¡Ay, Dios mío! Imagínate ahí arriba, tranquilo, pensando en llegar a Corea para comerte unas galbi, y de repente… ¡pum! Un incendio a bordo. Pues eso le pasó a los 160 pasajeros y la tripulación de un vuelo de Air China que salió de Hangzhou camino a Seúl este fin de semana. Una batería de litio, esas que usamos pa’ cargar los celulares y demás, decidió explotar en medio del aire. ¡Qué despache!
Al parecer, la batería estaba guardada en un compartimento superior del avión. De acuerdo a algunos videos que circularon en redes sociales chinas, las llamas y el humo se extendieron rapidísimo, creando un ambiente caótico. Los pasajeros, entre quejumbros y asustados, empezaron a usar extintores, tratando de controlar la situación. Algunos testigos dicen que se escuchó una explosión bien fuerte justo antes de que prendiera el fuego. Menos mal que la reacción fue rápida y pudieron evitar algo peor.
Esto no es la primera vez que ocurre, varas. En Asia ya se habían dado casos parecidos este año. En mayo, un vuelo de China Southern Airlines tuvo que regresar al aeropuerto por un power bank que soltó humo, y en enero otro vuelo de Air Busan tuvo un problema similar, aunque afortunadamente solo dejó unos cuantos pasajeros con heridas ligeritas. Parece que estas baterías, aunque nos facilitan la vida, también tienen su lado oscuro y peligroso. No es broma, la tecnología está avanzando rápido, pero la seguridad hay que ponérsela al día.
Las autoridades competentes, como la Administración Federal de Aviación (FAA), llevan tiempo alertando sobre el riesgo de “fuga térmica” en estas baterías. Este proceso, explicado fácil, es cuando la batería se calienta demasiado y puede provocar una explosión. Esto pasa si la celda está dañada, si se recarga de más o si entra en contacto con agua. Por eso, las aerolíneas restringen tanto el transporte de estas baterías en el equipaje facturado y la TSA (el equivalente a nuestra policía de aeropuertos allá) exige que se lleven en el equipaje de mano, con un límite de potencia definido.
Ahora, claro, esto ha levantado mucha polémica. Muchos pasajeros se preguntan cómo es posible que una batería pueda causar tanto daño, y otros critican las restricciones impuestas por las aerolíneas. Pero, diay, ¿qué podemos hacer? Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen? La seguridad siempre debe ser lo primero, aunque a veces tengamos que sacrificar algunas comodidades. Lo importante es que nadie resultó herido en este incidente de Air China. Eso sí es qué alivio.
Después del susto, el avión se vio obligado a aterrizar de emergencia en el Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghái. Imagínense el momento, después de haber estado pegados a sus asientos temblando de miedo, tener que bajar del avión y esperar a que te manden otro aparato para terminar el viaje. Al final, los pasajeros fueron transferidos a un vuelo de reemplazo que los llevó a Incheon, Corea del Sur, con varias horas de retraso. Menos mal que llegó y bien, a pesar de toda la bronca.
Este incidente vuelve a poner sobre la mesa la importancia de seguir las reglas, mi gente. Revisemos bien las indicaciones de las aerolíneas antes de viajar, aseguremos que nuestras baterías estén en buen estado y, sobre todo, estemos atentos a cualquier señal extraña durante el vuelo. Y ojo, porque estos aparatos andan en todos lados: celulares, laptops, tablets... Prácticamente dependemos de ellos para vivir. Con razón decían que el futuro sería eléctrico; parece que también trajo consigo nuevos desafíos.
En fin, ¿ustedes qué opinan? Después de escuchar este cuento, ¿cree que las regulaciones actuales sobre el transporte de baterías de litio son suficientes para garantizar la seguridad en los vuelos, o deberíamos ir por algo más radical? ¡Dejen sus comentarios abajo y discutamos este tema!
Al parecer, la batería estaba guardada en un compartimento superior del avión. De acuerdo a algunos videos que circularon en redes sociales chinas, las llamas y el humo se extendieron rapidísimo, creando un ambiente caótico. Los pasajeros, entre quejumbros y asustados, empezaron a usar extintores, tratando de controlar la situación. Algunos testigos dicen que se escuchó una explosión bien fuerte justo antes de que prendiera el fuego. Menos mal que la reacción fue rápida y pudieron evitar algo peor.
Esto no es la primera vez que ocurre, varas. En Asia ya se habían dado casos parecidos este año. En mayo, un vuelo de China Southern Airlines tuvo que regresar al aeropuerto por un power bank que soltó humo, y en enero otro vuelo de Air Busan tuvo un problema similar, aunque afortunadamente solo dejó unos cuantos pasajeros con heridas ligeritas. Parece que estas baterías, aunque nos facilitan la vida, también tienen su lado oscuro y peligroso. No es broma, la tecnología está avanzando rápido, pero la seguridad hay que ponérsela al día.
Las autoridades competentes, como la Administración Federal de Aviación (FAA), llevan tiempo alertando sobre el riesgo de “fuga térmica” en estas baterías. Este proceso, explicado fácil, es cuando la batería se calienta demasiado y puede provocar una explosión. Esto pasa si la celda está dañada, si se recarga de más o si entra en contacto con agua. Por eso, las aerolíneas restringen tanto el transporte de estas baterías en el equipaje facturado y la TSA (el equivalente a nuestra policía de aeropuertos allá) exige que se lleven en el equipaje de mano, con un límite de potencia definido.
Ahora, claro, esto ha levantado mucha polémica. Muchos pasajeros se preguntan cómo es posible que una batería pueda causar tanto daño, y otros critican las restricciones impuestas por las aerolíneas. Pero, diay, ¿qué podemos hacer? Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen? La seguridad siempre debe ser lo primero, aunque a veces tengamos que sacrificar algunas comodidades. Lo importante es que nadie resultó herido en este incidente de Air China. Eso sí es qué alivio.
Después del susto, el avión se vio obligado a aterrizar de emergencia en el Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghái. Imagínense el momento, después de haber estado pegados a sus asientos temblando de miedo, tener que bajar del avión y esperar a que te manden otro aparato para terminar el viaje. Al final, los pasajeros fueron transferidos a un vuelo de reemplazo que los llevó a Incheon, Corea del Sur, con varias horas de retraso. Menos mal que llegó y bien, a pesar de toda la bronca.
Este incidente vuelve a poner sobre la mesa la importancia de seguir las reglas, mi gente. Revisemos bien las indicaciones de las aerolíneas antes de viajar, aseguremos que nuestras baterías estén en buen estado y, sobre todo, estemos atentos a cualquier señal extraña durante el vuelo. Y ojo, porque estos aparatos andan en todos lados: celulares, laptops, tablets... Prácticamente dependemos de ellos para vivir. Con razón decían que el futuro sería eléctrico; parece que también trajo consigo nuevos desafíos.
En fin, ¿ustedes qué opinan? Después de escuchar este cuento, ¿cree que las regulaciones actuales sobre el transporte de baterías de litio son suficientes para garantizar la seguridad en los vuelos, o deberíamos ir por algo más radical? ¡Dejen sus comentarios abajo y discutamos este tema!
