¡Ay, Dios mío! Esto se puso chungo, fíjate tú. José Luis Liu Paniagua, el mae del cáñamo de Tilarán – algunos lo conocen como Bayron, otros simplemente como ‘el pana’– se mandó una movida que dejó a muchos con la boca abierta. Resulta que, además de estar metido en unas broncas gordas por legitimación de capitales, anduvo dándole vueltas a los despachos de varios diputados, un funcionario del MAG y hasta entró al despacho de un viceministro de Seguridad. Puro brete, vamos.
Según nos cuentan los moches, el asunto comenzó después de unos bloqueos que hubo por allá en San Carlos, cuando el tipo se hizo amigo de alguien que lo ayudaba a pasar. Ese señor, con la intención de echarle una mano, lo puso en contacto con Liu Paniagua, quien le ofreció un préstamo millonario. Un millón de dólares, pa' ser exactos, con una devolución escalonada. Pero aquí viene lo interesante: según la historia, Liu Paniagua también le habría ofrecido financiamiento a partidos políticos, incluyendo al movimiento 'Naranja', justo cuando se empezaban a levantar sospechas sobre algunas figuras públicas.
El expediente, que ahora está siendo analizado por la Fiscalía, pinta feo. Hay registros de encuentros, fotos en redes sociales que lo muestran con diputados como Johanna Obando y Luis Diego Vargas, quienes por cierto, también están bajo investigación por el mismo delito. Se habla de reuniones en la Asamblea Legislativa, actividades agrícolas, incluso visitas al Servicio Fitosanitario del Estado. ¡Imagínate la maraña! Este negocio parece una chinchorro de gallinas, llena de cabezas rodando.
Y no solo eso, fíjate tú. Según el Centro de Información Confidencial (CICO), Liu Paniagua tenía 25 millones de dólares listos para invertir en el país. Dinero que, aparentemente, quería canalizar a través de diferentes empresas y proyectos relacionados con el cáñamo. La clave, según las mismas fuentes, era convencer a los legisladores de aprobar las regulaciones necesarias para facilitar estas inversiones. Parece que el pana andaba intentando meterle presión al gobierno, buscando que agilicen el papeleo.
Pero espera que todavía hay más. Cuando le preguntaron directamente sobre las acusaciones, Liu Paniagua negó rotundamente haber ofrecido dinero a nadie. “Ni yo les ofrecí plata a ellos, ni ellos me ofrecieron nada”, insistió. Aseguró que todas las reuniones fueron simplemente para hablar sobre su proyecto de cáñamo e impulsar la inversión extranjera. Dice que busca gente que le invierta, ¿quién no lo haría? Aunque, claro, con tantos nudos en el hilo, cuesta creerlo entero.
Sus abogados, Warner Martínez, salen a defenderlo, diciendo que el caso es producto de información distorsionada y que Liu Paniagua está dispuesto a colaborar plenamente con la Fiscalía. Dicen que el mae anda buscando inversionistas para desarrollar proyectos de cáñamo y cannabis con fines médicos, generando empleo y progreso económico. Insisten en que no hay nada ilícito en sus acciones, pero la cosa no pinta fácil, mi pana. El caso tiene tanto revuelo como un huracán en Guanacaste.
Ahora, el empresario se pone a la orden del Ministerio Público, ofreciendo entregar su computadora y toda la documentación relacionada con sus proyectos. Una actitud que, en principio, parece transparente. Pero, como dice el dicho, 'el que mucho presume poco vale'. En fin, el tema está que arde, y seguramente seguiremos viendo capítulos nuevos en esta telenovela judicial. Ya saben, en Costa Rica, esto es como jugar a la lotería: nunca sabes cuándo te van a tocar los números.
Con todo este embrollo legal y político, surge la gran pregunta: ¿Será que esta investigación por lavado de dinero es solo la punta del iceberg, revelando una red de corrupción más profunda dentro del sistema político costarricense, o será que estamos exagerando la situación y se trata simplemente de un empresario con malas mañas que quiso acelerar sus negocios?
Según nos cuentan los moches, el asunto comenzó después de unos bloqueos que hubo por allá en San Carlos, cuando el tipo se hizo amigo de alguien que lo ayudaba a pasar. Ese señor, con la intención de echarle una mano, lo puso en contacto con Liu Paniagua, quien le ofreció un préstamo millonario. Un millón de dólares, pa' ser exactos, con una devolución escalonada. Pero aquí viene lo interesante: según la historia, Liu Paniagua también le habría ofrecido financiamiento a partidos políticos, incluyendo al movimiento 'Naranja', justo cuando se empezaban a levantar sospechas sobre algunas figuras públicas.
El expediente, que ahora está siendo analizado por la Fiscalía, pinta feo. Hay registros de encuentros, fotos en redes sociales que lo muestran con diputados como Johanna Obando y Luis Diego Vargas, quienes por cierto, también están bajo investigación por el mismo delito. Se habla de reuniones en la Asamblea Legislativa, actividades agrícolas, incluso visitas al Servicio Fitosanitario del Estado. ¡Imagínate la maraña! Este negocio parece una chinchorro de gallinas, llena de cabezas rodando.
Y no solo eso, fíjate tú. Según el Centro de Información Confidencial (CICO), Liu Paniagua tenía 25 millones de dólares listos para invertir en el país. Dinero que, aparentemente, quería canalizar a través de diferentes empresas y proyectos relacionados con el cáñamo. La clave, según las mismas fuentes, era convencer a los legisladores de aprobar las regulaciones necesarias para facilitar estas inversiones. Parece que el pana andaba intentando meterle presión al gobierno, buscando que agilicen el papeleo.
Pero espera que todavía hay más. Cuando le preguntaron directamente sobre las acusaciones, Liu Paniagua negó rotundamente haber ofrecido dinero a nadie. “Ni yo les ofrecí plata a ellos, ni ellos me ofrecieron nada”, insistió. Aseguró que todas las reuniones fueron simplemente para hablar sobre su proyecto de cáñamo e impulsar la inversión extranjera. Dice que busca gente que le invierta, ¿quién no lo haría? Aunque, claro, con tantos nudos en el hilo, cuesta creerlo entero.
Sus abogados, Warner Martínez, salen a defenderlo, diciendo que el caso es producto de información distorsionada y que Liu Paniagua está dispuesto a colaborar plenamente con la Fiscalía. Dicen que el mae anda buscando inversionistas para desarrollar proyectos de cáñamo y cannabis con fines médicos, generando empleo y progreso económico. Insisten en que no hay nada ilícito en sus acciones, pero la cosa no pinta fácil, mi pana. El caso tiene tanto revuelo como un huracán en Guanacaste.
Ahora, el empresario se pone a la orden del Ministerio Público, ofreciendo entregar su computadora y toda la documentación relacionada con sus proyectos. Una actitud que, en principio, parece transparente. Pero, como dice el dicho, 'el que mucho presume poco vale'. En fin, el tema está que arde, y seguramente seguiremos viendo capítulos nuevos en esta telenovela judicial. Ya saben, en Costa Rica, esto es como jugar a la lotería: nunca sabes cuándo te van a tocar los números.
Con todo este embrollo legal y político, surge la gran pregunta: ¿Será que esta investigación por lavado de dinero es solo la punta del iceberg, revelando una red de corrupción más profunda dentro del sistema político costarricense, o será que estamos exagerando la situación y se trata simplemente de un empresario con malas mañas que quiso acelerar sus negocios?