¡Ay, Dios mío! Resulta que los gringos andan sudando la gota gorda porque China les puede estar quitando el puesto en la inteligencia artificial. Parece mentira, ¿verdad?, después de tanto presumir de su tecnología. Pero ahí va la vaina: OpenAI, la misma compañía detrás de ChatGPT, está gritando que necesitan invertirle un pastizal a la energía, ¡un billón de dólares!, para no quedar atrás. Imagínate la bronca.
La cosa es así: según OpenAI, la electricidad no es solo pa’ encender las luces, ahora es un arma secreta pa’ construir la infraestructura de IA que los mantenga arriba en el mundo tecnológico. Dicen que la inteligencia artificial es la oportunidad perfecta pa’ revivir sus fábricas y fortalecer su economía. Un plan ambicioso, nadie lo niega, pero parece que ya se les está acabando el tiempo.
Lo más preocupante es que, sin esa inyección masiva de plata en electricidad y centros de datos, EE. UU. corre el riesgo de quedarse viendo cómo China domina la escena. Y eso, señores míos, no solo pone en peligro su economía, sino también su seguridad nacional. ¡Imagínatelo! Que nos venga un ataque cibernético de esos que duelen porque los chinos sí tienen el control.
Pa' evitar este panorama oscuro, OpenAI está pidiendo créditos fiscales pa’ fabricar chips, servidores, centros de datos y hasta componentes electrónicos. Además, quieren subsidios y préstamos pa’ producir materiales clave como cobre, aluminio y esas tierras raras que ahora están más valiosas que el oro. Ya saben, las mismas que usan en los carros eléctricos y en cosas militares… ¡qué cargada!
Y hablando de tierras raras, ahí hay un drama aún mayor. China casi monopoliza la producción de estas materias primas, y últimamente anda poniendo trabas pa’ venderlas. Esto ha desatado una verdadera guerra comercial entre EE. UU. y China, con consecuencias económicas que ni nos imaginamos. Así que, básicamente, los gringos están tratando de asegurar que no se les acaben los ingredientes pa’ hacer sus jueguitos de IA.
No contentos con eso, OpenAI también le está echando presión al gobierno para acelerar la construcción de las líneas eléctricas que transportan la energía y crear una especie de ‘reserva estratégica’ de materiales esenciales pa’ la IA. La idea es tener todo listo pa’ cualquier emergencia. Porque, vamos, si China decide cortarles el agua, ellos van a sufrir como quien no tiene hora.
Si te parece poca cosa, considera esto: el año pasado, China sumó 429 gigavatios de nueva capacidad energética, mientras que EE. UU. apenas llegó a 51. ¡Una diferencia abismal! Pa’ poder competir, dicen que necesitan sumar 100 gigavatios al año. Y, encima, quieren usar la IA pa’ agilizar los estudios de impacto ambiental y predecir cuánta energía van a necesitar. ¡Uf! Eso sí que es pensar en grande.
Todo esto, aparentemente, podría impulsar el Producto Interno Bruto de EE. UU. en un 5% en tan solo tres años. Pero para lograrlo, tendrían que meter cerca del 20% de su fuerza laboral en empleos especializados. Bueno, pues fíjate que con todo este rollo de la IA, los jefes de los grandes bancos americanos ya están diciendo que estamos en medio de una burbuja financiera. ¿Será que se les está yendo la pinza? Ahora me pregunto: ¿Podrá Estados Unidos realmente mantener el ritmo ante China en la carrera por la supremacía de la IA, o estamos presenciando el principio del fin de su hegemonía tecnológica?
La cosa es así: según OpenAI, la electricidad no es solo pa’ encender las luces, ahora es un arma secreta pa’ construir la infraestructura de IA que los mantenga arriba en el mundo tecnológico. Dicen que la inteligencia artificial es la oportunidad perfecta pa’ revivir sus fábricas y fortalecer su economía. Un plan ambicioso, nadie lo niega, pero parece que ya se les está acabando el tiempo.
Lo más preocupante es que, sin esa inyección masiva de plata en electricidad y centros de datos, EE. UU. corre el riesgo de quedarse viendo cómo China domina la escena. Y eso, señores míos, no solo pone en peligro su economía, sino también su seguridad nacional. ¡Imagínatelo! Que nos venga un ataque cibernético de esos que duelen porque los chinos sí tienen el control.
Pa' evitar este panorama oscuro, OpenAI está pidiendo créditos fiscales pa’ fabricar chips, servidores, centros de datos y hasta componentes electrónicos. Además, quieren subsidios y préstamos pa’ producir materiales clave como cobre, aluminio y esas tierras raras que ahora están más valiosas que el oro. Ya saben, las mismas que usan en los carros eléctricos y en cosas militares… ¡qué cargada!
Y hablando de tierras raras, ahí hay un drama aún mayor. China casi monopoliza la producción de estas materias primas, y últimamente anda poniendo trabas pa’ venderlas. Esto ha desatado una verdadera guerra comercial entre EE. UU. y China, con consecuencias económicas que ni nos imaginamos. Así que, básicamente, los gringos están tratando de asegurar que no se les acaben los ingredientes pa’ hacer sus jueguitos de IA.
No contentos con eso, OpenAI también le está echando presión al gobierno para acelerar la construcción de las líneas eléctricas que transportan la energía y crear una especie de ‘reserva estratégica’ de materiales esenciales pa’ la IA. La idea es tener todo listo pa’ cualquier emergencia. Porque, vamos, si China decide cortarles el agua, ellos van a sufrir como quien no tiene hora.
Si te parece poca cosa, considera esto: el año pasado, China sumó 429 gigavatios de nueva capacidad energética, mientras que EE. UU. apenas llegó a 51. ¡Una diferencia abismal! Pa’ poder competir, dicen que necesitan sumar 100 gigavatios al año. Y, encima, quieren usar la IA pa’ agilizar los estudios de impacto ambiental y predecir cuánta energía van a necesitar. ¡Uf! Eso sí que es pensar en grande.
Todo esto, aparentemente, podría impulsar el Producto Interno Bruto de EE. UU. en un 5% en tan solo tres años. Pero para lograrlo, tendrían que meter cerca del 20% de su fuerza laboral en empleos especializados. Bueno, pues fíjate que con todo este rollo de la IA, los jefes de los grandes bancos americanos ya están diciendo que estamos en medio de una burbuja financiera. ¿Será que se les está yendo la pinza? Ahora me pregunto: ¿Podrá Estados Unidos realmente mantener el ritmo ante China en la carrera por la supremacía de la IA, o estamos presenciando el principio del fin de su hegemonía tecnológica?