¡Ay, Dios mío! Esto de Barrio Dent se ha vuelto una telenovela, ¿eh? Otro día de lluvia torrencial y otra vez la calle 39 convertida en río. Don Juan Carlos, que lleva tres años viviendo allá, me contaba que nunca había visto tanta agua así. Y eso que él ha aguantado unos aguaceros, mándale!
La cosa pinta fea, porque esto no es la primera vez que les pasa. Parece que los vecinos se han resignado a vivir con el agua hasta las rodillas cada vez que llueve fuerte. Te cuento, dicen que ya ni se sorprenden, pura rutina de limpiar barro y escombros después de cada tormenta. ¡Una torta lo que viven!
Y claro, la frustración se siente en el aire. Una doña me decía, entre lágrimas, que ya le han pedido ayuda a la municipalidad mil veces, pero que parece que se hacen los sordos. '¿Cuándo nos van a echar una mano?', preguntaba, con la cara llena de barro. No sé ustedes, pero yo creo que ya llegó el momento de que alguien escuche.
La verdad, la escena es dantesca. Madera flotando, muebles destrozados, electrodomésticos hundidos... imagínate perder la nevera y la lavadora en un santiamán. Un vecino, desconsolado, me comentaba que se fue al traste casi todo lo que tenía. ¡Qué sal! Uno se queda pensando en cómo va a salir adelante ahora.
Los carros de limpieza de la Municipalidad de Montes de Oca andan ahí, sí, pero con unas palas, ¿me entiendes? Como si eso fuera a solucionar el problema. Necesitan maquinaria pesada, drenajes adecuados y, sobre todo, una solución a largo plazo. Porque esto no es un capricho de la naturaleza, es una falla estructural que necesita atención urgente.
Y hablando de soluciones, algunos señalan que el problema viene desde arriba, con todas esas construcciones que se han hecho en las montañas sin ningún tipo de planificación. Dicen que el agua no tiene dónde caer y termina inundando Barrio Dent. Esa vara, claro, nadie la quiere tocar, porque involucra intereses muy poderosos. ¡Qué carga!
Pero no todo es tristeza y desesperanza. Algunos vecinos, a pesar de todo, siguen luchando por mejorar su calidad de vida. Se organizan, limpian sus calles, piden ayuda a organizaciones sociales… son guerreros, mándales un saludo. Han demostrado que, aunque la vida les dé patadas, siempre se levantan con más ganas.
En fin, la situación en Barrio Dent es crítica y requiere de una intervención inmediata. Pero me pregunto, ¿cuánto tiempo más tendrán que aguantar estos vecinos estas inundaciones recurrentes? ¿Será que realmente estamos dispuestos a invertir en infraestructuras resilientes o vamos a seguir ignorando a quienes viven en zonas vulnerables? ¡Dime tú qué piensas!
La cosa pinta fea, porque esto no es la primera vez que les pasa. Parece que los vecinos se han resignado a vivir con el agua hasta las rodillas cada vez que llueve fuerte. Te cuento, dicen que ya ni se sorprenden, pura rutina de limpiar barro y escombros después de cada tormenta. ¡Una torta lo que viven!
Y claro, la frustración se siente en el aire. Una doña me decía, entre lágrimas, que ya le han pedido ayuda a la municipalidad mil veces, pero que parece que se hacen los sordos. '¿Cuándo nos van a echar una mano?', preguntaba, con la cara llena de barro. No sé ustedes, pero yo creo que ya llegó el momento de que alguien escuche.
La verdad, la escena es dantesca. Madera flotando, muebles destrozados, electrodomésticos hundidos... imagínate perder la nevera y la lavadora en un santiamán. Un vecino, desconsolado, me comentaba que se fue al traste casi todo lo que tenía. ¡Qué sal! Uno se queda pensando en cómo va a salir adelante ahora.
Los carros de limpieza de la Municipalidad de Montes de Oca andan ahí, sí, pero con unas palas, ¿me entiendes? Como si eso fuera a solucionar el problema. Necesitan maquinaria pesada, drenajes adecuados y, sobre todo, una solución a largo plazo. Porque esto no es un capricho de la naturaleza, es una falla estructural que necesita atención urgente.
Y hablando de soluciones, algunos señalan que el problema viene desde arriba, con todas esas construcciones que se han hecho en las montañas sin ningún tipo de planificación. Dicen que el agua no tiene dónde caer y termina inundando Barrio Dent. Esa vara, claro, nadie la quiere tocar, porque involucra intereses muy poderosos. ¡Qué carga!
Pero no todo es tristeza y desesperanza. Algunos vecinos, a pesar de todo, siguen luchando por mejorar su calidad de vida. Se organizan, limpian sus calles, piden ayuda a organizaciones sociales… son guerreros, mándales un saludo. Han demostrado que, aunque la vida les dé patadas, siempre se levantan con más ganas.
En fin, la situación en Barrio Dent es crítica y requiere de una intervención inmediata. Pero me pregunto, ¿cuánto tiempo más tendrán que aguantar estos vecinos estas inundaciones recurrentes? ¿Será que realmente estamos dispuestos a invertir en infraestructuras resilientes o vamos a seguir ignorando a quienes viven en zonas vulnerables? ¡Dime tú qué piensas!