¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, estamos ya pensando en las próximas elecciones... y parece que la cosa se pone más turbia que café negro sin azúcar. No se diga que estamos lejos de febrero de 2026, pero la desinformación y los ataques directos al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) ya están dando guerra, poniendo en aprietos la transparencia y legitimidad de toda la jugada.
Verás, esto no es nuevo en ningún lado, pero acá en Costa Rica parece que le pusimos turbo. Los órganos de control andan sudando la camiseta tratando de blindar el interés público y darle a los ciudadanos la libertad de elegir sin que nadie les meta mano con mentiras o mañas raras. Angie Cruickshank, la defensora de los habitantes, ha dicho que los procesos electorales generalmente han ido tranquilos, pero estas actitudes sospechosas de algunos enchufados al Gobierno nos pueden meter en un brete serio.
El TSE, por su parte, no se queda quieto. Gustavo Román Jacobo, el vocero, nos echó la lupa encima de cómo la desinformación, las fake news y los mensajes malintencionados se están aprovechando para sembrar miedo, enojo y envidia. Él dice que esto lleva rato pasando en otros países, pero parece que aquí vamos llegando tarde a la fiesta… ¡y con un montón de pendientes!
Lo peor de todo es que nuestra legislación está más vieja que la tos. El Código Electoral está escrito para un mundo donde la perifoneara era lo máximo, y ahora tenemos redes sociales, algoritmos y hasta inteligencia artificial jugando a esconder verdades y mostrar mentiras. ¡Una verdadera carga! Esto deja la puerta abierta para que la desinformación campe libremente, sin que nadie pueda ponerle freno.
Verás, esto no es nuevo en ningún lado, pero acá en Costa Rica parece que le pusimos turbo. Los órganos de control andan sudando la camiseta tratando de blindar el interés público y darle a los ciudadanos la libertad de elegir sin que nadie les meta mano con mentiras o mañas raras. Angie Cruickshank, la defensora de los habitantes, ha dicho que los procesos electorales generalmente han ido tranquilos, pero estas actitudes sospechosas de algunos enchufados al Gobierno nos pueden meter en un brete serio.
El TSE, por su parte, no se queda quieto. Gustavo Román Jacobo, el vocero, nos echó la lupa encima de cómo la desinformación, las fake news y los mensajes malintencionados se están aprovechando para sembrar miedo, enojo y envidia. Él dice que esto lleva rato pasando en otros países, pero parece que aquí vamos llegando tarde a la fiesta… ¡y con un montón de pendientes!
Lo peor de todo es que nuestra legislación está más vieja que la tos. El Código Electoral está escrito para un mundo donde la perifoneara era lo máximo, y ahora tenemos redes sociales, algoritmos y hasta inteligencia artificial jugando a esconder verdades y mostrar mentiras. ¡Una verdadera carga! Esto deja la puerta abierta para que la desinformación campe libremente, sin que nadie pueda ponerle freno.