¡Ay, Dios mío, qué bronca! La cosa está que arde en Costa Rica con estos preparativos para la elección. Parece que nadie quiere jugar limpio y las redes sociales se han convertido en una picadita constante entre los aspirantes a la presidencia. Los comentarios negativos se dispararon, dejando poco espacio para el debate sano y constructivo, ¡una pena!
Según el último informe del Observatorio de Comunicación Digital (OCD) de la ULatina, seis de cada diez comentarios dirigidos a los precandidatos tienen un toque ácido, casi venenoso. Analizaron más de medio millón de menciones entre septiembre y octubre del año pasado, y los resultados pintan un panorama bastante desolador. Más que discutir propuestas, parece que nos estamos dedicando a tirarnos piedras desde lejos, ¡qué chimba!
Lo curioso es que las candidatas Claudia Dobles y Laura Fernández, ambas figuras femeninas destacadas, concentran gran parte de la atención, pero también la mayoría de las críticas. Dobles, con su vínculo al exmandatario Carlos Alvarado y al PAC, recibe flak por varios lados: desde cuestionamientos sobre su doble postulación hasta ataques a su propuesta del tren eléctrico. La vareta se pone pesada, ¡y vaya si se la trae!
Y luego tenemos a Fernández, que vive en la sombra de la figura de Don Rodri (Rodrigo Chaves), lo cual, según el OCD, es su espada de doble filo. Le dicen “fuerte y cercana”, pero también “mentirosa, exagerada e ignorante”. ¡Uff, qué caldosón! De hecho, el incidente del micrófono encontrado en su oficina de campaña generó una lluvia de burlas y memes, demostrando que la gente anda con ganas de echarle joroba.
En cuanto a los hombres de la contienda, Fabricio Alvarado enfrenta el embate más duro, arrastrado por las graves acusaciones de abuso sexual. El informe del OCD habla de miles de comentarios negativos relacionados con este tema, un brete que lo tiene pegado a la pared. Algunos lo defienden a capa y espada, mientras que otros lo señalan sin piedad, ¡un asunto complicado y delicado, vamos!
Ariel Robles, del Frente Amplio, intenta navegar en estas aguas turbulentas con su estilo particular, lleno de humor y confrontación. Lo quieren ver como “inteligente y serio”, pero también lo acusan de ser “comunista” o “loco”. Un chunche difícil de manejar, porque si te pasas de listo, te comen vivo. ¡Que diay!
Álvaro Ramos, del PLN, se presenta como una opción más tradicional, pero también recae en la crítica de ser “dormido” y “títere de los Arias”. Parece que algunos votantes buscan aires frescos, una cara nueva que los saque del pantano político. Juan Carlos Hidalgo (PUSC), por su lado, arrastra consigo la etiqueta de “honesto, pero sin tracción”, una descripción que no inspira mucha confianza ni entusiasmo, ¿eh?
En fin, la cosa pinta tensa y llena de controversias. Con tanta pelea y ataque personal, ¿cree usted que los candidatos realmente están enfocados en presentar soluciones reales a los problemas del país, o simplemente están buscando formas de hundir a sus rivales? ¿Será posible tener un debate político sano y respetuoso en estas condiciones, o ya perdimos la esperanza de ver un cambio genuino?
Según el último informe del Observatorio de Comunicación Digital (OCD) de la ULatina, seis de cada diez comentarios dirigidos a los precandidatos tienen un toque ácido, casi venenoso. Analizaron más de medio millón de menciones entre septiembre y octubre del año pasado, y los resultados pintan un panorama bastante desolador. Más que discutir propuestas, parece que nos estamos dedicando a tirarnos piedras desde lejos, ¡qué chimba!
Lo curioso es que las candidatas Claudia Dobles y Laura Fernández, ambas figuras femeninas destacadas, concentran gran parte de la atención, pero también la mayoría de las críticas. Dobles, con su vínculo al exmandatario Carlos Alvarado y al PAC, recibe flak por varios lados: desde cuestionamientos sobre su doble postulación hasta ataques a su propuesta del tren eléctrico. La vareta se pone pesada, ¡y vaya si se la trae!
Y luego tenemos a Fernández, que vive en la sombra de la figura de Don Rodri (Rodrigo Chaves), lo cual, según el OCD, es su espada de doble filo. Le dicen “fuerte y cercana”, pero también “mentirosa, exagerada e ignorante”. ¡Uff, qué caldosón! De hecho, el incidente del micrófono encontrado en su oficina de campaña generó una lluvia de burlas y memes, demostrando que la gente anda con ganas de echarle joroba.
En cuanto a los hombres de la contienda, Fabricio Alvarado enfrenta el embate más duro, arrastrado por las graves acusaciones de abuso sexual. El informe del OCD habla de miles de comentarios negativos relacionados con este tema, un brete que lo tiene pegado a la pared. Algunos lo defienden a capa y espada, mientras que otros lo señalan sin piedad, ¡un asunto complicado y delicado, vamos!
Ariel Robles, del Frente Amplio, intenta navegar en estas aguas turbulentas con su estilo particular, lleno de humor y confrontación. Lo quieren ver como “inteligente y serio”, pero también lo acusan de ser “comunista” o “loco”. Un chunche difícil de manejar, porque si te pasas de listo, te comen vivo. ¡Que diay!
Álvaro Ramos, del PLN, se presenta como una opción más tradicional, pero también recae en la crítica de ser “dormido” y “títere de los Arias”. Parece que algunos votantes buscan aires frescos, una cara nueva que los saque del pantano político. Juan Carlos Hidalgo (PUSC), por su lado, arrastra consigo la etiqueta de “honesto, pero sin tracción”, una descripción que no inspira mucha confianza ni entusiasmo, ¿eh?
En fin, la cosa pinta tensa y llena de controversias. Con tanta pelea y ataque personal, ¿cree usted que los candidatos realmente están enfocados en presentar soluciones reales a los problemas del país, o simplemente están buscando formas de hundir a sus rivales? ¿Será posible tener un debate político sano y respetuoso en estas condiciones, o ya perdimos la esperanza de ver un cambio genuino?
