¡Ay, Dios mío! Esto sí que se puso feo por Cartago. Las lluvias han sido de otro mundo, y la situación ya está dando qué hablar. La Cruz Roja tuvo que meterse hasta donde no hay carretera para rescatar a una doña de casi noventa años, atrapada en medio de la crecida de un río. ¡Imagínate el susto!
Todo empezó este viernes con lluvias torrenciales que no le dieron tregua a la provincia. San Isidro, Barranca, El Guarco y Higuito fueron los lugares más afectados, con niveles de agua que nunca habíamos visto por esos lados. La gente estaba preocupadísima, porque además de los hogares, varias construcciones sufrieron daños considerables, y algunas zonas quedaron incomunicadas. Parece que el clima se nos fue al traste.
En medio de este panorama complicado, la alarma saltó en una escuela del lugar. Los alumnos estaban ahí tranquilos cuando de repente vieron cómo el agua empezaba a entrar a los patios. No había tiempo que perder; rápidamente se movilizaron para evacuar a todos los niños y profesores a un sitio seguro. Ojalá estos nenes estén bien y no hayan pasado demasiado miedo, porque eso no tiene arreglo.
La CRC respondió rápido, movilizando ocho equipos, incluyendo unidades de rescate y de apoyo básico. Trabajaron incansablemente contra reloj, tratando de llegar a todas las personas afectadas y brindarles la ayuda necesaria. Varios vecinos comentan que las operaciones de rescate fueron bastante complicadas debido a la fuerza de la corriente y la dificultad para acceder a algunas áreas.
Pero bueno, no todo es drama. A pesar del momento difícil, se ha visto mucha solidaridad entre los cartagüeños. Vecinos ayudando a vecinos, ofreciendo comida y refugio a quienes perdieron sus casas. Eso sí es pura vida, ¿verdad? Un ejemplo claro de cómo nos levantamos cuando alguien necesita una mano. Ese espíritu es lo que nos define como ticos, diay.
Expertos meteorológicos advierten que estas lluvias podrían continuar en los próximos días, por lo que piden tomar precauciones. Recomiendan evitar transitar por zonas de riesgo, mantener los desagües limpios y estar atentos a las indicaciones de las autoridades. ¡Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela! Este brete nos recuerda que tenemos que cuidarnos mutuamente y prepararnos para enfrentar cualquier eventualidad.
Algunos políticos ya están sacando pecho hablando de medidas y soluciones a largo plazo, pero la verdad es que ahora lo importante es ayudar a los damnificados y garantizar su seguridad. Veremos si de estas promesas sale algo concreto, porque estamos cansados de escuchar lo mismo año tras año. Que hagan las cosas bien, porfa, que esto ya no puede seguir siendo una vara constante en nuestro país.
En fin, la situación en Cartago sigue siendo delicada, aunque los esfuerzos de rescate y la solidaridad de la comunidad dan esperanza. Pero me pregunto, ¿cree usted que las instituciones públicas están realmente preparadas para enfrentar este tipo de emergencias climáticas extremas, o seguimos esperando a que pase lo peor para reaccionar?
Todo empezó este viernes con lluvias torrenciales que no le dieron tregua a la provincia. San Isidro, Barranca, El Guarco y Higuito fueron los lugares más afectados, con niveles de agua que nunca habíamos visto por esos lados. La gente estaba preocupadísima, porque además de los hogares, varias construcciones sufrieron daños considerables, y algunas zonas quedaron incomunicadas. Parece que el clima se nos fue al traste.
En medio de este panorama complicado, la alarma saltó en una escuela del lugar. Los alumnos estaban ahí tranquilos cuando de repente vieron cómo el agua empezaba a entrar a los patios. No había tiempo que perder; rápidamente se movilizaron para evacuar a todos los niños y profesores a un sitio seguro. Ojalá estos nenes estén bien y no hayan pasado demasiado miedo, porque eso no tiene arreglo.
La CRC respondió rápido, movilizando ocho equipos, incluyendo unidades de rescate y de apoyo básico. Trabajaron incansablemente contra reloj, tratando de llegar a todas las personas afectadas y brindarles la ayuda necesaria. Varios vecinos comentan que las operaciones de rescate fueron bastante complicadas debido a la fuerza de la corriente y la dificultad para acceder a algunas áreas.
Pero bueno, no todo es drama. A pesar del momento difícil, se ha visto mucha solidaridad entre los cartagüeños. Vecinos ayudando a vecinos, ofreciendo comida y refugio a quienes perdieron sus casas. Eso sí es pura vida, ¿verdad? Un ejemplo claro de cómo nos levantamos cuando alguien necesita una mano. Ese espíritu es lo que nos define como ticos, diay.
Expertos meteorológicos advierten que estas lluvias podrían continuar en los próximos días, por lo que piden tomar precauciones. Recomiendan evitar transitar por zonas de riesgo, mantener los desagües limpios y estar atentos a las indicaciones de las autoridades. ¡Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela! Este brete nos recuerda que tenemos que cuidarnos mutuamente y prepararnos para enfrentar cualquier eventualidad.
Algunos políticos ya están sacando pecho hablando de medidas y soluciones a largo plazo, pero la verdad es que ahora lo importante es ayudar a los damnificados y garantizar su seguridad. Veremos si de estas promesas sale algo concreto, porque estamos cansados de escuchar lo mismo año tras año. Que hagan las cosas bien, porfa, que esto ya no puede seguir siendo una vara constante en nuestro país.
En fin, la situación en Cartago sigue siendo delicada, aunque los esfuerzos de rescate y la solidaridad de la comunidad dan esperanza. Pero me pregunto, ¿cree usted que las instituciones públicas están realmente preparadas para enfrentar este tipo de emergencias climáticas extremas, o seguimos esperando a que pase lo peor para reaccionar?