¡Buenas, raza del Foro! Aquí su servidora trayéndoles el chisme fresco del Canal de Panamá. Resulta que la temporada de cruceros ya arrancó oficialmente, y aunque hay festejos, también hay algunas cositas que nos hacen fruncir el ceño. El buque Queen Elizabeth, enorme como un edificio de varios pisos, abrió camino por las esclusas de Miraflores, dejando boquiabiertos a los turistas y, bueno, generando un poco de preocupación entre los expertos.
Para ponerlos al día rapidito, el Canal de Panamá, esa maravilla de ingeniería que une el Pacífico y el Atlántico, es crucial para el comercio mundial. Imagínense, barcos que de otra forma tendrían que rodear Sudamérica, pueden ahorrarle tiempo y dinero pasando por aquí. Pero con los cruceros… pues ahí parece que la cosa ha cambiado un poquito. Según don Albano Aguilar, el especialista de la ACP, esperan alrededor de 195 tránsitos esta temporada. Un número “positivo”, dice él, pero considerablemente menos que los 214 de la temporada anterior. ¡Uf!
Ahora, la explicación oficial es que las navieras están buscando ser más eficientes, usando mejor los recursos. Ya saben, la onda del cuidado del planeta y todo eso. Entiendo totalmente, nadie quiere irse al traste por contaminar demasiado. Pero si me apuran, sospecho que detrás de todo esto hay algo más. He visto que cada vez hay más gente que prefiere viajes más cortitos, de uno a siete días, sin necesidad de pasar por el canal. Parece que la moda ahora es la escapada express, compadres.
Si miramos las cifras, el canal le generó una jugosa suma de $5.700 millones el año fiscal pasado – ¡una barbaridad!– y los cruceros aportaron unos $70 millones a esa cifra. No es el plato de tres vueltas, pero tampoco se puede despreciar. Por eso, la ACP está tratando de convencer a las navieras de que inviertan en rutas más largas y atractivas, como si estuvieran vendiéndole un chunche nuevo. El caso es que necesitan que esos cruceros sigan pasando por aquí, porque sino... ¡qué brete!
Y hablando de precios, pa’ que se hagan una idea, un crucero pequeño tiene que soltar unos $350,000 por usar las esclusas viejas. ¡Una fortuna! Mientras que los monstruos modernos, que usan las esclusas nuevas construidas en 2016, tienen que desembolsar medio millón de dólares. Eso sí que duele, diay. Imaginen cuántos helados podrían comprarse con ese dinerito.
Lo curioso es que los pasajeros parecían estar disfrutándolo a pesar de todo. Se les veía grabando videos con sus celulares, saludando a la gente desde afuera, y tomando fotos como si no hubiera un mañana. ¡La verdad que sí se veían emocionados! Uno se pregunta si la experiencia de ver esas esclusas gigantes trabajar es suficiente para compensar la disminución en la cantidad de cruceros.
Aguilar también mencionó que las empresas están experimentando con itinerarios más cortos, evitando el canal en favor de tramos más pequeños. Dice que espera que, eventualmente, el mercado se ajuste y volvamos a ver más cruceros por nuestras aguas. Veremos qué pasa, mae. Espero que no se vayan al traste nuestros ingresos por turismo marítimo, porque eso sería una verdadera torta.
Entonces, raza, díganme nomás: ¿creen que esta tendencia hacia viajes más cortos va a afectar a largo plazo la economía del Canal de Panamá? ¿O será solo una fase pasajera? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Yo quiero saber qué piensan ustedes sobre esta vara.
Para ponerlos al día rapidito, el Canal de Panamá, esa maravilla de ingeniería que une el Pacífico y el Atlántico, es crucial para el comercio mundial. Imagínense, barcos que de otra forma tendrían que rodear Sudamérica, pueden ahorrarle tiempo y dinero pasando por aquí. Pero con los cruceros… pues ahí parece que la cosa ha cambiado un poquito. Según don Albano Aguilar, el especialista de la ACP, esperan alrededor de 195 tránsitos esta temporada. Un número “positivo”, dice él, pero considerablemente menos que los 214 de la temporada anterior. ¡Uf!
Ahora, la explicación oficial es que las navieras están buscando ser más eficientes, usando mejor los recursos. Ya saben, la onda del cuidado del planeta y todo eso. Entiendo totalmente, nadie quiere irse al traste por contaminar demasiado. Pero si me apuran, sospecho que detrás de todo esto hay algo más. He visto que cada vez hay más gente que prefiere viajes más cortitos, de uno a siete días, sin necesidad de pasar por el canal. Parece que la moda ahora es la escapada express, compadres.
Si miramos las cifras, el canal le generó una jugosa suma de $5.700 millones el año fiscal pasado – ¡una barbaridad!– y los cruceros aportaron unos $70 millones a esa cifra. No es el plato de tres vueltas, pero tampoco se puede despreciar. Por eso, la ACP está tratando de convencer a las navieras de que inviertan en rutas más largas y atractivas, como si estuvieran vendiéndole un chunche nuevo. El caso es que necesitan que esos cruceros sigan pasando por aquí, porque sino... ¡qué brete!
Y hablando de precios, pa’ que se hagan una idea, un crucero pequeño tiene que soltar unos $350,000 por usar las esclusas viejas. ¡Una fortuna! Mientras que los monstruos modernos, que usan las esclusas nuevas construidas en 2016, tienen que desembolsar medio millón de dólares. Eso sí que duele, diay. Imaginen cuántos helados podrían comprarse con ese dinerito.
Lo curioso es que los pasajeros parecían estar disfrutándolo a pesar de todo. Se les veía grabando videos con sus celulares, saludando a la gente desde afuera, y tomando fotos como si no hubiera un mañana. ¡La verdad que sí se veían emocionados! Uno se pregunta si la experiencia de ver esas esclusas gigantes trabajar es suficiente para compensar la disminución en la cantidad de cruceros.
Aguilar también mencionó que las empresas están experimentando con itinerarios más cortos, evitando el canal en favor de tramos más pequeños. Dice que espera que, eventualmente, el mercado se ajuste y volvamos a ver más cruceros por nuestras aguas. Veremos qué pasa, mae. Espero que no se vayan al traste nuestros ingresos por turismo marítimo, porque eso sería una verdadera torta.
Entonces, raza, díganme nomás: ¿creen que esta tendencia hacia viajes más cortos va a afectar a largo plazo la economía del Canal de Panamá? ¿O será solo una fase pasajera? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios! Yo quiero saber qué piensan ustedes sobre esta vara.
