mingocr83 dijo:
"mire profe Carlos, esta sarta de vagabundos, ni a putas me llamaron para ponernos de acuerdo en este trabajo, asi q con todo respeto, le pido, q me deje a cargo de la presentacion, y que mande a estos marifufos a sentarse, ya q no hicieron nada"
Eso me recuerda algo que me sucedió en el colegio... no recuerdo en qué año.
El asunto es que me tocó un grupo de trabajo "de lujo"... de "lujo" porque no servían para nada... si acaso como "adorno".
El punto es que nos pusimos de acuerdo para llegar a la Estatua de León Cortés, en La Sabana, pues íbamos para el Museo que está ahí cerquita y cuyo nombre no recuerdo, a hacer un trabajo sobre Paco Amiguetti (qdDg). La idea era estar ahí a las 9 de la mañana. Para no cansarlos con el cuento, sólo uno del grupo (éramos cinco) apareció a la hora fijada.. los demás ni siquiera avisaron nada y los esperamos como hasta las 10:30 a.m.
Nos dimos por vencidos y salimos el compa y yo para el Museo de Arte Costarricense (ah.. me acordé!) y nos pusimos las pilas buscando información, brochures y cuanta cosa se pudiera. De ahí salimos a la Biblioteca Nacional (recuerden... no había Internet en aquellos tiempos) y nos quedamos como hasta las 4 de la tarde.. sin almorzar ni nada, porque no había platilla.
Después de eso nos repartimos lo que cada uno iba a pasar a máquina de escribir (huy qué antiguo Dios mío) y nos veríamos el lunes para juntar los trabajos y meterlo en un sólo folder.
Cuando llegamos el lunes, los tres restantes se nos acercaron y, con toda la cara de barro nos preguntaron que cómo nos había ido con la asignación. El compa y yo que sí hicimos el trabajo le dijimos que muy bien, que todo ya estaba listo. Los desgraciados hasta se frotaban las manos y con palmaditas en las espaldas nos decían que tuanis, que qué dicha que pudieron ir, que era bueno ser compañeros y un montón de "brochazos" más.
Lo que no les dijimos, es que en la última página le informábamos al profesor de quiénes no habían hecho absolutamente nada del trabajo.
Cuando hicimos la exposición (esa vez la hicimos juntos el compita y yo) y llegó la hora de las preguntas, el profesor con la cara de seriedad que tenía nos pidió que nos sentáramos... que quería ver al resto del grupo responder las preguntas.
La cara les pasó de rosadito a blanco y de blanco a verde a los tres que no habían hecho nada. No se imaginan ustedes cómo caminaban hacia el frente del grupo diz que a contestar. Bastaron tres preguntas (dos del profe) para pegarles el bañazo más grande de sus vidas. Quedaron completamente en evidencia que no habían siquiera participado en el trabajo y por supuesto que sonaron de lo lindo.
Me parece que fue la última vez que les aceptamos en un grupo de trabajo. El compita y yo nos hicimos aliados y cada vez que nos tocaba un trabajo en grupo, automáticamente sabíamos que lo haríamos juntos.
Cosas veredes... Sancho amigo!