¡Pero qué vaina, raza! Acá les va una nota que está dando vueltas por todas partes y que hasta a mí me dejó helao. Resulta que una señora, que por ahora va de incógnito pa' protegerla, descubrió que el hombre con el que andaba saliendo desde hace un buen rato... ¡era su hijo biológico! Imagínate el susto, el papelón y toda la bronca que eso trae encima.
La movida empezó hace mucho, cuando la mamá, siendo todavía una chiquilla –doce añitos, pa' ser exactos– quedó embarazada. Su familia, pensando que hacían lo correcto (aunque yo pienso diferente, eh), decidió darle en adopción al bebé. La pobre muchacha quedó desconsolada, sin poder ni siquiera despedirse bien de su criatura. Se olvidó de esa etapa de su vida, tratando de seguir adelante como si nada hubiera pasado, pero ahí estaba, acechando en el futuro.
Años después, el destino quiso que conociera a un joven muy bacán. Surgió una chispa, empezaron a salir, todo iba de maravilla… Hasta que empezaron a notar unas cositas raras. Ambos eran originarios del mismo cantón, tenían gustos similares, la onda familiar cuadraba demasiado. Era como si algo invisible los estuviera atrayendo el uno al otro, un feeling inexplicable, como dicen algunos por acá.
Y entonces, pum, la bomba. El joven le cuenta que él también fue adoptado, que nunca conoció a su mamá. La señora, sintiéndose inquieta, propone hacer una prueba de ADN. Al principio reacia, pensándolo bien, aceptó. Pero creo que ni en sus peores pesadillas se imaginó lo que iba a pasar. El ADN confirmó lo que nadie quería creer: estaban unidos por lazos sanguíneos, ¡eran padre e hija!
En un video que circuló como reguero de pólvora por WhatsApp y Facebook, la señora aparece con los ojos rojos, la voz temblorosa, repitiendo una y otra vez: “No sabía… no sabía…” Un golpe durísimo, un mazazo inesperado. Te imaginas sentirte culpable, confundida, triste… ¡Un brete de emociones! Yo creo que necesito un café doble solo de escuchar la historia.
Este caso nos pone a reflexionar sobre los procesos de adopción, sobre la importancia de la información transparente y legal. ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, existan lagunas legales que permitan que algo así suceda? Definitivamente, necesitamos revisar esos temas a fondo, exigir mayor trazabilidad de los registros, para evitar que otras familias vivan este tipo de tragedias. Porque bueno, ¡qué torta!
Expertos en psicología familiar señalan que estos casos, aunque rarísimos, pueden causar daños emocionales profundos. El trauma de la separación, la incertidumbre sobre el origen, la culpa por la situación... ¡Todo suma! Dicen que necesitan terapia intensiva, apoyo emocional constante, y entender que no hay culpables, solo circunstancias desafortunadas. Igual, la bronca es gigante, mi pana. Uno siente pena ajena, ¿verdad?
Ahora, la señora dice que está buscando ayuda profesional y que quiere contar su historia para crear conciencia sobre este problema. Ella no busca lástima, sino que se hable del tema con seriedad. Y yo le pregunto a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Creen que los procesos de adopción en nuestro país deberían cambiar radicalmente? ¿Deberíamos permitir que los hijos adoptivos tengan acceso a información sobre sus orígenes biológicos, aunque cause dolor a las familias adoptivas? ¡Denle duro al debate en los comentarios, estoy deseando leer sus opiniones!
La movida empezó hace mucho, cuando la mamá, siendo todavía una chiquilla –doce añitos, pa' ser exactos– quedó embarazada. Su familia, pensando que hacían lo correcto (aunque yo pienso diferente, eh), decidió darle en adopción al bebé. La pobre muchacha quedó desconsolada, sin poder ni siquiera despedirse bien de su criatura. Se olvidó de esa etapa de su vida, tratando de seguir adelante como si nada hubiera pasado, pero ahí estaba, acechando en el futuro.
Años después, el destino quiso que conociera a un joven muy bacán. Surgió una chispa, empezaron a salir, todo iba de maravilla… Hasta que empezaron a notar unas cositas raras. Ambos eran originarios del mismo cantón, tenían gustos similares, la onda familiar cuadraba demasiado. Era como si algo invisible los estuviera atrayendo el uno al otro, un feeling inexplicable, como dicen algunos por acá.
Y entonces, pum, la bomba. El joven le cuenta que él también fue adoptado, que nunca conoció a su mamá. La señora, sintiéndose inquieta, propone hacer una prueba de ADN. Al principio reacia, pensándolo bien, aceptó. Pero creo que ni en sus peores pesadillas se imaginó lo que iba a pasar. El ADN confirmó lo que nadie quería creer: estaban unidos por lazos sanguíneos, ¡eran padre e hija!
En un video que circuló como reguero de pólvora por WhatsApp y Facebook, la señora aparece con los ojos rojos, la voz temblorosa, repitiendo una y otra vez: “No sabía… no sabía…” Un golpe durísimo, un mazazo inesperado. Te imaginas sentirte culpable, confundida, triste… ¡Un brete de emociones! Yo creo que necesito un café doble solo de escuchar la historia.
Este caso nos pone a reflexionar sobre los procesos de adopción, sobre la importancia de la información transparente y legal. ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, existan lagunas legales que permitan que algo así suceda? Definitivamente, necesitamos revisar esos temas a fondo, exigir mayor trazabilidad de los registros, para evitar que otras familias vivan este tipo de tragedias. Porque bueno, ¡qué torta!
Expertos en psicología familiar señalan que estos casos, aunque rarísimos, pueden causar daños emocionales profundos. El trauma de la separación, la incertidumbre sobre el origen, la culpa por la situación... ¡Todo suma! Dicen que necesitan terapia intensiva, apoyo emocional constante, y entender que no hay culpables, solo circunstancias desafortunadas. Igual, la bronca es gigante, mi pana. Uno siente pena ajena, ¿verdad?
Ahora, la señora dice que está buscando ayuda profesional y que quiere contar su historia para crear conciencia sobre este problema. Ella no busca lástima, sino que se hable del tema con seriedad. Y yo le pregunto a ustedes, mis queridos lectores del Foro de Costa Rica: ¿Creen que los procesos de adopción en nuestro país deberían cambiar radicalmente? ¿Deberíamos permitir que los hijos adoptivos tengan acceso a información sobre sus orígenes biológicos, aunque cause dolor a las familias adoptivas? ¡Denle duro al debate en los comentarios, estoy deseando leer sus opiniones!
