¡Aguas, pura vida! Parece que nos cayó una gran responsabilidad encima, aunque algunos ya le están festejando. Costa Rica e Uruguay ahora serán copresidentes de la Iniciativa Regional de América Latina y el Caribe de la OCDE para el período 2026-2029. Eso significa que nosotros vamos a ser los encargados de empujar a nuestros vecinos a ponerse al día con los estándares de este selecto club. Suena bien en el papel, pero a ver si nos alcanza para llevarle la batuta a todos.
Para quienes no andamos metidos en estas cosas, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) es básicamente un grupo de países desarrollados que se juntan a discutir cómo hacer las cosas mejor económicamente. Tiene 38 miembros, y solo cuatro de Latinoamérica estamos adentro: Chile, Colombia, México y nosotros. Ahora, varios países como Argentina, Perú, Brasil y hasta Panamá quieren entrar, así que ahí entra nuestro rol como “guías” del proceso.
Manuel Tovar, el ministro de Comercio Exterior, lo anunció desde Paraguay, donde se celebró la Cumbre de Gobernanza. Según él, esto es una oportunidad grandísima para acercar nuestros estándares a toda la región. Pero sinceramente, me da un poco de cosita. No digo que sea malo, pero necesitamos ponerle pausa y analizar qué tan preparados estamos nosotros mismos para recibir semejante tarea. Porque si vamos a aconsejar, primero hay que tener la casa en orden, ¿no?
Y hablando de la casa en orden, la OCDE no precisamente nos está dando palmaditas en la espalda. En su último informe, “Perspectivas económicas de América Latina 2025”, dejan caer algunas verdades incómodas. Por ejemplo, que invertimos muchísimo menos en desarrollo productivo que los países de la OCDE. Solo dedicamos un 0,5% del PIB a eso, mientras ellos invierten casi tres veces más. ¡Una diferencia abismal!
Además, señalan que un porcentaje altísimo de trabajadores –más del 55%– opera en la economía informal, y que solo un minúsculo grupo (2,1%) trabaja en sectores de alta tecnología. ¡Eso nos deja bastante rezagados comparado con el resto del mundo! Y ni hablar de nuestras deficiencias en educación y capacitación; parece que nos faltan las herramientas necesarias para competir a nivel global. Un brete lo que tenemos pendiente.
Pero no todo es negativo, claro. La OCDE también destaca algunas iniciativas prometedoras, como los bonos verdes y sociales, y la importancia de atraer inversión extranjera. Sugieren fortalecer la cooperación entre países, coordinar proyectos de infraestructura y promover la transferencia tecnológica. Ideas interesantes, pero requerirán una voluntad política enorme y una gestión eficiente, cosas que no siempre hemos demostrado dominar por aquí.
Ahora bien, algunos expertos dicen que esta designación como copresidencia podría abrirnos puertas y darnos acceso a conocimientos y recursos valiosos. Otros advierten que podríamos vernos presionados para adoptar políticas que no necesariamente se ajustan a nuestras necesidades o prioridades. Lo cierto es que, si queremos aprovechar esta oportunidad al máximo, tendremos que trabajar duro y estar dispuestos a enfrentar desafíos importantes. Que no nos llevemos el chunche pensando que todo va a ser fácil.
En fin, parece que nos toca remanglar las mangas y demostrar que podemos asumir esta responsabilidad con creces. ¿Ustedes creen que Costa Rica está realmente preparada para liderar un esfuerzo de esta magnitud en la región? ¿Será esta una oportunidad para impulsar nuestro desarrollo o simplemente una carga más en medio de tantos problemas que enfrentamos? Déjenme leer sus opiniones en el foro, ¡qué les parece este asunto?
Para quienes no andamos metidos en estas cosas, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) es básicamente un grupo de países desarrollados que se juntan a discutir cómo hacer las cosas mejor económicamente. Tiene 38 miembros, y solo cuatro de Latinoamérica estamos adentro: Chile, Colombia, México y nosotros. Ahora, varios países como Argentina, Perú, Brasil y hasta Panamá quieren entrar, así que ahí entra nuestro rol como “guías” del proceso.
Manuel Tovar, el ministro de Comercio Exterior, lo anunció desde Paraguay, donde se celebró la Cumbre de Gobernanza. Según él, esto es una oportunidad grandísima para acercar nuestros estándares a toda la región. Pero sinceramente, me da un poco de cosita. No digo que sea malo, pero necesitamos ponerle pausa y analizar qué tan preparados estamos nosotros mismos para recibir semejante tarea. Porque si vamos a aconsejar, primero hay que tener la casa en orden, ¿no?
Y hablando de la casa en orden, la OCDE no precisamente nos está dando palmaditas en la espalda. En su último informe, “Perspectivas económicas de América Latina 2025”, dejan caer algunas verdades incómodas. Por ejemplo, que invertimos muchísimo menos en desarrollo productivo que los países de la OCDE. Solo dedicamos un 0,5% del PIB a eso, mientras ellos invierten casi tres veces más. ¡Una diferencia abismal!
Además, señalan que un porcentaje altísimo de trabajadores –más del 55%– opera en la economía informal, y que solo un minúsculo grupo (2,1%) trabaja en sectores de alta tecnología. ¡Eso nos deja bastante rezagados comparado con el resto del mundo! Y ni hablar de nuestras deficiencias en educación y capacitación; parece que nos faltan las herramientas necesarias para competir a nivel global. Un brete lo que tenemos pendiente.
Pero no todo es negativo, claro. La OCDE también destaca algunas iniciativas prometedoras, como los bonos verdes y sociales, y la importancia de atraer inversión extranjera. Sugieren fortalecer la cooperación entre países, coordinar proyectos de infraestructura y promover la transferencia tecnológica. Ideas interesantes, pero requerirán una voluntad política enorme y una gestión eficiente, cosas que no siempre hemos demostrado dominar por aquí.
Ahora bien, algunos expertos dicen que esta designación como copresidencia podría abrirnos puertas y darnos acceso a conocimientos y recursos valiosos. Otros advierten que podríamos vernos presionados para adoptar políticas que no necesariamente se ajustan a nuestras necesidades o prioridades. Lo cierto es que, si queremos aprovechar esta oportunidad al máximo, tendremos que trabajar duro y estar dispuestos a enfrentar desafíos importantes. Que no nos llevemos el chunche pensando que todo va a ser fácil.
En fin, parece que nos toca remanglar las mangas y demostrar que podemos asumir esta responsabilidad con creces. ¿Ustedes creen que Costa Rica está realmente preparada para liderar un esfuerzo de esta magnitud en la región? ¿Será esta una oportunidad para impulsar nuestro desarrollo o simplemente una carga más en medio de tantos problemas que enfrentamos? Déjenme leer sus opiniones en el foro, ¡qué les parece este asunto?