¡Aguántense!, porque este caso de Álvaro Ramos se puso más caliente que gallina pochada. El PANI prendiendo alertas y toda la planilla política haciendo circo alrededor de un video de su hija… ¡una verdadera torta! Ya todos saben, la investigación preliminar del Patronato Nacional de la Infancia por la aparición de unos videos moviéndose en redes sociales, ha encendido todas las alarmas y ha puesto al PLN patas arriba. Parece que la campaña electoral se le anda yendo en las manos a varios.
El asunto es que ahora no solo se trata de un video viral, sino de cómo la política, la niñez y la institucionalidad se mezclan en plena recta final de las precampaña. ¿Quién iba a pensar que un simple clip en internet iba a generar tanto revuelo? Es como si alguien hubiera lanzado una granada de humo en medio del Coliseo Juan Fernández; todo mundo tratando de ver qué pasa y quién tiene la culpa. Y claro, el PANI, que normalmente está tranquilo recogiendo trozos, ahora tiene que lidiar con esto y con la presión mediática.
La expresidenta Laura Chinchilla, que siempre sabe meterle salsa al mondongo, salió con unas declaraciones que dejaron a más de uno boquiabierto. Dijo que el PANI debería estar enfocándose en las cosas importantes, como atender a los niños abandonados, combatir el crimen organizado y ayudar a esas familias que andan con la soga al cuello. "Eso sí es urgente, mae", comentó con esa voz seca que la caracteriza. Y agregó que instrumentalizar a los niños en la política es algo “intolerable”, así que ahí la dejó plantada.
Luego vino Claudia Dobles, apoyando a Ramos y diciendo que es “indignante” que usen al Estado para atacar a una familia. Ella cree que deberíamos estar preocupándonos más por resolver los problemas reales de la niñez costarricense – educación, seguridad, oportunidades... el combo completo. Le dio duro al tema y le dijo que se estaban desviando del verdadero problema y eso no era bueno para nadie, diay.
Por otro lado, Ariel Robles, desde el Frente Amplio, no se quedó atrás y criticó al Presidente Chaves por crear un ambiente de confrontación constante. Según él, la política debe ser un juego limpio entre adultos responsables, no pelear con los hijos de los otros. "Esto ya pasó de castaño oscuro, señores”, sentenció Robles, con cara de preocupación. "Tenemos que ponerle cuidado a esto o nos vamos a ir al traste”.
Pero más allá de las opiniones individuales, este caso levanta preguntas cruciales sobre el rol del PANI, cómo proteger a los menores sin caer en la politiquería barata y cuál es el límite entre la vida pública y la privada. ¿Hasta dónde podemos llegar al buscar réditos políticos utilizando a los niños como carne de cañón? Porque recordemos, estamos hablando de menores de edad, no de guerreros armados listos para la batalla. Aquí hay que tener mucho tacto y ponerse los pantalones, chunches.
Este caso también nos hace reflexionar sobre la rapidez con la que las redes sociales pueden difamar y dañar la imagen de cualquier persona, especialmente de los niños. Un video, una foto, un comentario malintencionado, y listo, estás hecho pedazos. Ya no hay escapatoria, porque una vez que algo sale a la luz en internet, se queda ahí para siempre. Así que, ¿no será hora de que aprendamos a usar estas herramientas de manera responsable y ética?
Ahora bien, aquí va la pregunta grande: ¿Cree usted que el PANI actuó correctamente abriendo esta investigación, o simplemente se prestó a ser utilizado políticamente? ¿Deberían existir reglas más claras sobre cómo manejar este tipo de situaciones en el futuro para proteger tanto los derechos de los menores como la integridad del proceso democrático? ¡Déjenme sus comentarios!
El asunto es que ahora no solo se trata de un video viral, sino de cómo la política, la niñez y la institucionalidad se mezclan en plena recta final de las precampaña. ¿Quién iba a pensar que un simple clip en internet iba a generar tanto revuelo? Es como si alguien hubiera lanzado una granada de humo en medio del Coliseo Juan Fernández; todo mundo tratando de ver qué pasa y quién tiene la culpa. Y claro, el PANI, que normalmente está tranquilo recogiendo trozos, ahora tiene que lidiar con esto y con la presión mediática.
La expresidenta Laura Chinchilla, que siempre sabe meterle salsa al mondongo, salió con unas declaraciones que dejaron a más de uno boquiabierto. Dijo que el PANI debería estar enfocándose en las cosas importantes, como atender a los niños abandonados, combatir el crimen organizado y ayudar a esas familias que andan con la soga al cuello. "Eso sí es urgente, mae", comentó con esa voz seca que la caracteriza. Y agregó que instrumentalizar a los niños en la política es algo “intolerable”, así que ahí la dejó plantada.
Luego vino Claudia Dobles, apoyando a Ramos y diciendo que es “indignante” que usen al Estado para atacar a una familia. Ella cree que deberíamos estar preocupándonos más por resolver los problemas reales de la niñez costarricense – educación, seguridad, oportunidades... el combo completo. Le dio duro al tema y le dijo que se estaban desviando del verdadero problema y eso no era bueno para nadie, diay.
Por otro lado, Ariel Robles, desde el Frente Amplio, no se quedó atrás y criticó al Presidente Chaves por crear un ambiente de confrontación constante. Según él, la política debe ser un juego limpio entre adultos responsables, no pelear con los hijos de los otros. "Esto ya pasó de castaño oscuro, señores”, sentenció Robles, con cara de preocupación. "Tenemos que ponerle cuidado a esto o nos vamos a ir al traste”.
Pero más allá de las opiniones individuales, este caso levanta preguntas cruciales sobre el rol del PANI, cómo proteger a los menores sin caer en la politiquería barata y cuál es el límite entre la vida pública y la privada. ¿Hasta dónde podemos llegar al buscar réditos políticos utilizando a los niños como carne de cañón? Porque recordemos, estamos hablando de menores de edad, no de guerreros armados listos para la batalla. Aquí hay que tener mucho tacto y ponerse los pantalones, chunches.
Este caso también nos hace reflexionar sobre la rapidez con la que las redes sociales pueden difamar y dañar la imagen de cualquier persona, especialmente de los niños. Un video, una foto, un comentario malintencionado, y listo, estás hecho pedazos. Ya no hay escapatoria, porque una vez que algo sale a la luz en internet, se queda ahí para siempre. Así que, ¿no será hora de que aprendamos a usar estas herramientas de manera responsable y ética?
Ahora bien, aquí va la pregunta grande: ¿Cree usted que el PANI actuó correctamente abriendo esta investigación, o simplemente se prestó a ser utilizado políticamente? ¿Deberían existir reglas más claras sobre cómo manejar este tipo de situaciones en el futuro para proteger tanto los derechos de los menores como la integridad del proceso democrático? ¡Déjenme sus comentarios!
