¡Pero qué vara!, parece que allá en Estados Unidos no le paran ni pa’ rascar. El cierre del gobierno, que ya va por la quinta semana, sigue dando dolores de cabeza a nivel mundial, y claro, nos toca a nosotros sentirlo aquí en Costa Rica. Lo que empezó como un rifatón político entre demócratas y republicanos, ahora amenaza con frenar la publicación de datos económicos cruciales, y eso, mis queridos lectores, puede afectarnos a todos.
Para ponerlos en el meollo del asunto, resulta que varias entidades gubernamentales gringas –como el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) y el Buró de Análisis Económico (BEA)– están paradas porque los políticos no se ponen de acuerdo en aprobar un presupuesto. Esto significa que toda la información económica que usualmente publican se ha suspendido, generando incertidumbre en los mercados internacionales. Imagínense, ¡hasta los datos de la balanza comercial se fueron al traste!
Y no es cualquier dato, diay. Se trata de cifras vitales para entender cómo les está pasando con esos aranceles que impuso el señor Trump cuando regresó al poder. Si no sabemos cómo están funcionando esos aranceles, cómo vamos a saber si nuestros productos siguen teniendo acceso al mercado estadounidense, o si nuestras exportaciones van a sufrir más de lo normal. ¡Es un brete!
La semana pasada ya le pegaron un susto al mundo al aplazar la publicación de los datos de empleo y desempleo de septiembre. Eso puso a la Reserva Federal (la Fed), que es como nuestro Banco Central pero allá, en un aprieto, porque necesitan esa información para tomar decisiones sobre las tasas de interés. A pocos días de su próxima reunión, no tener esos datos es como intentar jugar al fútbol a ciegas, ¡qué torta!
Además, no nos olvidemos de que la economía mundial ya está tambaleándose por esa guerra arancelaria que se armó. Un cierre prolongado del gobierno estadounidense solo empeora las cosas, sumándole incertidumbre a un escenario que ya es bastante complicado. Y mientras tanto, los políticos siguen peleando por unos subsidios a Obamacare. ¡Qué carga, hombre! Parece que el bienestar económico de millones de personas no les interesa mucho.
Más grave aún, dicen que esta suspensión podria afectar la publicación de informes de inflación y hasta el primer estimación del PIB para el último trimestre. Piénsenlo, ese es un indicador fundamental para ver cómo anda la economía global y todos estamos esperando ansiosamente esa información. Esencial para planear inversiones, ajustar estrategias de negocio... ¡todo!
Lo peor de todo es que esto no pinta bien para el futuro cercano. Si el cierre se prolonga, podríamos vernos afectados por una mayor volatilidad en los mercados financieros, problemas en el comercio internacional y, en general, una sensación de incertidumbre que frena la inversión y el crecimiento económico. La verdad, suena a que los gringos se quieren llevar todo el mundo al manicomio con sus broncas internas.
Ahora, díganme ustedes: ¿cree usted que este cierre del gobierno estadounidense tendrá un impacto significativo en nuestra economía, o simplemente es un drama pasajero que no nos tocará de lleno? ¿Y qué medidas debería tomar nuestro gobierno para mitigar posibles efectos negativos?
Para ponerlos en el meollo del asunto, resulta que varias entidades gubernamentales gringas –como el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) y el Buró de Análisis Económico (BEA)– están paradas porque los políticos no se ponen de acuerdo en aprobar un presupuesto. Esto significa que toda la información económica que usualmente publican se ha suspendido, generando incertidumbre en los mercados internacionales. Imagínense, ¡hasta los datos de la balanza comercial se fueron al traste!
Y no es cualquier dato, diay. Se trata de cifras vitales para entender cómo les está pasando con esos aranceles que impuso el señor Trump cuando regresó al poder. Si no sabemos cómo están funcionando esos aranceles, cómo vamos a saber si nuestros productos siguen teniendo acceso al mercado estadounidense, o si nuestras exportaciones van a sufrir más de lo normal. ¡Es un brete!
La semana pasada ya le pegaron un susto al mundo al aplazar la publicación de los datos de empleo y desempleo de septiembre. Eso puso a la Reserva Federal (la Fed), que es como nuestro Banco Central pero allá, en un aprieto, porque necesitan esa información para tomar decisiones sobre las tasas de interés. A pocos días de su próxima reunión, no tener esos datos es como intentar jugar al fútbol a ciegas, ¡qué torta!
Además, no nos olvidemos de que la economía mundial ya está tambaleándose por esa guerra arancelaria que se armó. Un cierre prolongado del gobierno estadounidense solo empeora las cosas, sumándole incertidumbre a un escenario que ya es bastante complicado. Y mientras tanto, los políticos siguen peleando por unos subsidios a Obamacare. ¡Qué carga, hombre! Parece que el bienestar económico de millones de personas no les interesa mucho.
Más grave aún, dicen que esta suspensión podria afectar la publicación de informes de inflación y hasta el primer estimación del PIB para el último trimestre. Piénsenlo, ese es un indicador fundamental para ver cómo anda la economía global y todos estamos esperando ansiosamente esa información. Esencial para planear inversiones, ajustar estrategias de negocio... ¡todo!
Lo peor de todo es que esto no pinta bien para el futuro cercano. Si el cierre se prolonga, podríamos vernos afectados por una mayor volatilidad en los mercados financieros, problemas en el comercio internacional y, en general, una sensación de incertidumbre que frena la inversión y el crecimiento económico. La verdad, suena a que los gringos se quieren llevar todo el mundo al manicomio con sus broncas internas.
Ahora, díganme ustedes: ¿cree usted que este cierre del gobierno estadounidense tendrá un impacto significativo en nuestra economía, o simplemente es un drama pasajero que no nos tocará de lleno? ¿Y qué medidas debería tomar nuestro gobierno para mitigar posibles efectos negativos?
