¡Aguántense!, parece que don Johnny Araya anda con la espina clavada por el Tope Nacional. El otrora alcalde de San José no se anduvo con rodeos y expresó su “lamento” porque la actividad ecuestre no se realice en la capital, donde siempre ha sido tradición. Se nota que todavía le duele perder el puesto, ¡chava!”, comentó entre risas Doña María, vecina de Escazú.
Como bien saben, este año el Tope Nacional se llevó a cabo en San Ramón, congregando a miles de jinetes y aficionados en un ambiente que, según muchos, superó las expectativas. Pero para Johnny, eso no es excusa: “No hay lugar más bonito para hacer el tope que San José”, sentenció, dejando claro que para él, la capital sigue siendo el corazón de la festividad nacional. Uno pensaría que estaría contento por el éxito del Tope, pero no, ahí anda buscando atajos, diay.
Lo que más picó a Araya, al parecer, fue la gestión del actual alcalde, Diego Mirandas, a quien culpa directamente de la eliminación de otras tradiciones josefinas, además del Tope. Según el exalcalde, Mirandas ha ido quitándole la vida cultural a la ciudad, sacando del calendario actividades como el Carnaval, la Entrada de Santos y Boyeros, e incluso modificando algunas celebraciones religiosas. «Las tradiciones de los pueblos no se pueden quitar», enfatizó, mostrando una preocupación genuina… o quizás buscando revancha, quién sabe.
Araya no se mordió la lengua y dejó caer que el retorno del Tope a San José depende de un cambio administrativo. “Cuando se cambie de alcalde, porque yo creo que con este alcalde no se va a poder hacer el Tope Nacional en San José, entonces habrá que esperar un cambio de administración”, declaró, sembrando la semilla de la esperanza entre sus seguidores y, seguramente, generando resquicios de molestia en el Palacio Municipal. Claramente busca pavonearse, chaval.
Ante la posibilidad de que considere postularse nuevamente a la alcaldía, Araya recurrió a una respuesta política clásica: recordó que la ley actual se lo impide, pero no descartó regresar a la arena política en el futuro si las condiciones legales lo permiten. De momento, se queda como observador crítico, listo para aprovechar cualquier oportunidad que se presente. Lo único seguro es que no piensa dejar pasar esta oportunidad de criticar al actual alcalde y posicionarse como alternativa.
Muchos analistas políticos ven en estas declaraciones un movimiento estratégico de Araya para recuperar protagonismo y mantenerse relevante en el panorama nacional. Después de todo, un exalcalde de San José no puede andar haciendo sombra, ¿verdad? Además, la nostalgia por los “viejos tiempos” suele resonar muy bien entre ciertos sectores de la población, especialmente aquellos que añoran la estabilidad y la tradición que, según ellos, se han perdido. Todo esto suena a campaña, ¡qué carga!
Pero más allá de las estrategias políticas, las palabras de Araya abren un debate importante sobre la preservación de la identidad cultural de San José. ¿Se corre el riesgo de perder esas tradiciones que nos definen como josefinos? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la modernización y la conservación del patrimonio cultural? En fin, temas que ameritan reflexión y diálogo, más allá de los intereses partidistas. Sin duda alguna, la polémica se sirve con hielo.
Y ahora les pregunto, mi gente: ¿creen que Johnny Araya tiene razón al decir que el Tope Nacional debería volver a San José, o consideran que San Ramón demostró ser una excelente sede? ¿Estamos perdiendo nuestras tradiciones culturales por la ambición política, o simplemente estamos adaptándonos a los nuevos tiempos? ¡Den su opinión en el foro, estoy ansioso por leer sus puntos de vista!”,
Como bien saben, este año el Tope Nacional se llevó a cabo en San Ramón, congregando a miles de jinetes y aficionados en un ambiente que, según muchos, superó las expectativas. Pero para Johnny, eso no es excusa: “No hay lugar más bonito para hacer el tope que San José”, sentenció, dejando claro que para él, la capital sigue siendo el corazón de la festividad nacional. Uno pensaría que estaría contento por el éxito del Tope, pero no, ahí anda buscando atajos, diay.
Lo que más picó a Araya, al parecer, fue la gestión del actual alcalde, Diego Mirandas, a quien culpa directamente de la eliminación de otras tradiciones josefinas, además del Tope. Según el exalcalde, Mirandas ha ido quitándole la vida cultural a la ciudad, sacando del calendario actividades como el Carnaval, la Entrada de Santos y Boyeros, e incluso modificando algunas celebraciones religiosas. «Las tradiciones de los pueblos no se pueden quitar», enfatizó, mostrando una preocupación genuina… o quizás buscando revancha, quién sabe.
Araya no se mordió la lengua y dejó caer que el retorno del Tope a San José depende de un cambio administrativo. “Cuando se cambie de alcalde, porque yo creo que con este alcalde no se va a poder hacer el Tope Nacional en San José, entonces habrá que esperar un cambio de administración”, declaró, sembrando la semilla de la esperanza entre sus seguidores y, seguramente, generando resquicios de molestia en el Palacio Municipal. Claramente busca pavonearse, chaval.
Ante la posibilidad de que considere postularse nuevamente a la alcaldía, Araya recurrió a una respuesta política clásica: recordó que la ley actual se lo impide, pero no descartó regresar a la arena política en el futuro si las condiciones legales lo permiten. De momento, se queda como observador crítico, listo para aprovechar cualquier oportunidad que se presente. Lo único seguro es que no piensa dejar pasar esta oportunidad de criticar al actual alcalde y posicionarse como alternativa.
Muchos analistas políticos ven en estas declaraciones un movimiento estratégico de Araya para recuperar protagonismo y mantenerse relevante en el panorama nacional. Después de todo, un exalcalde de San José no puede andar haciendo sombra, ¿verdad? Además, la nostalgia por los “viejos tiempos” suele resonar muy bien entre ciertos sectores de la población, especialmente aquellos que añoran la estabilidad y la tradición que, según ellos, se han perdido. Todo esto suena a campaña, ¡qué carga!
Pero más allá de las estrategias políticas, las palabras de Araya abren un debate importante sobre la preservación de la identidad cultural de San José. ¿Se corre el riesgo de perder esas tradiciones que nos definen como josefinos? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre la modernización y la conservación del patrimonio cultural? En fin, temas que ameritan reflexión y diálogo, más allá de los intereses partidistas. Sin duda alguna, la polémica se sirve con hielo.
Y ahora les pregunto, mi gente: ¿creen que Johnny Araya tiene razón al decir que el Tope Nacional debería volver a San José, o consideran que San Ramón demostró ser una excelente sede? ¿Estamos perdiendo nuestras tradiciones culturales por la ambición política, o simplemente estamos adaptándonos a los nuevos tiempos? ¡Den su opinión en el foro, estoy ansioso por leer sus puntos de vista!”,