¡Ay, Dios mío, qué catapús! La situación en Puerto Caldera se puso más que fea y los empresarios no andan jugando. Ya le están echando presión a la Contraloría General de la República para que se apuren con el trámite de la nueva concesión, porque dicen que el puerto está al borde del colapso y eso nos puede salir caro a todos los costarricenses, diay.
El ministro Manuel Tovar, quien anda tratando de ponerle parche a la cosa, salió a decir que el gobierno está totalmente de acuerdo con los empresarios. Según él, ya era hora de que la Contraloría se moviera, porque si no, vamos a terminar pagando las consecuencias en los precios de la comida y demás cosas que necesitamos en casa. ¿Se imaginan el fiaco que sería?
La bronca viene de lejos, mae. Ya van casi diez años de que se vienen reportando problemas con Caldera, pero parece que nadie quería hacer nada hasta que la situación llegó a tal punto que ni los políticos pueden ignorarla. Tovar dice que sí se han hecho algunas cositas, pero reconoce que la Contraloría está demorando mucho en darle luz verde a la licitación internacional.
Y ojo, que no es cualquier licitación. Esta se hizo con ayuda de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, pura gente experta en estas vainas a nivel mundial. Le pusieron toda la carne al asador para que todo salga bien, pero la burocracia, esos son los verdaderos campeones en echar a perder los planes, chunches.
El problema es que los oferentes, los que quieren construir el nuevo puerto, están presentando objeciones y la Contraloría, en lugar de revisarlas rápido y tomar una decisión, se toma 30 días por cada una. ¡Treinta días, idiay! Así nunca vamos a llegar a ningún lado. El ministro propone que busquen otras formas de agilizar el proceso, como pedir aclaraciones en lugar de tener que empezar todo desde cero.
Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los consumidores? Pues que los alimentos básicos, y muchas otras cosas que importamos, van a seguir siendo más caras mientras Caldera siga en esta situación. Además, los productores y exportadores también están perdiendo dinero por los retrasos y las complicaciones en el transporte de sus productos. ¡Es un círculo vicioso!
El INCOP ya ha intentado ponerle un poco de oxígeno al puerto, pero dice Tovar, “ya la situación llegó al límite”. Ya varios sectores productivos, cansados de esperar, están buscando rutas alternativas por Limón e incluso Panamá para poder sacar sus mercancías. ¡Imagínate el esfuerzo extra que tienen que hacer!”, brete complicado, vaya.
Así que, amigos, estamos en una situación delicada. La pelota está en el tejado de la Contraloría General de la República. ¿Será que finalmente podrán resolver este problema antes de que Puerto Caldera se vaya al traste y afecte la economía de nuestro país? ¿Creen que el gobierno debería tomar medidas más drásticas para presionar a la Contraloría y asegurar que la licitación avance a buen ritmo?
El ministro Manuel Tovar, quien anda tratando de ponerle parche a la cosa, salió a decir que el gobierno está totalmente de acuerdo con los empresarios. Según él, ya era hora de que la Contraloría se moviera, porque si no, vamos a terminar pagando las consecuencias en los precios de la comida y demás cosas que necesitamos en casa. ¿Se imaginan el fiaco que sería?
La bronca viene de lejos, mae. Ya van casi diez años de que se vienen reportando problemas con Caldera, pero parece que nadie quería hacer nada hasta que la situación llegó a tal punto que ni los políticos pueden ignorarla. Tovar dice que sí se han hecho algunas cositas, pero reconoce que la Contraloría está demorando mucho en darle luz verde a la licitación internacional.
Y ojo, que no es cualquier licitación. Esta se hizo con ayuda de la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial, pura gente experta en estas vainas a nivel mundial. Le pusieron toda la carne al asador para que todo salga bien, pero la burocracia, esos son los verdaderos campeones en echar a perder los planes, chunches.
El problema es que los oferentes, los que quieren construir el nuevo puerto, están presentando objeciones y la Contraloría, en lugar de revisarlas rápido y tomar una decisión, se toma 30 días por cada una. ¡Treinta días, idiay! Así nunca vamos a llegar a ningún lado. El ministro propone que busquen otras formas de agilizar el proceso, como pedir aclaraciones en lugar de tener que empezar todo desde cero.
Pero, ¿qué significa esto para nosotros, los consumidores? Pues que los alimentos básicos, y muchas otras cosas que importamos, van a seguir siendo más caras mientras Caldera siga en esta situación. Además, los productores y exportadores también están perdiendo dinero por los retrasos y las complicaciones en el transporte de sus productos. ¡Es un círculo vicioso!
El INCOP ya ha intentado ponerle un poco de oxígeno al puerto, pero dice Tovar, “ya la situación llegó al límite”. Ya varios sectores productivos, cansados de esperar, están buscando rutas alternativas por Limón e incluso Panamá para poder sacar sus mercancías. ¡Imagínate el esfuerzo extra que tienen que hacer!”, brete complicado, vaya.
Así que, amigos, estamos en una situación delicada. La pelota está en el tejado de la Contraloría General de la República. ¿Será que finalmente podrán resolver este problema antes de que Puerto Caldera se vaya al traste y afecte la economía de nuestro país? ¿Creen que el gobierno debería tomar medidas más drásticas para presionar a la Contraloría y asegurar que la licitación avance a buen ritmo?
