¡Aguante! El Gobierno le dio un empujoncito al Consejo Nacional de Salarios (CNS) con una propuesta de aumento salarial, pero si vamos al grano, ¿realmente alcanza para cubrir los gastos? Andamos ya bastante apretaditos, díganle a mi cartera que me escuche... El ministro Romero presentó la jugada buscando, según él, proteger el poder adquisitivo, pero pa’ algunos eso suena a promesas vacías.
La propuesta, que llegó este martes, plantea un incremento general del 1,63% para todos los salarios mínimos. Pero ahí no termina la cosa, porque también hay ajustes extras: 2,33% para el trabajo doméstico, 0,55% para esas profesiones especializadas (los TOEG) y 0,88% para los técnicos medios en educación diversificada. Suena bien en papel, pero en la calle… eh, ustedes qué piensan?
Para ponerle contexto, recordemos que el país ha sido reconocido por la CEPAL como líder latinoamericano en cuanto a salario mínimo. De hecho, dicen que somos el segundo país de la región donde el salario básico casi llega a cubrir la canasta básica. Casi, clave la palabra ‘casi’. Porque la inflación sigue mordiendo y los precios siguen escalando, así que ese margen de seguridad parece cada vez más delgado.
Si la propuesta sale adelante (y eso es un gran “si”), los trabajadores no calificados – esos que laburan duro en bodegas, limpian oficinas o nos llevan correo – verán una diferencia de unos ₡5.983,87 en su quincena. Los semicalificados, como los choferes y los cantineros, recibirán unos ₡6.500 extra. Ahora, para quienes cuidan nuestras casas y familias, el alivio sería mayor, con un aumento de ₡10.355 mensuales. A ver si con eso les da pa' comprar unas zapas decentes, ¿eh?
El ministro Romero, tratando de sonar optimista, aseguró que toda esta movida refleja la productividad y mejora el poder adquisitivo, especialmente teniendo en cuenta que el desempleo ha bajado. Pero muchos nos preguntamos si esa productividad realmente se traduce en mejores condiciones laborales y salariales para todos. Hay mucha chamba dura que no se reconoce justamente y eso duele, diay.
El CNS ahora tiene la pelota. Analizarán las propuestas de los tres sectores (empresarios, trabajadores y gobierno) hasta el 27 de octubre, fecha en la que decidirán el aumento definitivo. Y ojo, porque ese aumento entrará en vigor el 1° de enero de 2026. Así que todavía queda tiempo, pero la expectativa ya está prendida. A ver si el Consejo le pone empeño y no se lame las manos al final.
Por supuesto, no todo es color de rosa. Las cámaras empresariales ya han manifestado sus inquietudes sobre el impacto económico de estos aumentos, alegando que podrían afectar la competitividad y generar despidos. Parece que siempre es el mismo rollo: equilibrar el bienestar de los trabajadores con la salud financiera de las empresas. Una vara difícil de cuadrar, ¿verdad?
Y ahora, la pregunta del millón: ¿Este aumento propuesto será suficiente para aliviar la presión económica sobre las familias costarricenses, o simplemente será un parche temporal que no solucionará los problemas de fondo? ¿Creen que el gobierno debería haber ido más allá con la propuesta, o existe el riesgo de perjudicar a las empresas? ¡Den su opinión en el foro!
La propuesta, que llegó este martes, plantea un incremento general del 1,63% para todos los salarios mínimos. Pero ahí no termina la cosa, porque también hay ajustes extras: 2,33% para el trabajo doméstico, 0,55% para esas profesiones especializadas (los TOEG) y 0,88% para los técnicos medios en educación diversificada. Suena bien en papel, pero en la calle… eh, ustedes qué piensan?
Para ponerle contexto, recordemos que el país ha sido reconocido por la CEPAL como líder latinoamericano en cuanto a salario mínimo. De hecho, dicen que somos el segundo país de la región donde el salario básico casi llega a cubrir la canasta básica. Casi, clave la palabra ‘casi’. Porque la inflación sigue mordiendo y los precios siguen escalando, así que ese margen de seguridad parece cada vez más delgado.
Si la propuesta sale adelante (y eso es un gran “si”), los trabajadores no calificados – esos que laburan duro en bodegas, limpian oficinas o nos llevan correo – verán una diferencia de unos ₡5.983,87 en su quincena. Los semicalificados, como los choferes y los cantineros, recibirán unos ₡6.500 extra. Ahora, para quienes cuidan nuestras casas y familias, el alivio sería mayor, con un aumento de ₡10.355 mensuales. A ver si con eso les da pa' comprar unas zapas decentes, ¿eh?
El ministro Romero, tratando de sonar optimista, aseguró que toda esta movida refleja la productividad y mejora el poder adquisitivo, especialmente teniendo en cuenta que el desempleo ha bajado. Pero muchos nos preguntamos si esa productividad realmente se traduce en mejores condiciones laborales y salariales para todos. Hay mucha chamba dura que no se reconoce justamente y eso duele, diay.
El CNS ahora tiene la pelota. Analizarán las propuestas de los tres sectores (empresarios, trabajadores y gobierno) hasta el 27 de octubre, fecha en la que decidirán el aumento definitivo. Y ojo, porque ese aumento entrará en vigor el 1° de enero de 2026. Así que todavía queda tiempo, pero la expectativa ya está prendida. A ver si el Consejo le pone empeño y no se lame las manos al final.
Por supuesto, no todo es color de rosa. Las cámaras empresariales ya han manifestado sus inquietudes sobre el impacto económico de estos aumentos, alegando que podrían afectar la competitividad y generar despidos. Parece que siempre es el mismo rollo: equilibrar el bienestar de los trabajadores con la salud financiera de las empresas. Una vara difícil de cuadrar, ¿verdad?
Y ahora, la pregunta del millón: ¿Este aumento propuesto será suficiente para aliviar la presión económica sobre las familias costarricenses, o simplemente será un parche temporal que no solucionará los problemas de fondo? ¿Creen que el gobierno debería haber ido más allá con la propuesta, o existe el riesgo de perjudicar a las empresas? ¡Den su opinión en el foro!