¡Ay, Dios mío! Lo que pasó ayer en la Asamblea Legislativa fue un verdadero despiche. Se suponía que íbamos a ver avance en temas importantísimos, pero la sesión apenas duró veinte minutitos, como si fueran a echar frijoles rapidito. Al final, entre tanta maraña, se rompió el quórum y todo quedó suspendido, dejando a varios proyectos, incluido el presupuesto, en una posición bien comprometedora.
Todo empezó cuando la diputada Priscilla Vindas estaba exponiendo su punto de vista durante el control político. De repente, la presidenta interina del Congreso, Vanessa Castro, soltó la bomba: «¡Se rompió el quórum!». Y ahí, amigos, fue cuando empezaron a correr los tiempos reglamentarios a toda velocidad. Parece que algunos diputados andaban distraídos, pensando en otras cosas, o quizás simplemente no querían estar ahí. ¡Qué pena!
Cuando cerraron las puertas y empezaron a pasar lista, la realidad golpeó duro: solo aparecieron 37 legisladores. ¡Bareto! Con ese número, ni siquiera se podía cumplir el mínimo requerido para continuar con la sesión. Así que, tristemente, se declaró finalizada, dejando a todos los presentes con una sensación de frustración palpable en el ambiente. Estaban ahí representantes de casi todos los partidos políticos, desde el PLN con sus once diputados hasta los seis independientes, pasando por el PUSC y el oficialismo.
Y ni hablar de lo que se perdería con esta cancelación. En la agenda figuraba una hora y cuarenta y cinco minutos para discutir el presupuesto ordinario de 2026 en primer debate. Eso sí es un brete importante, porque sin presupuesto, el país se va al garete. Además, iban a votar en segundo debate la polémica reforma a la Ley de Extradición, un tema que ha generado mucha controversia y división en la sociedad costarricense. Era esperable que hubiera debates acalorados, pero parece que la inasistencia de tantos legisladores impidió que eso ocurriera.
Este arranque de las sesiones extraordinarias nos demuestra, una vez más, que el Poder Ejecutivo tiene el control de la agenda, pero la falta de compromiso y responsabilidad de algunos legisladores puede poner en riesgo el desarrollo del país. Por ley, el tema del presupuesto tiene prioridad, y debe aprobarse antes del 30 de noviembre. ¡Imagínate qué quilombo se armaría si llegamos a esa fecha sin tener claro cómo vamos a financiar los programas sociales, la educación, la salud y todo lo demás!
Ahora, la atención de todos está puesta en el próximo lunes, cuando los diputadores deberán decidir si reelectúan o no a Fernando Castillo como magistrado de la Sala Constitucional. Esa también es una vara muy delicada, porque Castillo ha sido blanco de críticas y acusaciones de corrupción. Su continuidad o salida tendrá implicaciones significativas para el sistema judicial y la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. ¡Uf, esto es un circo!
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? El PLN ya está reclamando al gobierno por no haber convocado ninguno de sus proyectos en estas sesiones extraordinarias. Dicen que se sienten marginados y que no se les está dando la oportunidad de aportar soluciones a los problemas del país. ¡Qué carga! Esto demuestra que la polarización política sigue latente y que el diálogo constructivo escasea en el ámbito legislativo. Todo parece una telenovela llena de dramas y conflictos.
Así que, mis panas, me pregunto: ¿Cómo podemos exigir mayor compromiso y responsabilidad a nuestros diputados? ¿Es momento de considerar reformas al reglamento interno de la Asamblea para evitar estos quórums perdidos y garantizar que se cumpla la agenda legislativa? ¡Demos nuestro punto de vista y hagamos que nuestra voz se escuche!
Todo empezó cuando la diputada Priscilla Vindas estaba exponiendo su punto de vista durante el control político. De repente, la presidenta interina del Congreso, Vanessa Castro, soltó la bomba: «¡Se rompió el quórum!». Y ahí, amigos, fue cuando empezaron a correr los tiempos reglamentarios a toda velocidad. Parece que algunos diputados andaban distraídos, pensando en otras cosas, o quizás simplemente no querían estar ahí. ¡Qué pena!
Cuando cerraron las puertas y empezaron a pasar lista, la realidad golpeó duro: solo aparecieron 37 legisladores. ¡Bareto! Con ese número, ni siquiera se podía cumplir el mínimo requerido para continuar con la sesión. Así que, tristemente, se declaró finalizada, dejando a todos los presentes con una sensación de frustración palpable en el ambiente. Estaban ahí representantes de casi todos los partidos políticos, desde el PLN con sus once diputados hasta los seis independientes, pasando por el PUSC y el oficialismo.
Y ni hablar de lo que se perdería con esta cancelación. En la agenda figuraba una hora y cuarenta y cinco minutos para discutir el presupuesto ordinario de 2026 en primer debate. Eso sí es un brete importante, porque sin presupuesto, el país se va al garete. Además, iban a votar en segundo debate la polémica reforma a la Ley de Extradición, un tema que ha generado mucha controversia y división en la sociedad costarricense. Era esperable que hubiera debates acalorados, pero parece que la inasistencia de tantos legisladores impidió que eso ocurriera.
Este arranque de las sesiones extraordinarias nos demuestra, una vez más, que el Poder Ejecutivo tiene el control de la agenda, pero la falta de compromiso y responsabilidad de algunos legisladores puede poner en riesgo el desarrollo del país. Por ley, el tema del presupuesto tiene prioridad, y debe aprobarse antes del 30 de noviembre. ¡Imagínate qué quilombo se armaría si llegamos a esa fecha sin tener claro cómo vamos a financiar los programas sociales, la educación, la salud y todo lo demás!
Ahora, la atención de todos está puesta en el próximo lunes, cuando los diputadores deberán decidir si reelectúan o no a Fernando Castillo como magistrado de la Sala Constitucional. Esa también es una vara muy delicada, porque Castillo ha sido blanco de críticas y acusaciones de corrupción. Su continuidad o salida tendrá implicaciones significativas para el sistema judicial y la confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas. ¡Uf, esto es un circo!
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? El PLN ya está reclamando al gobierno por no haber convocado ninguno de sus proyectos en estas sesiones extraordinarias. Dicen que se sienten marginados y que no se les está dando la oportunidad de aportar soluciones a los problemas del país. ¡Qué carga! Esto demuestra que la polarización política sigue latente y que el diálogo constructivo escasea en el ámbito legislativo. Todo parece una telenovela llena de dramas y conflictos.
Así que, mis panas, me pregunto: ¿Cómo podemos exigir mayor compromiso y responsabilidad a nuestros diputados? ¿Es momento de considerar reformas al reglamento interno de la Asamblea para evitar estos quórums perdidos y garantizar que se cumpla la agenda legislativa? ¡Demos nuestro punto de vista y hagamos que nuestra voz se escuche!