Es probable que toda la vida hayamos sido injustos con Enrique Bermúdez de la Serna, y al tener la oportunidad de escucharlo a diario en Sudáfrica 2010 nos podamos percatar que hemos vivido en un error.
Si lo han seguido con detenimiento en este Mundial, tendrán una idea de lo que les estoy hablando, pero si no, les cuento que se han descubierto atributos inimaginables para el comentarista de Televisa.
El "Perro" es un gran estadista: ¡Qué Mijail Gorbachov ni qué la fregada! Bermúdez hizo su "Perrostroika" y en unos cuantos minutos revivió a la URSS, pues en el juego de Portugal contra Costa de Marfil dijo que el luso-venezolano Danny jugaba para el Zenit "¡de la Unieeén de Repúbliqueeés Socialisteeés Sovietiqueeés!". Y no lo dijo una, ni dos... ¡sino cuatro veces!
Ah, pero luego ayer prosiguió con sus funciones diplomáticas, pues en el juego de EU vs. Eslovenia comentó que uno de los gringos había jugado en el Stándard de Liégica... imagínense, Bermúdez acaba de fundar una nueva nación europea.
Me imagino que Liechtenstein, harto de ser siempre humillado en las eliminatorias mundialistas, habrá decidido anexarse a Bélgica, claro, exigiendo a cambio que les mandaran al Stándard de Lieja, y nosotros ni cuenta nos dimos por andar viendo el Mundial.
Pero también resultó que el "Perro" es un excelente promotor, y ni Memo Lara y Carlos Hurtado juntos merecen siquiera bolearle los zapatos: cómo ven que en menos de 90 minutos vendió a Rafa Márquez al Real Madrid y llevó a un nuevo jugador méxico-brasileño al Tri cuando anunció que la llevaba Giovani "Da Silva", quien por cierto se movía, jugaba y desbordaba igualito que Giovani dos Santos. Todo esto mientras narraba el juego de México contra los franceses ¡lo que es saber negociar!
¿No creen, entonces, que hemos juzgado mal a este señor?
¿Queeé? ¿De que se ríeeen?