SALA CONSTITUCIONAL: BUENA SOLO CUANDO NOS DA LA RAZÓN
Por Lic. Gerardo Morales
CONSULTA: Más que una consulta quisiera hacerle un comentario, y es referente al famoso y ya tedioso TLC.
Este señor, Ottón Solís, junto a sus allegados, por la necesidad de estar en desacuerdo con todo y por llevar la contraria, presenta una consulta ante la Sala Constitucional, sobre el TLC.
Ya todos sabemos lo resuelto por la Sala y era obvio también la reacción de Solís diciendo que es la misma Sala que se refirió a los “matrimonios por conveniencia”, etc.
¿Qué es, que al momento de hacer la consulta ante la Sala, cree y considera que es un órgano bueno, pero al momento de conocer lo resuelto por la Sala, la critica obviamente porque le dicen lo que no quiere oír?
Me imagino que si la Sala le hubiera respondido lo que él quería, no la hubiera criticado y la estaría alabando; acude a ella y luego trata de hundirla. Dios es grande, por eso no fue electo presidente de Costa Rica. Es una persona que solo quiere oír lo que le conviene y que no acepta que se equivoca.
RESPUESTA: Uno se imagina que después de 50 años de vivir en una democracia elogiada en el ámbito mundial, los ciudadanos hemos tenido el suficiente aprendizaje y experiencia, para apreciar lo que tenemos y respetar nuestro sistema. Lamentablemente no es así. La ideología trasnochada de un izquierdismo huérfano, con solo un padrastro en el Caribe, y con sus barbuches imitadores del padrastro, nos demuestra que no hemos aprendido nada; ni tolerancia para la divergencia de criterios, y tampoco respeto por nuestras instituciones.
El problema se agrava, pues se debe perdonar a los izquierdistas declarados, a los sindicalistas que prefieren a Chaves antes que a nuestros trabajadores, pero es difícil perdonar a políticos que han tenido tribuna en los sectores populares.
Las clases de civismo que están dando esto últimos, nos autoriza a todos a ir contra la policía, la ley, los tribunales y hasta la Constitución Política. Nos autoriza a vivir en el caos, a tomar la justicia por propia mano, pues “no se puede confiar en los tribunales”.
Además, así como se puede denigrar a los jueces por su pecado de haber integrado un gabinete, también podemos apedrear a los tráficos que nos hagan un parte, o incluso atropellarlos, si es que no nos merecen respeto. Lo jodido de todo esto es que, lo que nos está permitido hacerle a otro, también lo podríamos sufrir, pues el ciudadano que piense diferente a nosotros, también podría darnos por la cabeza para quitarnos nuestra enajenación mental.
En tal orden de ideas, pareciera que el futuro inmediato nos proveerá de un artículo primero bis de la Constitución Política que diga: El ciudadano que piense diferente a los sindicalistas y demás activistas de minoría, es un traidor a la patria. Volviendo a la triste realidad que estamos viviendo, inexplicable que un ciudadano costarricense, orgulloso de su régimen decenario, se rebele contra los tribunales cuando no le complacen y se les vaya al cuerpo a los jueces que tienen el encargo legal de Interpretar las normas constitucionales.
Por Lic. Gerardo Morales
CONSULTA: Más que una consulta quisiera hacerle un comentario, y es referente al famoso y ya tedioso TLC.
Este señor, Ottón Solís, junto a sus allegados, por la necesidad de estar en desacuerdo con todo y por llevar la contraria, presenta una consulta ante la Sala Constitucional, sobre el TLC.
Ya todos sabemos lo resuelto por la Sala y era obvio también la reacción de Solís diciendo que es la misma Sala que se refirió a los “matrimonios por conveniencia”, etc.
¿Qué es, que al momento de hacer la consulta ante la Sala, cree y considera que es un órgano bueno, pero al momento de conocer lo resuelto por la Sala, la critica obviamente porque le dicen lo que no quiere oír?
Me imagino que si la Sala le hubiera respondido lo que él quería, no la hubiera criticado y la estaría alabando; acude a ella y luego trata de hundirla. Dios es grande, por eso no fue electo presidente de Costa Rica. Es una persona que solo quiere oír lo que le conviene y que no acepta que se equivoca.
RESPUESTA: Uno se imagina que después de 50 años de vivir en una democracia elogiada en el ámbito mundial, los ciudadanos hemos tenido el suficiente aprendizaje y experiencia, para apreciar lo que tenemos y respetar nuestro sistema. Lamentablemente no es así. La ideología trasnochada de un izquierdismo huérfano, con solo un padrastro en el Caribe, y con sus barbuches imitadores del padrastro, nos demuestra que no hemos aprendido nada; ni tolerancia para la divergencia de criterios, y tampoco respeto por nuestras instituciones.
El problema se agrava, pues se debe perdonar a los izquierdistas declarados, a los sindicalistas que prefieren a Chaves antes que a nuestros trabajadores, pero es difícil perdonar a políticos que han tenido tribuna en los sectores populares.
Las clases de civismo que están dando esto últimos, nos autoriza a todos a ir contra la policía, la ley, los tribunales y hasta la Constitución Política. Nos autoriza a vivir en el caos, a tomar la justicia por propia mano, pues “no se puede confiar en los tribunales”.
Además, así como se puede denigrar a los jueces por su pecado de haber integrado un gabinete, también podemos apedrear a los tráficos que nos hagan un parte, o incluso atropellarlos, si es que no nos merecen respeto. Lo jodido de todo esto es que, lo que nos está permitido hacerle a otro, también lo podríamos sufrir, pues el ciudadano que piense diferente a nosotros, también podría darnos por la cabeza para quitarnos nuestra enajenación mental.
En tal orden de ideas, pareciera que el futuro inmediato nos proveerá de un artículo primero bis de la Constitución Política que diga: El ciudadano que piense diferente a los sindicalistas y demás activistas de minoría, es un traidor a la patria. Volviendo a la triste realidad que estamos viviendo, inexplicable que un ciudadano costarricense, orgulloso de su régimen decenario, se rebele contra los tribunales cuando no le complacen y se les vaya al cuerpo a los jueces que tienen el encargo legal de Interpretar las normas constitucionales.