Nietzsche - Filosofa Contempornea - Vitalismo - Critica a la religin cristiana La moral cristiana: con el cristianismo triunfa una moral que reivindica valores propios de lo que llama Nietzsche “moral de esclavos”, los valores de la humildad, el sometimiento, la pobreza, la debilidad, la mediocridad. El cristianismo, dice Nietzsche, solo fomenta los valores mezquinos: la obediencia, el sacrificio, la compasión, los sentimientos propios del rebaño; es la moral vulgar, la del esclavo, la moral de resentimiento contra todo lo elevado, lo noble, lo singular y sobresaliente; es la destrucción de los valores del mundo antiguo, la peor inversión de todos los valores nobles de Grecia y Roma, la rebelión de los esclavos contra sus señores; el cristianismo es el "enemigo mortal del tipo superior del hombre". Con el cristianismo se presenta también una de las ideas más enfermizas de nuestra cultura, la idea de culpabilidad, de pecado, de la que sólo se puede huir con la afirmación de la “inocencia del devenir” o comprensión de la realidad y de nosotros mismos como no sometidos a legalidad alguna, a ningún orden que venga de fuera, con la reivindicación de la conducta situada “más allá del bien y del mal”.
Exactamente. Al fin un ateo con convicciones. No esos peleles que se hacen llamar agnósticos.
Pero veamos donde nos lleva eso: qué significa abandonar la moral enfermiza del cristianismo y abrazar la "liberación" de Nietszche?
Primero que todo, el mismo Nietszche reconoció que, con todos sus defectos, el cristianismo logró civilizar a la cultura germana. Y ciertamente, fue su abandono lo que permitió en gran medida el surgimiento del Nazismo (una aplicación bastante congruente del pensamiento de Nietszche), pues, si el objetivo es liberar a la raza humana de la opresión del bien y el mal, muy rápidamente nos encontramos con la aplicación práctica de los asesinatos en masa.
Y en un país como la URSS, con un ateísmo militante, qué sucedio? Pues que la realidad estuvo sujeta a los dictados del hombre fuerte. Este decidía quién moría y quien sobrevivía. Incluso, era posible obliterar de la memoria histórica al ejecutado, haciendo parecer que nunca existió.
Y por supueto, eso implicó también la destrucción de la ciencia, como búsqueda objetiva de la verdad sobre la naturaleza. Pues, siendo que la verdad venía de lo que pensaba el hombre fuerte, la ciencia como búsqueda racional de la verdad, tomaba segundo plano al de justificar las creencias y el pensamiento del hombre político.
La Iglesia ha sido condenada por siglos por someter a Galileo a un juicio de la Inquisición. Pero se deja de lado que, si bien no fue algo que debió hacerse, los principales instigadores del juicio no eran los miembros de la Iglesia como tal, sino otros astrónomos, temerosos que las verdaeramente revolucionarias ideas de Galileo suplantaran el consenso de la época del sistema geocéntrico. Además, el peor castigo que recibió fue un arresto domiciliario, que no impidió que siguiera con sus investigaciones en forma pacífica por el resto de su vida.
Comparen la experiencia de Galileo, perseguido por la Inquisición, con la de otro científico en la atea URSS.
Dicho científico fue Nikolai Vavilov. Vavilov fue un destacado biólogo, que realizó estudios en plantas y semillas, con el objeto de trazar los principales puntos geográficos de orígen, y su consecuente dsitribución por el mundo. Sus estudios permitieron además mejorar las especies de plantas y granso comestibles.
Pero el gran problema de Vavilov era que sus valiosos estudios estaban fundamentados en los principios de la genética Mendeliana (de Gregor Mendel, el sacerdote jesuíta padre de la Genética). El problema es que la URSS consideraba la genética Mendeliana como ciencia burguesa, y prefería los principios del Lamarckismo, impulsados en la URSS por Trofim Lysenko. Lysenko era un verdadero ignorante y un fraude, pero tenía el parecio y el oído del jefecito Stalin el uber-mensh de la URSS.
Producto de su constante crítica al enfoque de Lysenko, Vavilov fue arrestado en agosto de 1940 y enviado a un campo de prisioneros, donde murió, en 1943, de tifus. Es decir, murió de hambre.
Como podemos ver, la aplicación de los principiso de NIetszche trajo consigo la muerte de millones y el retraso de la ciencia. Ciertamente, el cristianismo ha cometido excesos. Pero esos exceso son al menos atenuados por el mismo cristianismo: puede ser que no sea muy noble el tratar de portarse bien, bajo pena de arder en el infierno. Pero al menos, las perversiones del cristianismo se atemperan con la moral cristiana. El ateísmo de Nietszche recuerda la frase de Dostoievsky: "Si Dios no existe, entonces todo está permitido".