la Fuerza Pública. Así, los oficiales lograron ubicar el carrocito antes de que llegaran a hacer mucho daño. Pero ahí es cuando la cosa se puso fea, chiqui.
La persecución comenzó en el centro de Heredia y se extendió por varias calles del casco urbano hasta llegar al cantón de San Rafael. Dicen que el tipo, viendo que estaban atrapados, decidió darle candela a la cosa. Intercambio de disparos, gritos, el ambiente tenso, pura adrenalina. ¡Una torta!
En medio del jaleo, uno de los sospechosos, el muchacho de 24 años, recibió varios impactos. Lo llevaron corriendo al Hospital San Vicente de Paúl, pero ya era demasiado tarde. Los médicos hicieron lo que pudieron, diay, pero no había manera. Falleció poco después de ingresar.
El otro vándalo sí cayó con todo, bien maniatrado, a disposición de las autoridades. Ahora tendrán que ver si le caen cargos fuertes, porque esto no es precisamente una broma. El OIJ está investigando a fondo toda la vaina para dejar claro quién hizo qué y por qué. Quieren saber hasta dónde llegaban los planes de estos señores.
Este caso nos hace pensar en lo peligroso que puede ser trabajar como chofer de Uber, sobre todo en horas nocturnas. Son unos valientes que se arriesgan todos los días para ganarse la vida, y a veces terminan metidos en situaciones bien chungas. Hay que reconocer que muchos de ellos, además de dar el servicio, también ayudan a mantener segura la calle, alertando a la policía de posibles peligros.
Es evidente que la seguridad ciudadana sigue siendo una vara importante que debemos mejorar en nuestro país. Este incidente nos obliga a preguntarnos: ¿qué medidas podemos tomar para proteger a los trabajadores de estas plataformas y evitar que tragedias como ésta se repitan? ¿Será momento de implementar protocolos más estrictos de verificación de pasajeros o aumentar la presencia policial en zonas consideradas de alto riesgo?
