¡Ay, dios mío, qué bronca! El país entero todavía está procesando lo que pasó en Palmares, ¿verdad? El chofer del camión que estuvo envuelto en el accidentazo de Eli Feinzaig finalmente habló, y vaya que dio para comentar. Pablo Trigueros, así se llama el pobre hombre, soltó la bomba de que el carro del diputado invadió su carril. ¡Imagínate el susto!
Según Trigueros, estaba volviendo de San Ramón luego de dejar unos pollitos en una granja – sí, señor, haciendo su brete honestamente – cuando de repente, ¡bam!, el carro se cruzó en su camino. Dice que no tuvo tiempo ni siquiera de pensar en frenar. Uno se pone en los zapatos del mae y se da cuenta de la presión que debe haber sentido, manejando un camión grande y de golpe tener que enfrentar eso.
Ahora, claro, hay mucha conversación sobre quién tiene la razón, si realmente hubo invasión de carril o si hubo otra cosa. Algunos dicen que la velocidad pudo haber sido un factor, otros hablan de distracción. Pero la versión de Trigueros, dada en medio de tanto shock y dolor, le da un giro interesante al asunto. Y encima, anda herido, que pa’ qué les cuento... Es una verdadera pena.
El mae está atendido en el Hospital de Grecia, con un pie bastante castreado, según él mismo comentó. Dice que le rompieron el empeine y que le duele como el infierno. Se nota que está pasando por un momento muy difícil, y aún así tuvo la valentía de dar su relato. Realmente admirable, aunque también comprensible que esté buscando aclarar las cosas en medio de tanta controversia.
Como ya saben, el diputadito Eli Feinzaig está estable en el Hospital Metropolitano, gracias a Dios. Su chofer, en cambio, sigue delicado en el Hospital México. La CCSS ha confirmado que su estado es grave, y esperemos que pronto den mejores noticias. Ericka Benavides, la asesora legislativa, lamentablemente no resistió el impacto. Una pérdida enorme, especialmente porque era una maíta trabajadora y querida por todos.
Trigueros insiste en que todo fue rapidísimo, un instante. Afirma que no vio venir el choque y que simplemente no tuvo oportunidad de hacer nada. Vamos, que se jaló una torta el que iba en el otro carro, pues. Obviamente, esto abre mucho espacio para especulaciones y nuevas investigaciones. Las autoridades ya están revisando las cámaras de seguridad y tomando declaraciones a testigos, para tratar de esclarecer qué pasó exactamente en esos fatídicos segundos.
Este accidente nos deja varios temas para reflexionar, no sólo sobre la seguridad vial, sino también sobre la política y la rapidez con la que se pueden derrumbar vidas enteras. El ambiente político está tenso, nadie lo niega, y este tipo de tragedias lo recrudecen aún más. Además, nos recuerda que detrás de cada político hay personas reales, familias que sufren y gente que trabaja duro para que todo funcione. Este brete, sin duda, va a quedar marcado en la memoria colectiva de Costa Rica.
En fin, una situación terrible, llena de preguntas y con consecuencias devastadoras. Ahora, díganme ustedes: ¿creen que con toda esta información que salió a la luz, la investigación llegará a algún lado concreto o se quedará en un mar de especulaciones? ¿Deberían endurecer las leyes de tránsito y las sanciones para aquellos que no respetan las normas?
Según Trigueros, estaba volviendo de San Ramón luego de dejar unos pollitos en una granja – sí, señor, haciendo su brete honestamente – cuando de repente, ¡bam!, el carro se cruzó en su camino. Dice que no tuvo tiempo ni siquiera de pensar en frenar. Uno se pone en los zapatos del mae y se da cuenta de la presión que debe haber sentido, manejando un camión grande y de golpe tener que enfrentar eso.
Ahora, claro, hay mucha conversación sobre quién tiene la razón, si realmente hubo invasión de carril o si hubo otra cosa. Algunos dicen que la velocidad pudo haber sido un factor, otros hablan de distracción. Pero la versión de Trigueros, dada en medio de tanto shock y dolor, le da un giro interesante al asunto. Y encima, anda herido, que pa’ qué les cuento... Es una verdadera pena.
El mae está atendido en el Hospital de Grecia, con un pie bastante castreado, según él mismo comentó. Dice que le rompieron el empeine y que le duele como el infierno. Se nota que está pasando por un momento muy difícil, y aún así tuvo la valentía de dar su relato. Realmente admirable, aunque también comprensible que esté buscando aclarar las cosas en medio de tanta controversia.
Como ya saben, el diputadito Eli Feinzaig está estable en el Hospital Metropolitano, gracias a Dios. Su chofer, en cambio, sigue delicado en el Hospital México. La CCSS ha confirmado que su estado es grave, y esperemos que pronto den mejores noticias. Ericka Benavides, la asesora legislativa, lamentablemente no resistió el impacto. Una pérdida enorme, especialmente porque era una maíta trabajadora y querida por todos.
Trigueros insiste en que todo fue rapidísimo, un instante. Afirma que no vio venir el choque y que simplemente no tuvo oportunidad de hacer nada. Vamos, que se jaló una torta el que iba en el otro carro, pues. Obviamente, esto abre mucho espacio para especulaciones y nuevas investigaciones. Las autoridades ya están revisando las cámaras de seguridad y tomando declaraciones a testigos, para tratar de esclarecer qué pasó exactamente en esos fatídicos segundos.
Este accidente nos deja varios temas para reflexionar, no sólo sobre la seguridad vial, sino también sobre la política y la rapidez con la que se pueden derrumbar vidas enteras. El ambiente político está tenso, nadie lo niega, y este tipo de tragedias lo recrudecen aún más. Además, nos recuerda que detrás de cada político hay personas reales, familias que sufren y gente que trabaja duro para que todo funcione. Este brete, sin duda, va a quedar marcado en la memoria colectiva de Costa Rica.
En fin, una situación terrible, llena de preguntas y con consecuencias devastadoras. Ahora, díganme ustedes: ¿creen que con toda esta información que salió a la luz, la investigación llegará a algún lado concreto o se quedará en un mar de especulaciones? ¿Deberían endurecer las leyes de tránsito y las sanciones para aquellos que no respetan las normas?