¡Ay, Dios mío! Este caso de Ángel David Mena Vargas me tiene sacada de onda. El muchacho, que estudia en el CTP Roberto Gamboa de Desamparados, se graduó como Bachiller en Educación Media, ¡y vaya si tuvo que luchar para lograrlo! Imagínense, un joven sordo que encima tiene que batallar contra el papeleo burocrático del Ministerio de Educación… ¡Qué torta!
Todo empezó cuando la mamá de Ángel, Doña Vargas, denunció que el MEP le puso una prueba auditiva de lengua extranjera a su hijo. ¡Un despache tremendo! Según Doña Vargas, y con toda la razón del mundo, a Ángel no le correspondía ese examen, pues su condición de pérdida auditiva está clarísima en las regulaciones del ministerio. Esto ya ven, te deja con la boca abierta, ¿verdad?
La ‘Tabla de Codificación de Apoyos Educativos’ dice textualmente que los estudiantes con pérdida auditiva, incluso si usan audífonos, no deberían estar haciendo pruebas de comprensión oral en otro idioma. Ángel se comunica principalmente leyendo los labios, ¡comprensivo! Pero ahí estaba el MEP, pegándole duro con el examen y poniéndole un nivel A1, cuando necesitaba A2 para poder graduarse. ¡Parece mentira, pero es real!
Después de varios intentos fallidos de apelar la nota, Doña Vargas se encontró con que el colegio le pasaba la pelota, diciéndole que ella tenía que hacer el trámite. ¡Uf! Entre que te pasan de un lado para otro, los papeles que tienes que llenar, y la incertidumbre, es un brete. Pero la señora no se dejó amedrentar y siguió luchando por su hijo, demostrando que cuando una madre se pone las pilas, ¡no hay quien la pare!
Finalmente, después de una reunión con el MEP, lograron solucionar el problema. Parece que alguien se equivocó en el registro inicial de la condición de Ángel, y el Ministerio corrigió el error. Con eso, se anuló la nota de aplazado y Ángel pudo celebrar su graduación junto a sus compañeros. ¡Menos mal que las cosas se arreglaron!
Doña Vargas aprovecho la oportunidad para mandar un mensaje a todos los padres que están pasando por situaciones similares. “No se queden calladitos,” les dijo, “investiguen, busquen información, utilicen los medios que tienen a su alcance.” Y es que, con tanta ley y regulación, a veces uno se siente perdido, pero con un poco de empeño, se pueden conseguir resultados.
Lo que más me preocupa, y creo que debería preocuparnos a todos, es que este no es un caso aislado. Resulta que otra estudiante, María de los Ángeles Víquez, también sufrió la injusticia de que le aplicaran una prueba auditiva de lengua extranjera, a pesar de tener pérdida total en un oído. ¡Qué sal! Parece que el MEP todavía tiene mucho que aprender en cuanto a inclusión y respeto por la diversidad.
Este caso de Ángel y de otras estudiantes nos demuestra que aún queda mucho camino por recorrer para garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos los niños y jóvenes de Costa Rica. ¿Creen que el MEP tomará medidas para evitar que estos casos se repitan en el futuro, o seguiremos viendo estas injusticias ocurriendo en nuestras escuelas? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, necesito saber qué piensan ustedes!
Todo empezó cuando la mamá de Ángel, Doña Vargas, denunció que el MEP le puso una prueba auditiva de lengua extranjera a su hijo. ¡Un despache tremendo! Según Doña Vargas, y con toda la razón del mundo, a Ángel no le correspondía ese examen, pues su condición de pérdida auditiva está clarísima en las regulaciones del ministerio. Esto ya ven, te deja con la boca abierta, ¿verdad?
La ‘Tabla de Codificación de Apoyos Educativos’ dice textualmente que los estudiantes con pérdida auditiva, incluso si usan audífonos, no deberían estar haciendo pruebas de comprensión oral en otro idioma. Ángel se comunica principalmente leyendo los labios, ¡comprensivo! Pero ahí estaba el MEP, pegándole duro con el examen y poniéndole un nivel A1, cuando necesitaba A2 para poder graduarse. ¡Parece mentira, pero es real!
Después de varios intentos fallidos de apelar la nota, Doña Vargas se encontró con que el colegio le pasaba la pelota, diciéndole que ella tenía que hacer el trámite. ¡Uf! Entre que te pasan de un lado para otro, los papeles que tienes que llenar, y la incertidumbre, es un brete. Pero la señora no se dejó amedrentar y siguió luchando por su hijo, demostrando que cuando una madre se pone las pilas, ¡no hay quien la pare!
Finalmente, después de una reunión con el MEP, lograron solucionar el problema. Parece que alguien se equivocó en el registro inicial de la condición de Ángel, y el Ministerio corrigió el error. Con eso, se anuló la nota de aplazado y Ángel pudo celebrar su graduación junto a sus compañeros. ¡Menos mal que las cosas se arreglaron!
Doña Vargas aprovecho la oportunidad para mandar un mensaje a todos los padres que están pasando por situaciones similares. “No se queden calladitos,” les dijo, “investiguen, busquen información, utilicen los medios que tienen a su alcance.” Y es que, con tanta ley y regulación, a veces uno se siente perdido, pero con un poco de empeño, se pueden conseguir resultados.
Lo que más me preocupa, y creo que debería preocuparnos a todos, es que este no es un caso aislado. Resulta que otra estudiante, María de los Ángeles Víquez, también sufrió la injusticia de que le aplicaran una prueba auditiva de lengua extranjera, a pesar de tener pérdida total en un oído. ¡Qué sal! Parece que el MEP todavía tiene mucho que aprender en cuanto a inclusión y respeto por la diversidad.
Este caso de Ángel y de otras estudiantes nos demuestra que aún queda mucho camino por recorrer para garantizar una educación inclusiva y equitativa para todos los niños y jóvenes de Costa Rica. ¿Creen que el MEP tomará medidas para evitar que estos casos se repitan en el futuro, o seguiremos viendo estas injusticias ocurriendo en nuestras escuelas? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, necesito saber qué piensan ustedes!
