¡Ay, Dios mío! Qué torta la que se mandaron allá en Hong Kong. Un Boeing 747 cargado hasta arriba, proveniente de Dubái, decidió tomarle la mano al mar en medio del aterrizaje. Parece sacado de película, pero la realidad es mucho más triste porque se llevó dos vidas humanas, ¡y eso duele!
La cosa pasó este domingo en el aeropuerto internacional de Hong Kong, donde el avión, operado por la compañía turca Air ACT Cargo, se despistó de repente. Resulta que, a escasos metros de tocar pista, el piloto perdió el control y el gigante de metal se fue directo hacia un vehículo de asistencia terrestre. ¡Imagínate el susto!, vaya brete el que tuvieron esos pobres operarios.
Al parecer, el avión tenía luz verde para aterrizar, todo en regla, pero algo salió horriblemente mal. Según Man Ka-Chai, jefe de investigaciones de la AAIA (esas siglas que siempre dan miedo), el avión chocó contra un vehículo patrulla que llevaba dos personas a bordo. Intentaron salvarlos, sí señor, pero lamentablemente uno falleció ahí mismo y el otro respiró su último suspiro en el hospital. Una verdadera tragedia, diay.
Por suerte, los cuatro tripulantes del avión salieron ilesos, escapando por el tobogán de emergencia como si estuvieran corriendo para agarrar el tren. Esto nos demuestra que, aunque la tecnología avance, la vida siempre es impredecible, ¿verdad?
Las imágenes que circularon en redes sociales son de pelos de punta. Videos muestran cómo el avión se sale de la pista, cruza la cerca y se va hundiendo poco a poco en el agua del Mar Meridional de China. Parecía un juguete enorme siendo tragado por las olas. Según Flightradar24, iba a unos 167 kilómetros por hora cuando empezó a desviarse y a 91 cuando finalmente se zambulló. ¡Menudo susto para todos los que estaban alrededor!
Y lo curioso es que, aparentemente, ni siquiera emitieron ninguna señal de emergencia antes del incidente, ni desde Dubái ni durante el aterrizaje. Nadie pidió ayuda, nadie advirtió que algo andaba mal. Eso abre muchísimas preguntas, chunches. Ahora, la AAIA y la policía están investigando a fondo para ver qué fue lo que realmente pasó: ¿fallo mecánico, error humano, alguna otra cosa inesperada?, la verdad es que uno se queda pensando...
Las autoridades de Hong Kong ya han expresado sus condolencias a las familias de los fallecidos y aseguran que la seguridad aérea es su máxima prioridad. Aunque claro, las palabras tranquilizan, pero la gente quiere respuestas y, sobre todo, que esto no vuelva a pasar. Aquellos obreros, con más de una década de experiencia en el aeropuerto, merecían un final diferente, maese. Era pura vara trabajar así toda la vida, dedicado al servicio público.
Este incidente nos recuerda lo frágil que puede ser la vida y lo importante que es tener precaución en todas nuestras acciones. Pero me pregunto, ¿ustedes creen que deberían endurecerse las regulaciones de seguridad en los aeropuertos, o que la tecnología podría ofrecer soluciones preventivas para evitar tragedias como esta? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!
La cosa pasó este domingo en el aeropuerto internacional de Hong Kong, donde el avión, operado por la compañía turca Air ACT Cargo, se despistó de repente. Resulta que, a escasos metros de tocar pista, el piloto perdió el control y el gigante de metal se fue directo hacia un vehículo de asistencia terrestre. ¡Imagínate el susto!, vaya brete el que tuvieron esos pobres operarios.
Al parecer, el avión tenía luz verde para aterrizar, todo en regla, pero algo salió horriblemente mal. Según Man Ka-Chai, jefe de investigaciones de la AAIA (esas siglas que siempre dan miedo), el avión chocó contra un vehículo patrulla que llevaba dos personas a bordo. Intentaron salvarlos, sí señor, pero lamentablemente uno falleció ahí mismo y el otro respiró su último suspiro en el hospital. Una verdadera tragedia, diay.
Por suerte, los cuatro tripulantes del avión salieron ilesos, escapando por el tobogán de emergencia como si estuvieran corriendo para agarrar el tren. Esto nos demuestra que, aunque la tecnología avance, la vida siempre es impredecible, ¿verdad?
Las imágenes que circularon en redes sociales son de pelos de punta. Videos muestran cómo el avión se sale de la pista, cruza la cerca y se va hundiendo poco a poco en el agua del Mar Meridional de China. Parecía un juguete enorme siendo tragado por las olas. Según Flightradar24, iba a unos 167 kilómetros por hora cuando empezó a desviarse y a 91 cuando finalmente se zambulló. ¡Menudo susto para todos los que estaban alrededor!
Y lo curioso es que, aparentemente, ni siquiera emitieron ninguna señal de emergencia antes del incidente, ni desde Dubái ni durante el aterrizaje. Nadie pidió ayuda, nadie advirtió que algo andaba mal. Eso abre muchísimas preguntas, chunches. Ahora, la AAIA y la policía están investigando a fondo para ver qué fue lo que realmente pasó: ¿fallo mecánico, error humano, alguna otra cosa inesperada?, la verdad es que uno se queda pensando...
Las autoridades de Hong Kong ya han expresado sus condolencias a las familias de los fallecidos y aseguran que la seguridad aérea es su máxima prioridad. Aunque claro, las palabras tranquilizan, pero la gente quiere respuestas y, sobre todo, que esto no vuelva a pasar. Aquellos obreros, con más de una década de experiencia en el aeropuerto, merecían un final diferente, maese. Era pura vara trabajar así toda la vida, dedicado al servicio público.
Este incidente nos recuerda lo frágil que puede ser la vida y lo importante que es tener precaución en todas nuestras acciones. Pero me pregunto, ¿ustedes creen que deberían endurecerse las regulaciones de seguridad en los aeropuertos, o que la tecnología podría ofrecer soluciones preventivas para evitar tragedias como esta? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!