¡Ay, dios mío! Ya estamos otra vez en campaña y la señora Fernández, Laura, vino a echarle jacha a los empresarios. Se presentaron quince propuestas, quince, frente a dos mil ochocientas empresas. Uno se pregunta si realmente escuchan a la gente o si solo van leyendo un guion preparado, ¿eh?
La verdad es que, en este momento del país, con tanta incertidumbre y la inflación comiéndose el sueldo a todos, cualquier iniciativa económica suena como música celestial. Pero hay que analizarla bien, ver si es pura paja o si tiene sustancia de verdad. La Federación de Cámaras de Costa Rica –que reúnela a un montón de gremios– le puso toda la atención, buscando ver si la candidata va a traer soluciones reales o simplemente más rodeos.
Fernández, como siempre, apostó por la “continuidad”. Ese término ya me da urticaria, porque significa que vamos a seguir igual, con los mismos problemas arrastrando. Dijo que enfocaría sus esfuerzos en seguridad, economía y estabilidad fiscal, los tres temas que nos tienen a todos pataleando, digámoslo claro. Seguridad pa’ los negocios, para sentirnos tranquilos, economía que genere empleos decentes y estabilidad fiscal para que no sigamos viendo cómo suben los precios hasta el infinito… pues eso prometió.
Pero analizando un poquito más allá del discurso, las propuestas son más o menos las mismas de siempre. Reforma al Poder Judicial para combatir la corrupción y el crimen organizado; pelea contra el contrabando para proteger a los productores locales. Suena lindo en el papel, pero ejecutar esas cosas es otro brete, mi pana. Necesitamos acciones concretas, no promesas vacías que se van al traste.
Y luego viene la infraestructura: carreteras, aeropuertos, agua potable… esa vara nunca termina. Siempre hay proyectos que necesitan impulsar, pero a veces uno se pregunta si se hacen bien, si se beneficia al pueblo o solo a unos cuantos allegados. Que no se corrompan los presupuestos, diay. Eso es fundamental. Además, habló de fortalecer el turismo y el sector agrícola, que son importantísimos para nuestra economía, pero necesita un empujón serio.
Lo que sí me parece interesante es la idea de crear un Consejo Presidencial Económico. Un espacio permanente de diálogo entre el gobierno y las cámaras empresariales puede ser positivo, si se toman en cuenta todas las voces, no solo las de los grandes grupos económicos. Tiene que haber equilibrio, mi pana. No podemos permitir que las decisiones económicas se tomen a espaldas del pueblo, ¿me entiendes?
Ahora bien, muchos se preguntan si esta apuesta por la continuidad es realmente lo que necesitamos. Después de tantos años con los mismos problemas, ¿no sería hora de buscar alternativas, de romper con el statu quo? Claro que hay riesgos en cambiar radicalmente, pero también hay riesgos en seguir aferrados a fórmulas que no han funcionado. El panorama global tampoco ayuda mucho, con la guerra en Europa y los precios disparándose... ¡Qué torta!
En fin, la señora Fernández plantó su semilla, ahora toca ver si germina. Lo importante es que sigamos vigilantes, exigiendo cuentas y participando activamente en la vida política del país. ¿Ustedes creen que la promesa de “continuidad” es suficiente para enfrentar los desafíos actuales, o es hora de explorar caminos nuevos y arriesgados?
La verdad es que, en este momento del país, con tanta incertidumbre y la inflación comiéndose el sueldo a todos, cualquier iniciativa económica suena como música celestial. Pero hay que analizarla bien, ver si es pura paja o si tiene sustancia de verdad. La Federación de Cámaras de Costa Rica –que reúnela a un montón de gremios– le puso toda la atención, buscando ver si la candidata va a traer soluciones reales o simplemente más rodeos.
Fernández, como siempre, apostó por la “continuidad”. Ese término ya me da urticaria, porque significa que vamos a seguir igual, con los mismos problemas arrastrando. Dijo que enfocaría sus esfuerzos en seguridad, economía y estabilidad fiscal, los tres temas que nos tienen a todos pataleando, digámoslo claro. Seguridad pa’ los negocios, para sentirnos tranquilos, economía que genere empleos decentes y estabilidad fiscal para que no sigamos viendo cómo suben los precios hasta el infinito… pues eso prometió.
Pero analizando un poquito más allá del discurso, las propuestas son más o menos las mismas de siempre. Reforma al Poder Judicial para combatir la corrupción y el crimen organizado; pelea contra el contrabando para proteger a los productores locales. Suena lindo en el papel, pero ejecutar esas cosas es otro brete, mi pana. Necesitamos acciones concretas, no promesas vacías que se van al traste.
Y luego viene la infraestructura: carreteras, aeropuertos, agua potable… esa vara nunca termina. Siempre hay proyectos que necesitan impulsar, pero a veces uno se pregunta si se hacen bien, si se beneficia al pueblo o solo a unos cuantos allegados. Que no se corrompan los presupuestos, diay. Eso es fundamental. Además, habló de fortalecer el turismo y el sector agrícola, que son importantísimos para nuestra economía, pero necesita un empujón serio.
Lo que sí me parece interesante es la idea de crear un Consejo Presidencial Económico. Un espacio permanente de diálogo entre el gobierno y las cámaras empresariales puede ser positivo, si se toman en cuenta todas las voces, no solo las de los grandes grupos económicos. Tiene que haber equilibrio, mi pana. No podemos permitir que las decisiones económicas se tomen a espaldas del pueblo, ¿me entiendes?
Ahora bien, muchos se preguntan si esta apuesta por la continuidad es realmente lo que necesitamos. Después de tantos años con los mismos problemas, ¿no sería hora de buscar alternativas, de romper con el statu quo? Claro que hay riesgos en cambiar radicalmente, pero también hay riesgos en seguir aferrados a fórmulas que no han funcionado. El panorama global tampoco ayuda mucho, con la guerra en Europa y los precios disparándose... ¡Qué torta!
En fin, la señora Fernández plantó su semilla, ahora toca ver si germina. Lo importante es que sigamos vigilantes, exigiendo cuentas y participando activamente en la vida política del país. ¿Ustedes creen que la promesa de “continuidad” es suficiente para enfrentar los desafíos actuales, o es hora de explorar caminos nuevos y arriesgados?
