¡Qué chimba de movida la que vivimos hoy en el país, mi gente! Miles de agricultores bloquearon varias vías y llegaron hasta Casa Presidencial para pedirle al Gobierno cambios radicales en las políticas agrícolas. Desde tempranas horas, la capital amaneció con el sonido de tractores y consignas, demostrando que el sector campesino no va a tragarse cualquier cosa.
La situación, como muchos saben, lleva tiempo hirviendo. La importación indiscriminada de productos agrícolas, especialmente desde países vecinos, ha hundido los precios internos, dejando a muchos productores con pérdidas millonarias. Además, el llamado 'areteo', el decreto de trazabilidad ganadera, se ha convertido en un dolor de cabeza para los pequeños productores, quienes no pueden costear los requisitos tecnológicos y burocráticos que exige la ley. ¡Es un brete tremendo!
Las organizaciones de agricultores, como la Corporación Hortícola Nacional y la UPA, han venido advirtiendo sobre esta crisis durante meses, pero parece que el Gobierno no les estaba poniendo atención. Esta marcha, organizada a último momento, fue la forma de decir "basta". Se vio gente de todas partes, desde Limón hasta Guanacaste, todos unidos por la preocupación de perder sus tierras y su sustento.
Entre las demandas principales figura una reevaluación completa de la política cambiaria, buscando herramientas que favorezcan la producción nacional. También piden frenar la importación masiva sin control de alimentos, argumentando que esto destroza la economía familiar de los campesinos. Muchos hablan de que esto se fue al traste, pero ellos siguen luchando.
Pero no todo fue protesta y bronca. Lo curioso es que varios candidatos a la presidencia aparecieron como por arte de magia, prometiendo "apoyar al agro a morir" si llegaban al poder. Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, salió con el discurso de defender el derecho de las familias agricultoras a vivir con dignidad, mientras que Álvaro Ramos, del PLN, prometió ponerles “alfombra roja”. ¡Qué carga de políticos oportunistas!
Ramos, en particular, recibió fuertes críticas por Fernando Zamora, de Nueva Generación, quien lo acusó de puro oportunismo político. Zamora señaló que, después de meses de silencio, el candidato del PLN sale a prometer mil maravillas faltando tan poco para las elecciones y justo en medio de la marcha. El mae se cree muy listo, pero el pueblo ya sabe cómo andan las cosas.
Más allá de las promesas vacías de los políticos, la marcha dejó claro que existe un profundo malestar entre los agricultores y que el gobierno debe tomar cartas en el asunto. El abandono institucional, la falta de asistencia técnica, la dificultad para acceder a créditos y la necesidad de invertir en infraestructura son otros temas clave que los productores quieren ver resueltos. La reestructuración de deudas también es fundamental para darle aire a los negocios agonizantes.
En fin, ¡una movilización histórica que demuestra la fuerza del sector agropecuario! Pero me pregunto, ¿realmente escuchará el Gobierno las voces de los agricultores, o seguirán ignorándolos hasta que sea demasiado tarde? ¿Creerán los ticos las promesas de los candidatos en plena campaña o verán reflejado algún cambio real en las políticas agrícolas?
La situación, como muchos saben, lleva tiempo hirviendo. La importación indiscriminada de productos agrícolas, especialmente desde países vecinos, ha hundido los precios internos, dejando a muchos productores con pérdidas millonarias. Además, el llamado 'areteo', el decreto de trazabilidad ganadera, se ha convertido en un dolor de cabeza para los pequeños productores, quienes no pueden costear los requisitos tecnológicos y burocráticos que exige la ley. ¡Es un brete tremendo!
Las organizaciones de agricultores, como la Corporación Hortícola Nacional y la UPA, han venido advirtiendo sobre esta crisis durante meses, pero parece que el Gobierno no les estaba poniendo atención. Esta marcha, organizada a último momento, fue la forma de decir "basta". Se vio gente de todas partes, desde Limón hasta Guanacaste, todos unidos por la preocupación de perder sus tierras y su sustento.
Entre las demandas principales figura una reevaluación completa de la política cambiaria, buscando herramientas que favorezcan la producción nacional. También piden frenar la importación masiva sin control de alimentos, argumentando que esto destroza la economía familiar de los campesinos. Muchos hablan de que esto se fue al traste, pero ellos siguen luchando.
Pero no todo fue protesta y bronca. Lo curioso es que varios candidatos a la presidencia aparecieron como por arte de magia, prometiendo "apoyar al agro a morir" si llegaban al poder. Claudia Dobles, de Agenda Ciudadana, salió con el discurso de defender el derecho de las familias agricultoras a vivir con dignidad, mientras que Álvaro Ramos, del PLN, prometió ponerles “alfombra roja”. ¡Qué carga de políticos oportunistas!
Ramos, en particular, recibió fuertes críticas por Fernando Zamora, de Nueva Generación, quien lo acusó de puro oportunismo político. Zamora señaló que, después de meses de silencio, el candidato del PLN sale a prometer mil maravillas faltando tan poco para las elecciones y justo en medio de la marcha. El mae se cree muy listo, pero el pueblo ya sabe cómo andan las cosas.
Más allá de las promesas vacías de los políticos, la marcha dejó claro que existe un profundo malestar entre los agricultores y que el gobierno debe tomar cartas en el asunto. El abandono institucional, la falta de asistencia técnica, la dificultad para acceder a créditos y la necesidad de invertir en infraestructura son otros temas clave que los productores quieren ver resueltos. La reestructuración de deudas también es fundamental para darle aire a los negocios agonizantes.
En fin, ¡una movilización histórica que demuestra la fuerza del sector agropecuario! Pero me pregunto, ¿realmente escuchará el Gobierno las voces de los agricultores, o seguirán ignorándolos hasta que sea demasiado tarde? ¿Creerán los ticos las promesas de los candidatos en plena campaña o verán reflejado algún cambio real en las políticas agrícolas?