¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad, maes? Después de toda la bronca de la pandemia y el rollo de la inflación mundial, nos encontramos en una coyuntura bastante peculiar aquí en Costa Rica. Parece que la economía está dando banderitas, y los expertos andan diciendo que estamos en un momento clave para definir cómo vamos a jugar en el tablero global. La verdad, parece que nos toca remanglar las mangas porque el brete no se va a hacer solito.
Si echamos un ojo atrás, desde el 2002 hemos visto cambios drásticos. La apertura comercial, aunque trajo algunas cositas buenas –más productos baratos, por ejemplo– también generó una división social que antes no era tan marcada. Algunos se aprovecharon del tren globalizador, claro, mientras otros quedaron varados en el andén. Y ahora, con este panorama post-pandémico, la brecha se ha agrandado aún más. Parece que la cosa se puso más salada de lo que pensábamos.
Lo curioso, como bien dice el Dr. Artavia, es que Estados Unidos presenta un mercado laboral que da pa’ pensar. Un crecimiento constante a pesar de tanta incertidumbre global. Pero eso no significa que todo esté chupado, ni mucho menos. En Costa Rica, vemos cómo ciertas industrias –el turismo, principalmente– todavía luchan por levantar cabeza después del golpe que les dio el bicho. Otros sectores, como la tecnología y algunos servicios, parecen estar prosperando, pero la distribución de esa riqueza sigue siendo un problema serio. Un chunche lindo para unos pocos, diay.
El chavismo venezolano es otro espejo que refleja ciertos peligros. Una polarización extrema, una economía descontrolada… No quiero decir que estemos llegando a eso, ¡por favor!, pero sí nos debería servir como advertencia. Tenemos que evitar caer en discursos radicales y buscar soluciones pragmáticas que beneficien a todos los costarricenses, no solo a unos cuantos peludos. No podemos irnos al traste por caprichos políticos.
El COP30 en Belém, por otro lado, abre unas oportunidades interesantes para nuestro país. La agroforestería y la electromovilidad son áreas donde podríamos destacar si le ponemos empeño. Pero no basta con tener buenas intenciones; necesitamos inversión, capacitación y políticas públicas que fomenten estos rubros. Además, hay que cuidar nuestros recursos naturales, ¡eso sí es importante! Que no se nos vaya a perder el tesoro.
La cuestión de la inmunidad procesal del presidente también es un tema candente. Muchos dicen que hay que quitarle esa protección especial, para garantizar la igualdad ante la ley. Yo creo que tiene sus pros y sus contras, y que se necesita un debate abierto y honesto para llegar a una conclusión sensata. Que no se convierta en otra vara para medir a algunos y dejar pasar por alto otras cosas.
En resumen, la situación es compleja, pero no desesperada. Tenemos los recursos y el talento para superar estos desafíos, siempre y cuando trabajemos juntos y pongamos el interés nacional por encima de intereses particulares. Necesitamos una visión de largo plazo, líderes comprometidos y ciudadanos informados. Porque al final, el futuro de Costa Rica está en nuestras manos. Estamos frente a un gran brete, maes, ¡y tenemos que darle con todo!
Dime, ¿crees que las reformas propuestas por el gobierno son suficientes para enfrentar la creciente desigualdad económica en Costa Rica, o deberíamos explorar modelos alternativos de desarrollo que prioricen la inclusión social y la sostenibilidad ambiental? ¡Déjanos tus comentarios y puntos de vista en el foro!
Si echamos un ojo atrás, desde el 2002 hemos visto cambios drásticos. La apertura comercial, aunque trajo algunas cositas buenas –más productos baratos, por ejemplo– también generó una división social que antes no era tan marcada. Algunos se aprovecharon del tren globalizador, claro, mientras otros quedaron varados en el andén. Y ahora, con este panorama post-pandémico, la brecha se ha agrandado aún más. Parece que la cosa se puso más salada de lo que pensábamos.
Lo curioso, como bien dice el Dr. Artavia, es que Estados Unidos presenta un mercado laboral que da pa’ pensar. Un crecimiento constante a pesar de tanta incertidumbre global. Pero eso no significa que todo esté chupado, ni mucho menos. En Costa Rica, vemos cómo ciertas industrias –el turismo, principalmente– todavía luchan por levantar cabeza después del golpe que les dio el bicho. Otros sectores, como la tecnología y algunos servicios, parecen estar prosperando, pero la distribución de esa riqueza sigue siendo un problema serio. Un chunche lindo para unos pocos, diay.
El chavismo venezolano es otro espejo que refleja ciertos peligros. Una polarización extrema, una economía descontrolada… No quiero decir que estemos llegando a eso, ¡por favor!, pero sí nos debería servir como advertencia. Tenemos que evitar caer en discursos radicales y buscar soluciones pragmáticas que beneficien a todos los costarricenses, no solo a unos cuantos peludos. No podemos irnos al traste por caprichos políticos.
El COP30 en Belém, por otro lado, abre unas oportunidades interesantes para nuestro país. La agroforestería y la electromovilidad son áreas donde podríamos destacar si le ponemos empeño. Pero no basta con tener buenas intenciones; necesitamos inversión, capacitación y políticas públicas que fomenten estos rubros. Además, hay que cuidar nuestros recursos naturales, ¡eso sí es importante! Que no se nos vaya a perder el tesoro.
La cuestión de la inmunidad procesal del presidente también es un tema candente. Muchos dicen que hay que quitarle esa protección especial, para garantizar la igualdad ante la ley. Yo creo que tiene sus pros y sus contras, y que se necesita un debate abierto y honesto para llegar a una conclusión sensata. Que no se convierta en otra vara para medir a algunos y dejar pasar por alto otras cosas.
En resumen, la situación es compleja, pero no desesperada. Tenemos los recursos y el talento para superar estos desafíos, siempre y cuando trabajemos juntos y pongamos el interés nacional por encima de intereses particulares. Necesitamos una visión de largo plazo, líderes comprometidos y ciudadanos informados. Porque al final, el futuro de Costa Rica está en nuestras manos. Estamos frente a un gran brete, maes, ¡y tenemos que darle con todo!
Dime, ¿crees que las reformas propuestas por el gobierno son suficientes para enfrentar la creciente desigualdad económica en Costa Rica, o deberíamos explorar modelos alternativos de desarrollo que prioricen la inclusión social y la sostenibilidad ambiental? ¡Déjanos tus comentarios y puntos de vista en el foro!