¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad, compas? Chile, ese país hermano que siempre nos ha dado qué hablar, ahora va pa’ un balotaje. Resulta que Jeannette Jara, representando a la izquierda, y José Antonio Kast, del lado derecho, van a definirse entre ellos quién manda en el país mapuche. Uno se queda pensando, ¿qué significa esto para nosotros, los ticos?
La verdad es que la campaña chilena estuvo más movida que gallina apagando vela. Se respiraba un ambiente cargado de tensión, con la inseguridad como protagonista principal. Parece que la gente anda espantá de tanta delincuencia y la culpa la echan a los inmigrantes, sobre todo a los venezolanos. Qué vara, ¿no?
Y ni hablar de Franco Parisi, ese personaje polémico que salió de sorpresa y le quitó terreno a varios candidatos. Al final, aunque no pasó a la segunda vuelta, demostró que hay hartos votantes que buscan opciones fuera de los partidos tradicionales. Ahí se ve que la política, maé, nunca deja de sorprendernos.
Pero volviendo a lo importante, el panorama está complicado para Chile. Después de 35 años de haber dejado atrás la dictadura pinochetista, existe la posibilidad real de tener un gobierno de extrema derecha. Esto pone a muchos en alerta, porque recuerda tiempos no tan lejanos donde la libertad y los derechos humanos estaban en peligro.
Las cifras de delincuencia en Chile han ido en picada durante la última década. De unos 2.5 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2014, pasamos a una cifra escalofriante de 6 por cada 100 mil en 2024. Además, los secuestros se dispararon un 76% con respecto a 2021, alcanzando los 868 casos registrados por la fiscalía el año pasado. ¡Qué sal!
Esto ha obligado a todos los candidatos a poner énfasis en temas de seguridad, dejando de lado otras propuestas importantes, como los programas sociales. Incluso Jara, que venía hablando de cambiar la Constitución, tuvo que voltear la tortilla y empezar a prometer mano dura contra el crimen. Kasst, por otro lado, ha prometido deportaciones masivas y levantar un “escudo fronterizo” con vallas y zanjas para impedir la entrada de extranjeros indocumentados. Esa vaya es dura, maé.
Ahora, si nos ponemos a analizar la situación desde nuestra perspectiva tica, podemos ver algunas similitudes. En Costa Rica también estamos batallando contra la delincuencia, aunque no a la escala de Chile. La narcoactividad, el robo a domicilios y el tráfico de drogas son problemas que nos preocupan a diario. Será que estos fenómenos están interconectados y afectando a toda la región latinoamericana?
En fin, el balotaje en Chile nos invita a reflexionar sobre cómo la inseguridad puede influir en las decisiones políticas y cómo la polarización puede llevar a extremos peligrosos. ¿Será que, como dice el dicho, 'el pez por su cabeza mandará'? ¿Creen ustedes que la preocupación por la seguridad eclipsará otros temas importantes en la elección chilena, y cuál debería ser la mayor preocupación de un país que busca crecer y prosperar?
La verdad es que la campaña chilena estuvo más movida que gallina apagando vela. Se respiraba un ambiente cargado de tensión, con la inseguridad como protagonista principal. Parece que la gente anda espantá de tanta delincuencia y la culpa la echan a los inmigrantes, sobre todo a los venezolanos. Qué vara, ¿no?
Y ni hablar de Franco Parisi, ese personaje polémico que salió de sorpresa y le quitó terreno a varios candidatos. Al final, aunque no pasó a la segunda vuelta, demostró que hay hartos votantes que buscan opciones fuera de los partidos tradicionales. Ahí se ve que la política, maé, nunca deja de sorprendernos.
Pero volviendo a lo importante, el panorama está complicado para Chile. Después de 35 años de haber dejado atrás la dictadura pinochetista, existe la posibilidad real de tener un gobierno de extrema derecha. Esto pone a muchos en alerta, porque recuerda tiempos no tan lejanos donde la libertad y los derechos humanos estaban en peligro.
Las cifras de delincuencia en Chile han ido en picada durante la última década. De unos 2.5 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2014, pasamos a una cifra escalofriante de 6 por cada 100 mil en 2024. Además, los secuestros se dispararon un 76% con respecto a 2021, alcanzando los 868 casos registrados por la fiscalía el año pasado. ¡Qué sal!
Esto ha obligado a todos los candidatos a poner énfasis en temas de seguridad, dejando de lado otras propuestas importantes, como los programas sociales. Incluso Jara, que venía hablando de cambiar la Constitución, tuvo que voltear la tortilla y empezar a prometer mano dura contra el crimen. Kasst, por otro lado, ha prometido deportaciones masivas y levantar un “escudo fronterizo” con vallas y zanjas para impedir la entrada de extranjeros indocumentados. Esa vaya es dura, maé.
Ahora, si nos ponemos a analizar la situación desde nuestra perspectiva tica, podemos ver algunas similitudes. En Costa Rica también estamos batallando contra la delincuencia, aunque no a la escala de Chile. La narcoactividad, el robo a domicilios y el tráfico de drogas son problemas que nos preocupan a diario. Será que estos fenómenos están interconectados y afectando a toda la región latinoamericana?
En fin, el balotaje en Chile nos invita a reflexionar sobre cómo la inseguridad puede influir en las decisiones políticas y cómo la polarización puede llevar a extremos peligrosos. ¿Será que, como dice el dicho, 'el pez por su cabeza mandará'? ¿Creen ustedes que la preocupación por la seguridad eclipsará otros temas importantes en la elección chilena, y cuál debería ser la mayor preocupación de un país que busca crecer y prosperar?
