Maes, pónganle atención a esta vara porque es digna de una serie de Netflix. Por un lado, tenemos a Álvaro Ramos, el candidato del PLN, a quien el partido básicamente le entregó las llaves del reino. Resulta que en una movida bastante carga, la Asamblea Nacional le dio la potestad de decidir el género que va a encabezar las listas de diputados en cada una de las siete provincias. O sea, el mae decide si en San José el número uno es hombre o mujer, si en Alajuela es mujer u hombre, y así con todas. Es un poder que le permite moldear la futura fracción legislativa a su antojo, buscando perfiles que le sumen y, seamos honestos, que le sean leales. La jugada es estratégica, no hay duda, y ya mandó la lista: chepe con hombre, Alajuela y Cartago con mujer, Heredia, Guanacaste y Limón con hombre, y Puntarenas con mujer. Un ajedrez político en toda regla.
Y como en toda buena novela política, apenas se anunció el nuevo poder del candidato, empezaron a sonar los nombres para los puestos clave. El chisme más sonado es que Álvaro Ramírez, su propio jefe de campaña, sería el ungido para encabezar la papeleta nacional, un puesto que Ramos puede escoger a dedo. ¡Qué sorpresa! (nótese el sarcasmo). Para el segundo lugar suena Iztarú Alfaro, la actual regidora. Pero ya ustedes saben cómo es esto, los nombres van y vienen más rápido que un aguacero en octubre. El próximo 13 de setiembre, en la asamblea nacional, se sabrá si los delegados le dan el visto bueno a las fichas de Ramos o si le arman un zafarrancho. La vara es que mientras la cúpula liberacionista está en este juego de tronos, en las bases, específicamente en San Ramón, tienen un despiche de proporciones épicas.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Mientras Ramos se da el lujo de diseñar su bancada ideal, la asamblea cantonal de San Ramón se ha intentado realizar, agárrense, ¡17 veces! Y en todas ha fracasado por falta de quórum. ¡DIECISIETE! Es una torta monumental que tiene al partido contra las cuerdas. ¿Y cuál es el brete con eso? Pues que si no logran concretar esa bendita asamblea para nombrar sus estructuras locales, se arriesgan a perder el acceso a la deuda política. Así como lo oyen, podrían quedarse sin un cinco del financiamiento público por un enredo interno que nadie ha podido solucionar. ¡Imagínense la sal! Es tan grave el asunto que el propio Álvaro Ramos tuvo que irse a pulsearla el fin de semana, a buscar delegados ramonenses para rogarles que por favor asistan a la convocatoria del 6 de setiembre.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), en un intento por ponerle un curita a la herida, emitió una resolución que es un verdadero salvavidas de plomo. Les aclaró que sí, que pueden inscribir candidatos para las elecciones nacionales con las estructuras que ya tienen, aunque falte la de San Ramón. O sea, el partido no se queda fuera de la papeleta. ¡Qué alivio! Pero, y este es un "pero" del tamaño del Chirripó, el derecho a la platita de la deuda política sigue amarrado a que resuelvan el desmadre en el cantón poeta. Es como si te dijeran que puedes correr la maratón, pero descalzo y con una pierna amarrada. El partido puede participar, pero financieramente quedaría en una desventaja brutal si no arreglan ese problema de una vez por todas.
Diay, maes, al final del día la situación es esta: Liberación Nacional tiene un candidato con más poder que nunca para armar su equipo, pero al mismo tiempo tiene una bomba de tiempo en sus propias bases que podría explotarles en la cara. La pregunta del millón es: ¿De qué le sirve a Ramos tener tanto control para diseñar la papeleta si el rancho está ardiendo por dentro? ¿Creen que logren apagar el fuego en San Ramón a tiempo o esta vara se les va a ir al traste y terminará costándoles carísimo en las elecciones? ¡Los leo en los comentarios!
Y como en toda buena novela política, apenas se anunció el nuevo poder del candidato, empezaron a sonar los nombres para los puestos clave. El chisme más sonado es que Álvaro Ramírez, su propio jefe de campaña, sería el ungido para encabezar la papeleta nacional, un puesto que Ramos puede escoger a dedo. ¡Qué sorpresa! (nótese el sarcasmo). Para el segundo lugar suena Iztarú Alfaro, la actual regidora. Pero ya ustedes saben cómo es esto, los nombres van y vienen más rápido que un aguacero en octubre. El próximo 13 de setiembre, en la asamblea nacional, se sabrá si los delegados le dan el visto bueno a las fichas de Ramos o si le arman un zafarrancho. La vara es que mientras la cúpula liberacionista está en este juego de tronos, en las bases, específicamente en San Ramón, tienen un despiche de proporciones épicas.
Aquí es donde la cosa se pone color de hormiga. Mientras Ramos se da el lujo de diseñar su bancada ideal, la asamblea cantonal de San Ramón se ha intentado realizar, agárrense, ¡17 veces! Y en todas ha fracasado por falta de quórum. ¡DIECISIETE! Es una torta monumental que tiene al partido contra las cuerdas. ¿Y cuál es el brete con eso? Pues que si no logran concretar esa bendita asamblea para nombrar sus estructuras locales, se arriesgan a perder el acceso a la deuda política. Así como lo oyen, podrían quedarse sin un cinco del financiamiento público por un enredo interno que nadie ha podido solucionar. ¡Imagínense la sal! Es tan grave el asunto que el propio Álvaro Ramos tuvo que irse a pulsearla el fin de semana, a buscar delegados ramonenses para rogarles que por favor asistan a la convocatoria del 6 de setiembre.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), en un intento por ponerle un curita a la herida, emitió una resolución que es un verdadero salvavidas de plomo. Les aclaró que sí, que pueden inscribir candidatos para las elecciones nacionales con las estructuras que ya tienen, aunque falte la de San Ramón. O sea, el partido no se queda fuera de la papeleta. ¡Qué alivio! Pero, y este es un "pero" del tamaño del Chirripó, el derecho a la platita de la deuda política sigue amarrado a que resuelvan el desmadre en el cantón poeta. Es como si te dijeran que puedes correr la maratón, pero descalzo y con una pierna amarrada. El partido puede participar, pero financieramente quedaría en una desventaja brutal si no arreglan ese problema de una vez por todas.
Diay, maes, al final del día la situación es esta: Liberación Nacional tiene un candidato con más poder que nunca para armar su equipo, pero al mismo tiempo tiene una bomba de tiempo en sus propias bases que podría explotarles en la cara. La pregunta del millón es: ¿De qué le sirve a Ramos tener tanto control para diseñar la papeleta si el rancho está ardiendo por dentro? ¿Creen que logren apagar el fuego en San Ramón a tiempo o esta vara se les va a ir al traste y terminará costándoles carísimo en las elecciones? ¡Los leo en los comentarios!
