¡Ay, Dios mío, qué historia más turbia! Resulta que en Estados Unidos, allá en California, están reabriendo un caso que te pone la piel de gallina. Una abuelita, doña María de Jesús Arroyo, de 80 añitos, falleció por hipotermia… ¡en una morgue!
Según cuentan, la señora sufrió un ataque cardíaco y la llevaron corriendo al centro médico White Memorial en Los Ángeles. Ahí, los doctores la declararon muerta y la enviaron directamente a la morgue. Pero parece que ahí empezó el despiste, porque días después, el personal que estaba preparando sus cosas la encontraron tirada boca abajo, toda golpeada y con la bolsita mortuoria medio abierta.
Lo peor de todo es que el informe final dictaminó que la causa real de su muerte fue, repito, ¡hipotermia! Imagínate, morir de frío en un lugar donde deberían estar cuidando los cuerpos... Qué despiche. Esto pinta muy feo, y ahora los familiares, que nunca dieron crédito a la idea de que la señora ya estuviera frita, han logrado que reabran la investigación.
Al principio, archivaron el caso pensando que no había motivos para sospechar que la señora siguiera viva al llegar a la morgue. Pero la insistencia de la familia dio fruto, y el Tribunal de Apelaciones le dijo “¡no señor!” a eso. Ahora van a volver a revisar todos los papeles, buscar responsables y aclarar qué pasó realmente en ese brete.
Este caso nos hace pensar mucho, ¿cómo puede pasar algo así en un lugar donde debería haber control y cuidado? Más aún, imagínate la angustia de los familiares, esperando saber qué pasó con su madre, su abuela… Ya ni hablar del susto que les debió dar recibir esas noticias tan terribles.
Para muchos, esto revela fallas graves en el sistema de salud estadounidense, específicamente en la supervisión de los pacientes y en los protocolos de manejo de cadáveres. Se habla de negligencia médica, de falta de capacitación del personal, e incluso de posible abuso. La verdad, es un cúmulo de factores que llevaron a esta tragedia.
En Costa Rica, aunque no estamos exentos de problemas en nuestro sistema de salud, estos casos extremos son rarísimos. Por supuesto, siempre hay espacio para mejorar y asegurarnos de que esto nunca ocurra aquí. Necesitamos estar atentos y exigir controles más estrictos en todas las instituciones médicas, desde los hospitales hasta las morgues.
Esta situación es tristísima y levanta muchas preguntas. ¿Cómo podemos evitar que tragedias como ésta se repitan, tanto allá como aquí? ¿Qué medidas creen ustedes que deberían tomar las autoridades para garantizar la seguridad y el respeto hacia los difuntos?
Según cuentan, la señora sufrió un ataque cardíaco y la llevaron corriendo al centro médico White Memorial en Los Ángeles. Ahí, los doctores la declararon muerta y la enviaron directamente a la morgue. Pero parece que ahí empezó el despiste, porque días después, el personal que estaba preparando sus cosas la encontraron tirada boca abajo, toda golpeada y con la bolsita mortuoria medio abierta.
Lo peor de todo es que el informe final dictaminó que la causa real de su muerte fue, repito, ¡hipotermia! Imagínate, morir de frío en un lugar donde deberían estar cuidando los cuerpos... Qué despiche. Esto pinta muy feo, y ahora los familiares, que nunca dieron crédito a la idea de que la señora ya estuviera frita, han logrado que reabran la investigación.
Al principio, archivaron el caso pensando que no había motivos para sospechar que la señora siguiera viva al llegar a la morgue. Pero la insistencia de la familia dio fruto, y el Tribunal de Apelaciones le dijo “¡no señor!” a eso. Ahora van a volver a revisar todos los papeles, buscar responsables y aclarar qué pasó realmente en ese brete.
Este caso nos hace pensar mucho, ¿cómo puede pasar algo así en un lugar donde debería haber control y cuidado? Más aún, imagínate la angustia de los familiares, esperando saber qué pasó con su madre, su abuela… Ya ni hablar del susto que les debió dar recibir esas noticias tan terribles.
Para muchos, esto revela fallas graves en el sistema de salud estadounidense, específicamente en la supervisión de los pacientes y en los protocolos de manejo de cadáveres. Se habla de negligencia médica, de falta de capacitación del personal, e incluso de posible abuso. La verdad, es un cúmulo de factores que llevaron a esta tragedia.
En Costa Rica, aunque no estamos exentos de problemas en nuestro sistema de salud, estos casos extremos son rarísimos. Por supuesto, siempre hay espacio para mejorar y asegurarnos de que esto nunca ocurra aquí. Necesitamos estar atentos y exigir controles más estrictos en todas las instituciones médicas, desde los hospitales hasta las morgues.
Esta situación es tristísima y levanta muchas preguntas. ¿Cómo podemos evitar que tragedias como ésta se repitan, tanto allá como aquí? ¿Qué medidas creen ustedes que deberían tomar las autoridades para garantizar la seguridad y el respeto hacia los difuntos?
