¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela. Resulta que la banda que andaba robando datos de tarjetas para hacer compras online con las billeteras virtuales, no solo se compraron una casa prefabricada, sino que también le metieron mano a unos iPhones, que ahora resultan estar apareciendo en un negocio de celulares acá en el centro.
La Sección Especializada Contra Fraude Informático del OIJ descubrió que estos tipos, aprovechándose de la confianza de la gente, les enviaban links falsos haciéndose pasar por bancos, Correos, hasta por Kolbi. ¡Imagínate!, te mandan un link para “regularizar” tus datos y terminas regalándole tu tarjeta de crédito. Qué despiche.
Y ahí empezó el festín. Con los datos robados, creaban tarjetas virtuales en sus teléfonos y relojes inteligentes, acumulando saldo como si estuvieran en el Casino Fortuna. Pero claro, no iban a dejar eso guardadito, tenían que gastarlo, y vaya que lo hicieron. Desde electrodomésticos hasta licores, pasando por abarrotes para abastecer minisúpers, se lucieron. Se estima que robaron al menos ¢60 millones, una suma considerable, ¿eh?
Lo más curioso es que eran una mezcla rara: cuatro extranjeros, aparentemente orientales, y dos nacionales. Uno de los gringos ya había salido del país buscando refugio en otra parte, mientras que el otro lleva dos meses tras las rejas por este mismo brete. Parece que no sabían escoger bien a sus cómplices.
Pero lo que realmente levantó sospechas fue la compra masiva en un supermercado de Zapote, por más de millón y medio de colones, ¡principalmente en licores! Ahí los agarraron justo, con una tarjeta falsa funcionando a full. Aunque eso no los detuvo, siguieron operando, vendiendo esos iPhones que compraron con el dinero ilícito en un negocio del centro. Parece que también entendían de negocios turbios.
El Ministerio Público está investigando a fondo qué tan lejos llegó esta maraña, porque creen que hay más víctimas que aún no han reportado el robo. Ahora están analizando los teléfonos y computadoras que encontraron en los allanamientos para ver si logran recuperar más datos y poner tras las rejas a todos los involucrados. Que no se piensen que van a escapar impunes, ¡claro que no!
Los expertos recomiendan a la población tener mucho cuidado con los correos electrónicos y mensajes de texto sospechosos. No hacer clic en enlaces desconocidos, verificar siempre la autenticidad de los sitios web y nunca proporcionar información personal o financiera a través de canales inseguros. En fin, que estén atentos porque estos farsantes son muy hábiles para engañar a la gente.
Después de todo este escándalo, la pregunta que me hago es: ¿Confías tú en los links que recibes por correo electrónico o WhatsApp? ¿Crees que las entidades bancarias deberían implementar medidas más estrictas para proteger a sus clientes contra estas estafas cibernéticas? ¡Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos tu experiencia!
La Sección Especializada Contra Fraude Informático del OIJ descubrió que estos tipos, aprovechándose de la confianza de la gente, les enviaban links falsos haciéndose pasar por bancos, Correos, hasta por Kolbi. ¡Imagínate!, te mandan un link para “regularizar” tus datos y terminas regalándole tu tarjeta de crédito. Qué despiche.
Y ahí empezó el festín. Con los datos robados, creaban tarjetas virtuales en sus teléfonos y relojes inteligentes, acumulando saldo como si estuvieran en el Casino Fortuna. Pero claro, no iban a dejar eso guardadito, tenían que gastarlo, y vaya que lo hicieron. Desde electrodomésticos hasta licores, pasando por abarrotes para abastecer minisúpers, se lucieron. Se estima que robaron al menos ¢60 millones, una suma considerable, ¿eh?
Lo más curioso es que eran una mezcla rara: cuatro extranjeros, aparentemente orientales, y dos nacionales. Uno de los gringos ya había salido del país buscando refugio en otra parte, mientras que el otro lleva dos meses tras las rejas por este mismo brete. Parece que no sabían escoger bien a sus cómplices.
Pero lo que realmente levantó sospechas fue la compra masiva en un supermercado de Zapote, por más de millón y medio de colones, ¡principalmente en licores! Ahí los agarraron justo, con una tarjeta falsa funcionando a full. Aunque eso no los detuvo, siguieron operando, vendiendo esos iPhones que compraron con el dinero ilícito en un negocio del centro. Parece que también entendían de negocios turbios.
El Ministerio Público está investigando a fondo qué tan lejos llegó esta maraña, porque creen que hay más víctimas que aún no han reportado el robo. Ahora están analizando los teléfonos y computadoras que encontraron en los allanamientos para ver si logran recuperar más datos y poner tras las rejas a todos los involucrados. Que no se piensen que van a escapar impunes, ¡claro que no!
Los expertos recomiendan a la población tener mucho cuidado con los correos electrónicos y mensajes de texto sospechosos. No hacer clic en enlaces desconocidos, verificar siempre la autenticidad de los sitios web y nunca proporcionar información personal o financiera a través de canales inseguros. En fin, que estén atentos porque estos farsantes son muy hábiles para engañar a la gente.
Después de todo este escándalo, la pregunta que me hago es: ¿Confías tú en los links que recibes por correo electrónico o WhatsApp? ¿Crees que las entidades bancarias deberían implementar medidas más estrictas para proteger a sus clientes contra estas estafas cibernéticas? ¡Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos tu experiencia!
