¡Aguante! Parece que estamos viendo un nuevo amanecer en el mundo del comercio internacional, pero esta vez, con toques bien digitales. Empresas en Florida, Estados Unidos, se están lanzando de cabeza a usar criptomonedas para exportar productos a países de nuestra querida Centroamérica –Argentina, Colombia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana– donde la economía anda un poquito movidita, digamos. Esto se está dando gracias a unas políticas frescas del gobierno gringo que le dan pilas a estos activos digitales.
Giovanni Giannone, un italo-venezolano que puso su brete en el negocio de la tecnología reacondicionada con su empresa Jireh Tech Solutions, me cuenta que las ventas le dieron un vuelco cuando empezó a aceptar pagos en criptomonedas estables. Él distribuye iPhones usados y certificados a revendedores por toda la región, y el man afirma que la clave está en que muchos en Latinoamérica ven a estas monedas como una forma segura de guardar su lana, especialmente en lugares donde el control cambiario cambia más rápido que el clima en Grecia.
Para entenderlo mejor, imaginen esto: nuestros vecinos quieren comprar unos celulares, pero les da cosa que el peso argentino o el cólon dominicano pierdan valor entre la transacción y que les llegue la plata. Ahí entra la criptomoneda estable, usualmente ligada al dólar americano, que les da la tranquilidad de saber que van a pagar el precio justo, sin sorpresas desagradables. Esto es pura vida, ¿no?
Giannone encontró en Shield, una plataforma fundada por otro emprendedor latino, la herramienta perfecta para facilitar estas transacciones. Shield funciona como un puente, permitiendo a Jireh Tech Solutions recibir pagos en criptos respaldadas por el dólar y cumplir con las regulaciones estadounidenses sin tener que lidiar con la burocracia bancaria tradicional. ¡Menos papeleo, más eficiencia!
Lo interesante es que esto coincide con el cambio de brújula en Estados Unidos, liderado por la Ley GENIUS impulsada por el expresidente Trump. Esta ley estableció el primer marco regulatorio para las criptomonedas respaldadas por activos confiables, abriendo paso a un crecimiento exponencial del mercado. Según Morgan Stanley, el valor de las criptomonedas estables ha subido un 22%, alcanzando los 250 mil millones de dólares, con transacciones diarias que superan los 100 mil millones. ¡Un montón de lana moviéndose ahí afuera!
Luis Carchi, copresidente de Shield, ve esto como el inicio de una verdadera revolución. Recientemente, han procesado más de 100 millones de dólares en pagos, con 40 millones solo en el último mes. Su mensaje a los emprendedores es claro: no le tengan miedo a las criptomonedas. Dice que muchas personas todavía tienen una idea equivocada de ellas, asociándolas con estafas y especulación. Pero explica que existen opciones seguras, como el USDT, que es básicamente un “criptodólar”, una versión digital del dólar estadounidense.
Giannone, quién inicialmente era escéptico, ahora aconseja a otros empresarios que, si dudan, es porque desconozcan el tema. Nos recuerda que la resistencia al cambio es algo normal, como aquellas empresas que aún mandan listas de precios en Excel. ¡Uy, qué carga! Pero la realidad es que el mundo está cambiando a pasos agigantados, y quedarse atrás significa perder oportunidades valiosas.
Entonces, ¿qué nos queda a los ticos? Observar este movimiento desde lejos o atreverse a innovar y aprovechar las ventajas de las criptomonedas para impulsar nuestras exportaciones? ¿Creen que Costa Rica debería implementar medidas similares para fomentar el uso de criptomonedas en el comercio exterior, o seguimos aferrados a los métodos tradicionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan!
Giovanni Giannone, un italo-venezolano que puso su brete en el negocio de la tecnología reacondicionada con su empresa Jireh Tech Solutions, me cuenta que las ventas le dieron un vuelco cuando empezó a aceptar pagos en criptomonedas estables. Él distribuye iPhones usados y certificados a revendedores por toda la región, y el man afirma que la clave está en que muchos en Latinoamérica ven a estas monedas como una forma segura de guardar su lana, especialmente en lugares donde el control cambiario cambia más rápido que el clima en Grecia.
Para entenderlo mejor, imaginen esto: nuestros vecinos quieren comprar unos celulares, pero les da cosa que el peso argentino o el cólon dominicano pierdan valor entre la transacción y que les llegue la plata. Ahí entra la criptomoneda estable, usualmente ligada al dólar americano, que les da la tranquilidad de saber que van a pagar el precio justo, sin sorpresas desagradables. Esto es pura vida, ¿no?
Giannone encontró en Shield, una plataforma fundada por otro emprendedor latino, la herramienta perfecta para facilitar estas transacciones. Shield funciona como un puente, permitiendo a Jireh Tech Solutions recibir pagos en criptos respaldadas por el dólar y cumplir con las regulaciones estadounidenses sin tener que lidiar con la burocracia bancaria tradicional. ¡Menos papeleo, más eficiencia!
Lo interesante es que esto coincide con el cambio de brújula en Estados Unidos, liderado por la Ley GENIUS impulsada por el expresidente Trump. Esta ley estableció el primer marco regulatorio para las criptomonedas respaldadas por activos confiables, abriendo paso a un crecimiento exponencial del mercado. Según Morgan Stanley, el valor de las criptomonedas estables ha subido un 22%, alcanzando los 250 mil millones de dólares, con transacciones diarias que superan los 100 mil millones. ¡Un montón de lana moviéndose ahí afuera!
Luis Carchi, copresidente de Shield, ve esto como el inicio de una verdadera revolución. Recientemente, han procesado más de 100 millones de dólares en pagos, con 40 millones solo en el último mes. Su mensaje a los emprendedores es claro: no le tengan miedo a las criptomonedas. Dice que muchas personas todavía tienen una idea equivocada de ellas, asociándolas con estafas y especulación. Pero explica que existen opciones seguras, como el USDT, que es básicamente un “criptodólar”, una versión digital del dólar estadounidense.
Giannone, quién inicialmente era escéptico, ahora aconseja a otros empresarios que, si dudan, es porque desconozcan el tema. Nos recuerda que la resistencia al cambio es algo normal, como aquellas empresas que aún mandan listas de precios en Excel. ¡Uy, qué carga! Pero la realidad es que el mundo está cambiando a pasos agigantados, y quedarse atrás significa perder oportunidades valiosas.
Entonces, ¿qué nos queda a los ticos? Observar este movimiento desde lejos o atreverse a innovar y aprovechar las ventajas de las criptomonedas para impulsar nuestras exportaciones? ¿Creen que Costa Rica debería implementar medidas similares para fomentar el uso de criptomonedas en el comercio exterior, o seguimos aferrados a los métodos tradicionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan!