¡Ay, Dios mío! La cosa está que arde en la Asamblea Legislativa. Parece que Fernando Castillo Víquez, el magistrado de la Sala Constitucional, ya tiene todo listo para intentar agarrarse al puesto por otros ocho años. Esto significa que, si lo logran, podríamos estar viendo al mae ese dando vueltas ahí dentro hasta el 2033, ¡casi media vida en el mismo brete!
Para los que no estén enterados, Castillo entró a la Sala en el 2009, con unos 39 votantes a favor. Por ley, los magistrados tienen un mandato de ocho años, pero la norma permite la reelección, como si estuvieran sembrando plántulas para que echen raíces profundas. Eso sí, para sacarle del cargo, necesitan juntarle 38 votos en contra, ¡una tarea casi imposible dada la dinámica política de este país!
Lo gracioso de todo esto es que en el 2017, cuando se suponía que iba a pasar por la evaluación de reelección, se armó un lío tremendo. Coincidió con la partida de Don Juan Marín, un exdiputado muy querido, y como muchos diputados estaban atendiendo los funerales, la votación se tuvo que posponer. En otras palabras, le regalaron la continuidad automáticamente. ¡Una suerte que ni el lotería!
Ahora, Castillo ha mandado un informe de ocho páginas donde explica todo lo que ha hecho durante estos años y básicamente le piden que siga en funciones. Claro, ¿quién va a querer dejar un puesto así? Con el poder que tiene un magistrado, puede influir en muchísimas decisiones que afectan a todos los costarricenses. Es un chunche importante, diay.
Pero, ¿quién es exactamente Fernando Castillo Víquez? Pues resulta que el mae tiene currículum para llenar un libro. Fue asesor de la Asamblea Legislativa, trabajó con varios ministros, incluso llegó a ser procurador constitucional. Su trayectoria abarca los tres poderes de la República, como dicen por ahí... un verdadero político curtido en mil batallas. Además, asumió la presidencia interina de la Sala en 2018 y luego fue ratificado como encargado del Tribunal en 2020; parece que está preparado para cualquier eventualidad.
Y hablando de preparación, el perfil de Castillo en la página de la Sala dice que tiene un doctorado en Derecho de la Universidad Escuela Libre de Derecho. ¡Eso suena potente! Se nota que el tipo le ha metido duro a los libros. Pero también hay que preguntarse si toda esa experiencia académica y laboral lo hace apto para seguir tomando decisiones que impactan la vida de todos nosotros. No digo que sea malo, pero es bueno analizarlo bien, ¿verdad?
Si finalmente lo reelectan, Castillo estaría cumpliendo un total de 24 años en la Sala Constitucional. ¡Imaginen eso! Casi un cuarto de siglo sentado en la misma silla, decidiendo qué es legal y qué no. Algunos dirán que es porque tiene mucho que aportar, otros pensarán que ya es hora de darle oportunidad a gente nueva con ideas frescas. La verdad es que, en Costa Rica, es común ver a personas aferrarse al poder, aunque parezca una “torta”.
Entonces, teniendo en cuenta todo esto –la larga trayectoria, la posibilidad de permanecer 24 años en la Sala, la forma en que escapó a la revisión en 2017–, me pregunto: ¿cree usted que Fernando Castillo Víquez merece otro período como magistrado, o debería abrirse espacio para nuevas voces en la justicia costarricense? Déjeme saber su opinión en los comentarios!
Para los que no estén enterados, Castillo entró a la Sala en el 2009, con unos 39 votantes a favor. Por ley, los magistrados tienen un mandato de ocho años, pero la norma permite la reelección, como si estuvieran sembrando plántulas para que echen raíces profundas. Eso sí, para sacarle del cargo, necesitan juntarle 38 votos en contra, ¡una tarea casi imposible dada la dinámica política de este país!
Lo gracioso de todo esto es que en el 2017, cuando se suponía que iba a pasar por la evaluación de reelección, se armó un lío tremendo. Coincidió con la partida de Don Juan Marín, un exdiputado muy querido, y como muchos diputados estaban atendiendo los funerales, la votación se tuvo que posponer. En otras palabras, le regalaron la continuidad automáticamente. ¡Una suerte que ni el lotería!
Ahora, Castillo ha mandado un informe de ocho páginas donde explica todo lo que ha hecho durante estos años y básicamente le piden que siga en funciones. Claro, ¿quién va a querer dejar un puesto así? Con el poder que tiene un magistrado, puede influir en muchísimas decisiones que afectan a todos los costarricenses. Es un chunche importante, diay.
Pero, ¿quién es exactamente Fernando Castillo Víquez? Pues resulta que el mae tiene currículum para llenar un libro. Fue asesor de la Asamblea Legislativa, trabajó con varios ministros, incluso llegó a ser procurador constitucional. Su trayectoria abarca los tres poderes de la República, como dicen por ahí... un verdadero político curtido en mil batallas. Además, asumió la presidencia interina de la Sala en 2018 y luego fue ratificado como encargado del Tribunal en 2020; parece que está preparado para cualquier eventualidad.
Y hablando de preparación, el perfil de Castillo en la página de la Sala dice que tiene un doctorado en Derecho de la Universidad Escuela Libre de Derecho. ¡Eso suena potente! Se nota que el tipo le ha metido duro a los libros. Pero también hay que preguntarse si toda esa experiencia académica y laboral lo hace apto para seguir tomando decisiones que impactan la vida de todos nosotros. No digo que sea malo, pero es bueno analizarlo bien, ¿verdad?
Si finalmente lo reelectan, Castillo estaría cumpliendo un total de 24 años en la Sala Constitucional. ¡Imaginen eso! Casi un cuarto de siglo sentado en la misma silla, decidiendo qué es legal y qué no. Algunos dirán que es porque tiene mucho que aportar, otros pensarán que ya es hora de darle oportunidad a gente nueva con ideas frescas. La verdad es que, en Costa Rica, es común ver a personas aferrarse al poder, aunque parezca una “torta”.
Entonces, teniendo en cuenta todo esto –la larga trayectoria, la posibilidad de permanecer 24 años en la Sala, la forma en que escapó a la revisión en 2017–, me pregunto: ¿cree usted que Fernando Castillo Víquez merece otro período como magistrado, o debería abrirse espacio para nuevas voces en la justicia costarricense? Déjeme saber su opinión en los comentarios!
