¡Ay, Dios mío, qué bronca! Parece sacado de novela, pero esto pasó acá, en nuestro propio país. La muerte de esa pareja de alemanes en Quepos ha dado vueltas y vueltas, y ahora la policía nos soltó una bomba: todo empezó con un intento de compraventa que salió terriblemente torcido. Imagínate, unos tipos queriendo quedarse con una mansión millonaria… y terminando con esto.
Resulta que Josué David Elizondo Mesén, el capo principal de esta vaina, andaba buscando propiedades en la Zona Sur, y se topó con la casa de Manuela Daxer y Rüdiger Schickhaus. Dicen que se hicieron ‘amiguitos’ con los alemanes, todo muy cordial al principio, como para ganarse su confianza y ver si podían meterles la mano a la propiedad. Se firmó hasta un papel, una promesa de compraventa ante notario público, pa' darle vistosidad al asunto, pero ahí paró la cosa.
Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, esos sujetos nunca pensaron pagar ni un peso por la casa. La idea era otra: llegar, quitarles todo y salir corriendo. ¡Qué sal! Qué poca vergüenza hacerle eso a unos señores que vinieron a invertir y disfrutar de nuestro país. Y encima, enterrarlos ahí mismo, en el patio trasero, como si estuvieran plantando plátanos... ¡Qué torta!
Pero aquí viene la parte más chiva, la que destapó toda la vaina. Resulta que después de cometer el hecho, estos tipejos salieron de la finca en dos carros: un Audi lujoso que era de Elizondo y el carro que le había sido robado a los alemanes. Al parecer, Elizondo, medio distraído o apurado, se chocó el Audi contra algo en la carretera. Una lamparita, una roca, quién sabe. Pero el golpe fue suficiente para que se le cayera una pieza de la carrocería. ¡Imagínate el susto!
Y ahí fue donde la poli agarró el hilo. Un pedazo del Audi quedó abandonado en el camino, y gracias a que pudieron rastrear el número de placa, conectaron al carro con Elizondo. Después, siguieron el rastro del carro robado a los alemanes, usando cámaras de seguridad. ¡Un rastreo digno de película! Lo ubicaron hasta en La Unión, cerca del condominio donde vive el sospechoso con su esposa, Natalia Rubio Ordóñez, que también anda metida en esta bronca. Tres allanamientos fueron suficientes para capturarlos a todos.
Dicen que el móvil de todo esto era pura avaricia. Esa propiedad vale, mínimo, un millón de dólares. Y parece que nuestros queridos asesinos pensaron que sería fácil hacerse de ella. Claro, siempre hay algún loco pensando que puede engañar al sistema, pero al final, la verdad siempre sale a la luz. Ahora van a tener que responder por sus actos delante de un juez, y esperemos que caigan presos por mucho tiempo. ¡Qué cargaza lo que hacen algunos con el nombre de Costa Rica!
Lo curioso de esta vaina es cómo un simple choque pudo desenmascarar a estos criminales. A veces, los detalles más pequeños pueden ser la clave para resolver un caso. Demuestra que la policía, a pesar de los problemas que tenga, sigue trabajando duro para mantener el orden y la seguridad en nuestro país. Este caso, resuelto en cuestión de un mes, da esperanza de que podemos combatir el delito y proteger a los turistas que visitan nuestras tierras.
Con todo este panorama, te pregunto, ¿crees que deberíamos endurecer las leyes para castigar a los criminales que atentan contra extranjeros en Costa Rica, o consideras que las penas actuales son suficientes? ¿Qué opinas sobre la creciente ola de crímenes relacionados con la especulación inmobiliaria en zonas turísticas?
Resulta que Josué David Elizondo Mesén, el capo principal de esta vaina, andaba buscando propiedades en la Zona Sur, y se topó con la casa de Manuela Daxer y Rüdiger Schickhaus. Dicen que se hicieron ‘amiguitos’ con los alemanes, todo muy cordial al principio, como para ganarse su confianza y ver si podían meterles la mano a la propiedad. Se firmó hasta un papel, una promesa de compraventa ante notario público, pa' darle vistosidad al asunto, pero ahí paró la cosa.
Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, esos sujetos nunca pensaron pagar ni un peso por la casa. La idea era otra: llegar, quitarles todo y salir corriendo. ¡Qué sal! Qué poca vergüenza hacerle eso a unos señores que vinieron a invertir y disfrutar de nuestro país. Y encima, enterrarlos ahí mismo, en el patio trasero, como si estuvieran plantando plátanos... ¡Qué torta!
Pero aquí viene la parte más chiva, la que destapó toda la vaina. Resulta que después de cometer el hecho, estos tipejos salieron de la finca en dos carros: un Audi lujoso que era de Elizondo y el carro que le había sido robado a los alemanes. Al parecer, Elizondo, medio distraído o apurado, se chocó el Audi contra algo en la carretera. Una lamparita, una roca, quién sabe. Pero el golpe fue suficiente para que se le cayera una pieza de la carrocería. ¡Imagínate el susto!
Y ahí fue donde la poli agarró el hilo. Un pedazo del Audi quedó abandonado en el camino, y gracias a que pudieron rastrear el número de placa, conectaron al carro con Elizondo. Después, siguieron el rastro del carro robado a los alemanes, usando cámaras de seguridad. ¡Un rastreo digno de película! Lo ubicaron hasta en La Unión, cerca del condominio donde vive el sospechoso con su esposa, Natalia Rubio Ordóñez, que también anda metida en esta bronca. Tres allanamientos fueron suficientes para capturarlos a todos.
Dicen que el móvil de todo esto era pura avaricia. Esa propiedad vale, mínimo, un millón de dólares. Y parece que nuestros queridos asesinos pensaron que sería fácil hacerse de ella. Claro, siempre hay algún loco pensando que puede engañar al sistema, pero al final, la verdad siempre sale a la luz. Ahora van a tener que responder por sus actos delante de un juez, y esperemos que caigan presos por mucho tiempo. ¡Qué cargaza lo que hacen algunos con el nombre de Costa Rica!
Lo curioso de esta vaina es cómo un simple choque pudo desenmascarar a estos criminales. A veces, los detalles más pequeños pueden ser la clave para resolver un caso. Demuestra que la policía, a pesar de los problemas que tenga, sigue trabajando duro para mantener el orden y la seguridad en nuestro país. Este caso, resuelto en cuestión de un mes, da esperanza de que podemos combatir el delito y proteger a los turistas que visitan nuestras tierras.
Con todo este panorama, te pregunto, ¿crees que deberíamos endurecer las leyes para castigar a los criminales que atentan contra extranjeros en Costa Rica, o consideras que las penas actuales son suficientes? ¿Qué opinas sobre la creciente ola de crímenes relacionados con la especulación inmobiliaria en zonas turísticas?