¡Ay, Dios mío, qué chinazo este rollo! El expresidente Oscar Arias, echándole salsa a la olla, ha sacudido el avispero con una dura denuncia contra el gobierno de Rodrigo Chaves. Resulta que está encendido porque, según él, no estamos haciendo lo suficiente para aclarar qué pasó con Randall Gamboa Esquivel, el pobre tipo que murió luego de ser deportado por los gringos. Esto ya se puso más caliente que gallina pochada.
Para ponerlos en el panorama, Randall salió pa’ Estados Unidos buscando mejorar su vida, dicen que en buenas condiciones. Pero dos días después, ¡zas!, lo agarraron. Pasó varios meses ahí, metido en un brete con el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas), hasta que lo mandaron pa’ un hospital y luego, directo a Costa Rica en un avión ambulancia. La familia dice que llegó como verdulero, prácticamente sin poder hablar, sin poder contar qué le hacían pasar por allá. ¡Imagínate el susto!
Y ahí empezó la bronca. La familia de Randall, claro, quiere saber qué le pasó. Quieren respuestas claras y concisas de las autoridades americanas. Arias, viendo la jugada, no se quedó callao. Desde su Facebook, lanzó una bomba diciendo que el gobierno de acá está guardando silencio, cómplice, incluso, con el gobierno de Joe Biden. Dice que nos hemos ido al traste tratando de defender a nuestro paisano. Un verdadero madruguete para el gobierno.
El exmandatario hizo una comparación bien fuerte: mencionó el caso de Otto Warmbier, el estudiante americano que sufrió una tragedia similar en Corea del Norte. Esa comparación, imagínense, puso a muchos a temblar. Arias acusó directamente a la política migratoria de Trump de ser racista y xenófoba, y agregó que nunca pensó que los Estados Unidos llegarían a actuar como un régimen dictatorial. ¡Eso sí que es meterle duro!
Por supuesto, el gobierno no tardó en reaccionar. Lanzaron un comunicado donde aseguran que van a hacer todas las gestiones necesarias para esclarecer los hechos. Dijeron que el Consulado General en Houston siguió el caso de cerca, ejerciendo las acciones posibles dentro de lo que permite la ley. Pero, honestamente, ¿eso es suficiente? Muchos sienten que el gobierno debería haber hecho más, exigir cuentas más rápido y con mayor vehemencia.
Pero vamos a verla así, esto es complicado. Lidiar con las autoridades americanas, especialmente en temas migratorios, no es tarea fácil. Hay leyes, protocolos, burocracia... A veces parece que uno está jaloneándose una torta y no avanza ni poquito. El Ministerio de Relaciones Exteriores seguramente tiene sus propios desafíos y limitaciones. Aun así, la familia de Randall merece toda la atención y apoyo posible. Lo mínimo que pueden pedir es claridad y transparencia.
Ahora, mirando la vara desde otra perspectiva, es importante recordar que Arias ya ha ocupado la presidencia dos veces. Tiene experiencia en estos asuntos internacionales. Su crítica, aunque contundente, quizás venga de un lugar de preocupación genuina por la imagen de Costa Rica y por el bienestar de nuestros compatriotas en el extranjero. Ya saben, el tipo conoce los entresijos de la política y sabe cómo mover los hilos, diay.
En fin, este caso de Randall Gamboa sigue siendo una espina clavada en el corazón de muchos costarricenses. Arias ha abierto el debate y ahora la pelota está en la cancha del gobierno. ¿Creen que el gobierno de Chaves está manejando la crisis de manera adecuada o deberían tomar medidas más drásticas para exigir respuestas a Estados Unidos? ¿Deberíamos exigir más transparencia a nuestras autoridades en temas de protección consular?
Para ponerlos en el panorama, Randall salió pa’ Estados Unidos buscando mejorar su vida, dicen que en buenas condiciones. Pero dos días después, ¡zas!, lo agarraron. Pasó varios meses ahí, metido en un brete con el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas), hasta que lo mandaron pa’ un hospital y luego, directo a Costa Rica en un avión ambulancia. La familia dice que llegó como verdulero, prácticamente sin poder hablar, sin poder contar qué le hacían pasar por allá. ¡Imagínate el susto!
Y ahí empezó la bronca. La familia de Randall, claro, quiere saber qué le pasó. Quieren respuestas claras y concisas de las autoridades americanas. Arias, viendo la jugada, no se quedó callao. Desde su Facebook, lanzó una bomba diciendo que el gobierno de acá está guardando silencio, cómplice, incluso, con el gobierno de Joe Biden. Dice que nos hemos ido al traste tratando de defender a nuestro paisano. Un verdadero madruguete para el gobierno.
El exmandatario hizo una comparación bien fuerte: mencionó el caso de Otto Warmbier, el estudiante americano que sufrió una tragedia similar en Corea del Norte. Esa comparación, imagínense, puso a muchos a temblar. Arias acusó directamente a la política migratoria de Trump de ser racista y xenófoba, y agregó que nunca pensó que los Estados Unidos llegarían a actuar como un régimen dictatorial. ¡Eso sí que es meterle duro!
Por supuesto, el gobierno no tardó en reaccionar. Lanzaron un comunicado donde aseguran que van a hacer todas las gestiones necesarias para esclarecer los hechos. Dijeron que el Consulado General en Houston siguió el caso de cerca, ejerciendo las acciones posibles dentro de lo que permite la ley. Pero, honestamente, ¿eso es suficiente? Muchos sienten que el gobierno debería haber hecho más, exigir cuentas más rápido y con mayor vehemencia.
Pero vamos a verla así, esto es complicado. Lidiar con las autoridades americanas, especialmente en temas migratorios, no es tarea fácil. Hay leyes, protocolos, burocracia... A veces parece que uno está jaloneándose una torta y no avanza ni poquito. El Ministerio de Relaciones Exteriores seguramente tiene sus propios desafíos y limitaciones. Aun así, la familia de Randall merece toda la atención y apoyo posible. Lo mínimo que pueden pedir es claridad y transparencia.
Ahora, mirando la vara desde otra perspectiva, es importante recordar que Arias ya ha ocupado la presidencia dos veces. Tiene experiencia en estos asuntos internacionales. Su crítica, aunque contundente, quizás venga de un lugar de preocupación genuina por la imagen de Costa Rica y por el bienestar de nuestros compatriotas en el extranjero. Ya saben, el tipo conoce los entresijos de la política y sabe cómo mover los hilos, diay.
En fin, este caso de Randall Gamboa sigue siendo una espina clavada en el corazón de muchos costarricenses. Arias ha abierto el debate y ahora la pelota está en la cancha del gobierno. ¿Creen que el gobierno de Chaves está manejando la crisis de manera adecuada o deberían tomar medidas más drásticas para exigir respuestas a Estados Unidos? ¿Deberíamos exigir más transparencia a nuestras autoridades en temas de protección consular?