¡Aguántense! Porque esto sí que está candela. Resulta que el caso del Guarumal, ese donde agarraron a unos colombianos moviendo droga y armamento pesado, ha tomado un giro inesperado y más raro que gallo despelado. Un juez en Osa, don Traña Chaves, decidió soltar a tres de esos sujetos, ¡pero vaya bronca que causó!
Para refrescarles la memoria, el caso Guarumal salió a luz hace unos mese y la Fiscalía andaba picoteando toda una red dedicada al tráfico de drogas y lavado de plata. Agarraron a estos tres colombianos en una bodega en Palmar Sur, ¡con arsenal incluido!: fusiles, armas cortas, marihuana… ¡parecía película de acción! Según el Ministerio Público, estaban custodiendo la mercancía esperando que llegaran los jefes.
Pero ahí viene el ñeque. El juez Traña Chaves, aparentemente pensando que estaba haciendo un favor, liberó a esos tres colombianos diciendo que no había pruebas suficientes para mantenerlos presos. Pero la Fiscalía no se quedó calladita y apeló esa decisión, acusándolo de prevaricato, un delito grave donde un funcionario público decide ir contra la ley o ignorándola deliberadamente, ¡una verdadera torta!
Además de la acusación penal, la Fiscalía también inició una investigación disciplinaria contra el juez, buscando determinar si cometió alguna irregularidad en su actuar. Esto quiere decir que la Inspección Judicial de la Corte Suprema de Justicia va a estar revisando a fondo su desempeño. A ver si encuentran algo turbio, porque esto huele a rancio, diay.
Según el Código Penal, el prevaricato es un delito muy serio, pues implica que un servidor público abusa de su poder para beneficiar a alguien o perjudicar al Estado. No es cualquier cosilla, es meterle las manos donde no deben, ¡pura sal!
Después de que el juez Cordero Prendas ratificó la decisión de la Fiscalía y ordenó nuevamente la captura de los colombianos, ¡resulta que ni les encontraron! ¡Desaparecieron como humo! Su abogado, Ricardo Sibaja Arias, confesó que hacía días que no tenía noticias de ellos y simplemente apareció a la audiencia por compromiso profesional. ¿Se imaginan? ¡Ni siquiera sabían dónde estaban los tipos que supuestamente representa! Una vergüenza, eh.
Mientras tanto, los presuntos cabecillas de la organización, también colombianos, siguen tras las rejas, pero la novela del caso Guarumal sigue abierta. Recordemos que este grupo criminal operaba desde el Triángulo de Osa, llevando droga desde Colombia hasta casas seguras en Heredia, donde tenían escondidos más de 100 kilos de cocaína en una bodega subterránea. ¡Una operación digna de Netflix!
Ahora, me pregunto... ¿Cómo es posible que un juez pueda dejar libre a tres narcos colombianos con semejante evidencia en su contra? ¿Será que hay influencias externas en juego, o simplemente fue un error judicial monumental? Díganme, ¿qué opinan ustedes?
Para refrescarles la memoria, el caso Guarumal salió a luz hace unos mese y la Fiscalía andaba picoteando toda una red dedicada al tráfico de drogas y lavado de plata. Agarraron a estos tres colombianos en una bodega en Palmar Sur, ¡con arsenal incluido!: fusiles, armas cortas, marihuana… ¡parecía película de acción! Según el Ministerio Público, estaban custodiendo la mercancía esperando que llegaran los jefes.
Pero ahí viene el ñeque. El juez Traña Chaves, aparentemente pensando que estaba haciendo un favor, liberó a esos tres colombianos diciendo que no había pruebas suficientes para mantenerlos presos. Pero la Fiscalía no se quedó calladita y apeló esa decisión, acusándolo de prevaricato, un delito grave donde un funcionario público decide ir contra la ley o ignorándola deliberadamente, ¡una verdadera torta!
Además de la acusación penal, la Fiscalía también inició una investigación disciplinaria contra el juez, buscando determinar si cometió alguna irregularidad en su actuar. Esto quiere decir que la Inspección Judicial de la Corte Suprema de Justicia va a estar revisando a fondo su desempeño. A ver si encuentran algo turbio, porque esto huele a rancio, diay.
Según el Código Penal, el prevaricato es un delito muy serio, pues implica que un servidor público abusa de su poder para beneficiar a alguien o perjudicar al Estado. No es cualquier cosilla, es meterle las manos donde no deben, ¡pura sal!
Después de que el juez Cordero Prendas ratificó la decisión de la Fiscalía y ordenó nuevamente la captura de los colombianos, ¡resulta que ni les encontraron! ¡Desaparecieron como humo! Su abogado, Ricardo Sibaja Arias, confesó que hacía días que no tenía noticias de ellos y simplemente apareció a la audiencia por compromiso profesional. ¿Se imaginan? ¡Ni siquiera sabían dónde estaban los tipos que supuestamente representa! Una vergüenza, eh.
Mientras tanto, los presuntos cabecillas de la organización, también colombianos, siguen tras las rejas, pero la novela del caso Guarumal sigue abierta. Recordemos que este grupo criminal operaba desde el Triángulo de Osa, llevando droga desde Colombia hasta casas seguras en Heredia, donde tenían escondidos más de 100 kilos de cocaína en una bodega subterránea. ¡Una operación digna de Netflix!
Ahora, me pregunto... ¿Cómo es posible que un juez pueda dejar libre a tres narcos colombianos con semejante evidencia en su contra? ¿Será que hay influencias externas en juego, o simplemente fue un error judicial monumental? Díganme, ¿qué opinan ustedes?
