¡Ay, Dios mío! Parece que el ambiente político en Costa Rica sigue moviéndose a otro ritmo, y esta vez tenemos un buen churro para contarles. Resulta que nuestro querido (o no tanto) diputado Alexander Barrantes, del partido Aquí Costa Rica Manda, protagonizó un incidentazo en un parqueo cerca del Morazán la noche del sábado. Según testigos, todo comenzó con un pequeño percance automovilístico que rápidamente escaló a un verdadero espectáculo.
Al parecer, Barrantes, quien iba visiblemente afecto por las bebidas, no precisamente en sus mejores cabales, chocó contra otro vehículo. Pero ahí no acabó la cosa, chiquitos. En lugar de disculparse como cualquier persona decente, empezó a burlarse del propietario del carro dañado y a minimizar el incidente. Dicen que incluso intentó usar su posición política para intimidarlo, amenazándolo con llamar a su abogado o al Ministro de Seguridad. ¡Imagínense la cara del pobre!
Y como si esto fuera poco, entró en escena Prabhakar Sharan Prasad, un empresario de origen indio con conexiones al oficialismo. Este señor, que también es militante del mismo partido que Barrantes, aparentemente salió a solucionar el problema... a su manera. Según nuestros informantes, Prasad ofreció al dueño del vehículo unos mil dólares en efectivo para compensar los daños. Sí, así como lo escucharon, ¡mil billetes verdes encima de la mesa, delante de la Fuerza Pública! Un brete, vamos.
Ahora bien, cabe destacar que, aunque la Fuerza Pública llegó al lugar, la Policía de Tránsito nunca apareció. Por lo tanto, al diputado Barrantes no se le practicó la prueba de alcoholemia, lo cual levanta muchas sospechas y preguntas. ¡Uy, qué sal! Esto huele raro, ¿verdad?
Además, fuentes cercanas confirman que Sharan Prasad tiene fuertes vínculos con figuras prominentes del gobierno, incluyendo a Pilar Cisneros y al propio asesor presidencial, Federico Cruz. Se dice que ha estado gestionando reuniones con altos jerarcas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para proyectos empresariales. Esta maraña de relaciones pone aún más luz sobre lo sucedido en el parqueo. Es como si hubiera un acuerdo previo entre todos, diay…
El Ministerio de Seguridad Pública, por supuesto, emitió un comunicado indicando que el caso está en trámite, pero sinceramente, con estos personajes involucrados, uno ya no sabe qué esperar. ¿Será que este asunto quedará archivado en algún cajón, como tantos otros casos de corrupción en este país?
Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la impunidad que parece disfrutar algunos funcionarios públicos y empresarios cercanos al poder. Es preocupante ver cómo se utilizan las influencias políticas para evitar las consecuencias de actos irresponsables y hasta ilegales. Además, plantea interrogantes sobre el papel de la Fuerza Pública y la necesidad de garantizar que la ley se aplique por igual a todos los ciudadanos, sin importar su posición social o económica. Con todo este lío, uno se queda pensando: ¿hasta dónde llegará la protección a estos tipos?
Considerando todo lo anterior, me pregunto queridos lectores del Foro: ¿creen que este caso será investigado a fondo y se harán justicia al propietario del vehículo dañado? ¿O estamos ante otra muestra de la permisividad con la que ciertos individuos operan en nuestra sociedad, aprovechándose de sus contactos y privilegios?
Al parecer, Barrantes, quien iba visiblemente afecto por las bebidas, no precisamente en sus mejores cabales, chocó contra otro vehículo. Pero ahí no acabó la cosa, chiquitos. En lugar de disculparse como cualquier persona decente, empezó a burlarse del propietario del carro dañado y a minimizar el incidente. Dicen que incluso intentó usar su posición política para intimidarlo, amenazándolo con llamar a su abogado o al Ministro de Seguridad. ¡Imagínense la cara del pobre!
Y como si esto fuera poco, entró en escena Prabhakar Sharan Prasad, un empresario de origen indio con conexiones al oficialismo. Este señor, que también es militante del mismo partido que Barrantes, aparentemente salió a solucionar el problema... a su manera. Según nuestros informantes, Prasad ofreció al dueño del vehículo unos mil dólares en efectivo para compensar los daños. Sí, así como lo escucharon, ¡mil billetes verdes encima de la mesa, delante de la Fuerza Pública! Un brete, vamos.
Ahora bien, cabe destacar que, aunque la Fuerza Pública llegó al lugar, la Policía de Tránsito nunca apareció. Por lo tanto, al diputado Barrantes no se le practicó la prueba de alcoholemia, lo cual levanta muchas sospechas y preguntas. ¡Uy, qué sal! Esto huele raro, ¿verdad?
Además, fuentes cercanas confirman que Sharan Prasad tiene fuertes vínculos con figuras prominentes del gobierno, incluyendo a Pilar Cisneros y al propio asesor presidencial, Federico Cruz. Se dice que ha estado gestionando reuniones con altos jerarcas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para proyectos empresariales. Esta maraña de relaciones pone aún más luz sobre lo sucedido en el parqueo. Es como si hubiera un acuerdo previo entre todos, diay…
El Ministerio de Seguridad Pública, por supuesto, emitió un comunicado indicando que el caso está en trámite, pero sinceramente, con estos personajes involucrados, uno ya no sabe qué esperar. ¿Será que este asunto quedará archivado en algún cajón, como tantos otros casos de corrupción en este país?
Esta situación nos lleva a reflexionar sobre la impunidad que parece disfrutar algunos funcionarios públicos y empresarios cercanos al poder. Es preocupante ver cómo se utilizan las influencias políticas para evitar las consecuencias de actos irresponsables y hasta ilegales. Además, plantea interrogantes sobre el papel de la Fuerza Pública y la necesidad de garantizar que la ley se aplique por igual a todos los ciudadanos, sin importar su posición social o económica. Con todo este lío, uno se queda pensando: ¿hasta dónde llegará la protección a estos tipos?
Considerando todo lo anterior, me pregunto queridos lectores del Foro: ¿creen que este caso será investigado a fondo y se harán justicia al propietario del vehículo dañado? ¿O estamos ante otra muestra de la permisividad con la que ciertos individuos operan en nuestra sociedad, aprovechándose de sus contactos y privilegios?
