¡Ay, Dios mío, qué fiestota nos tocó vivir este fin de semana en Cartago! Las lluvias llegaron con ganas, dignas de una película de terror, dejando a varios sectores del este del país sumidos en el caos. Desde Taras hasta Ochomogo, pasando por La Unión, parece que el cielo se le vino encima a todos.
La cosa empezó el sábado, con aguaceros intensos que rápidamente se convirtieron en una pesadilla para muchos. Desbordamientos de ríos, acequias que parecían lagunas improvisadas, y hasta un tornadito que decidió hacer de las suyas, arrancando árboles como si fueran ramitas secas. Uno de los momentos más críticos ocurrió en el sector de Ochomogo, muy cerquita del plantel de Recope, donde un árbolazo cayó justo sobre un carril de la Florencio del Castillo, bloqueando el paso entre Cartago y San José. ¡Imagínate el bajone!
Mario Redondo, nuestro alcalde, no se anduvo con rodeos: “El sector este y noreste de Cartago se vio golpeado fuerte por estas lluvias, llegando incluso a tener un pequeño tornado. Esto resultó en desbordes, caídas de árboles, y el cierre de un carril de la Florencio, generando un colapso vial considerable”. Según algunos conductores, el viaje tardó hasta dos horas, lo cual es una eternidad para los que conocemos esos carreteros. ¡Una torta!
Y ni hablar de la situación en Tres Ríos, donde el río se salió de madre en la ruta hacia La Carpintera. Hubo que cerrarla rápidamente mientras limpiaban el lodo y los escombros. La verdad, da gusto ver cómo las autoridades reaccionan, siempre atentos y coordinados con la Cruz Roja y los bomberos, aunque la prevención siempre sería la clave, ¿no creen?
Pero no todo fue drama. Por fortuna, hasta ahora, no se han reportado víctimas humanas, solo daños materiales. Aunque eso no significa que hayan sido leves. Recordemos lo que pasó hace poco en Barrio Dent, donde las lluvias arrasaron con casas enteras, carros quedaron hechos pedazos, muebles destruidos, electrodomésticos varados… ¡una tragedia! Esa quebrada Los Negritos se tragó todo a su paso, alcanzando niveles jamás vistos. ¡Qué sal!
Como bien dijo el alcalde, octubre y noviembre suelen ser los meses más lluviosos en Cartago, así que ya deberíamos saberlo. Lo preocupante es que seguimos viendo las mismas escenas año tras año: hogares vulnerables, sistemas de drenaje insuficientes, falta de planificación urbana... Parece que no aprendemos la lección. Se ha estado trabajando en el río Taras, pero ¿será suficiente para evitar futuras tragedias? Hay que ponerle más brete a esto, maes.
Ahora, miramos las fotos de La Carpintera, un sector que se quedó bajo agua. Las imágenes hablan por sí solas: calles inundadas, casas a medio sumergir, vehículos atrapados en el barro… Da tristeza ver cómo la naturaleza puede arruinarle la vida a alguien en cuestión de minutos. También es impresionante la capacidad de recuperación de la gente, siempre dispuesta a salir adelante a pesar de las adversidades. Un ejemplo de resiliencia pura.
En fin, este episodio nos deja varias preguntas en el aire. ¿Realmente estamos haciendo lo suficiente para adaptarnos al cambio climático? ¿Será que necesitamos invertir más en infraestructura y educación para la gestión de riesgos? ¿Cómo podemos proteger a las comunidades más vulnerables ante estos fenómenos naturales cada vez más frecuentes? Díganme, ¿ustedes qué piensan? ¿Qué medidas deberían tomarse para evitar que situaciones como ésta se repitan en el futuro?
La cosa empezó el sábado, con aguaceros intensos que rápidamente se convirtieron en una pesadilla para muchos. Desbordamientos de ríos, acequias que parecían lagunas improvisadas, y hasta un tornadito que decidió hacer de las suyas, arrancando árboles como si fueran ramitas secas. Uno de los momentos más críticos ocurrió en el sector de Ochomogo, muy cerquita del plantel de Recope, donde un árbolazo cayó justo sobre un carril de la Florencio del Castillo, bloqueando el paso entre Cartago y San José. ¡Imagínate el bajone!
Mario Redondo, nuestro alcalde, no se anduvo con rodeos: “El sector este y noreste de Cartago se vio golpeado fuerte por estas lluvias, llegando incluso a tener un pequeño tornado. Esto resultó en desbordes, caídas de árboles, y el cierre de un carril de la Florencio, generando un colapso vial considerable”. Según algunos conductores, el viaje tardó hasta dos horas, lo cual es una eternidad para los que conocemos esos carreteros. ¡Una torta!
Y ni hablar de la situación en Tres Ríos, donde el río se salió de madre en la ruta hacia La Carpintera. Hubo que cerrarla rápidamente mientras limpiaban el lodo y los escombros. La verdad, da gusto ver cómo las autoridades reaccionan, siempre atentos y coordinados con la Cruz Roja y los bomberos, aunque la prevención siempre sería la clave, ¿no creen?
Pero no todo fue drama. Por fortuna, hasta ahora, no se han reportado víctimas humanas, solo daños materiales. Aunque eso no significa que hayan sido leves. Recordemos lo que pasó hace poco en Barrio Dent, donde las lluvias arrasaron con casas enteras, carros quedaron hechos pedazos, muebles destruidos, electrodomésticos varados… ¡una tragedia! Esa quebrada Los Negritos se tragó todo a su paso, alcanzando niveles jamás vistos. ¡Qué sal!
Como bien dijo el alcalde, octubre y noviembre suelen ser los meses más lluviosos en Cartago, así que ya deberíamos saberlo. Lo preocupante es que seguimos viendo las mismas escenas año tras año: hogares vulnerables, sistemas de drenaje insuficientes, falta de planificación urbana... Parece que no aprendemos la lección. Se ha estado trabajando en el río Taras, pero ¿será suficiente para evitar futuras tragedias? Hay que ponerle más brete a esto, maes.
Ahora, miramos las fotos de La Carpintera, un sector que se quedó bajo agua. Las imágenes hablan por sí solas: calles inundadas, casas a medio sumergir, vehículos atrapados en el barro… Da tristeza ver cómo la naturaleza puede arruinarle la vida a alguien en cuestión de minutos. También es impresionante la capacidad de recuperación de la gente, siempre dispuesta a salir adelante a pesar de las adversidades. Un ejemplo de resiliencia pura.
En fin, este episodio nos deja varias preguntas en el aire. ¿Realmente estamos haciendo lo suficiente para adaptarnos al cambio climático? ¿Será que necesitamos invertir más en infraestructura y educación para la gestión de riesgos? ¿Cómo podemos proteger a las comunidades más vulnerables ante estos fenómenos naturales cada vez más frecuentes? Díganme, ¿ustedes qué piensan? ¿Qué medidas deberían tomarse para evitar que situaciones como ésta se repitan en el futuro?
