¡Ay, Dios mío! Se armó tremenda expectativa con estas movidas de extradición, ¿eh? Parece que todos estamos esperando ver caer narcos a manos estadounidenses como si fueran plátanos maduros. Pero calma, banda, que los expertos nos ponen los pies en la tierra. No vaya a ser que nos hagamos ilusiones y luego nos llevemos una decepción peor que perder la quiniela.
Desde que empezó el rollo con la extradición, el ambiente está que arde. Las redes sociales explotaron con memes y comentarios de todo tipo, desde aquellos que celebran la justicia hasta los que dudan de si esto realmente va a traer cambios sustanciales. La verdad es que la cosa es más complicada de lo que parece a simple vista, pues no es simplemente entregarle un chorizo al gringo y listo. Hay procesos legales, trámites y un montón de papeleo que lleva tiempo.
Michael Soto, el jefe del OIJ, nos puso las cosas claras: “El impacto real de las extradiciones va a ser cuando estos sujetos logren materializarse en los países que los están solicitando. A nivel mediático hubo una gran expectativa, pero el resultado está todavía por verse”. O sea, que no esperemos milagros de la noche a la mañana. Esto es un proceso gradual, como aprender a bailar salsa: hay que empezar lento y poco a poco ir cogiendo ritmo.
Y no solo eso, parce. Soto también advirtió que esto no va a acabar con el problema de raíz. “Esto no va a desaparecer el problema. El crimen es resiliente, se adapta. La extradición es una herramienta útil, pero no un remedio único”. Dicho de otra manera, que los maleantes siempre van a encontrar la forma de hacer sus negocios turbios, aunque les quiten a unos cuantos del medio. Como dice mi abuela, “el río siempre encuentra su cauce”.
Bernal Vargas Prendas, abogado y criminólogo, le suma otro ingrediente a la receta: “Se pueden extraditar muchas personas, pero si la actividad sigue siendo tan lucrativa, otras ocuparán su lugar. Es necesario golpear también los bienes y recursos que genera el delito”. O sea, que no basta con meterlos preso, sino que hay que ir a fondo y confiscarles toda la lana que ganaron haciendo cosas malas. ¡Eso sí sería darle duro!
Ahora, miren esta lista de personajes que ya tienen el pie afuera del país. Tenemos a Celso Gamboa, el ex magistrado que andaba metido en líos gordos; a “Pecho de Rata”, Edwin López Vega, que estaba bien conectado con el mundo del narcotráfico; a “Profe”, Jonathan Álvarez; a “Noni”, Jordie Picado, el que enviaba kilos de pasta básica al norte; a “John Cadenas”, Johnny Angulo Fernández; a Iván Pablot Martínez; a Hamilton Restrepo Osorio; a “Boligoma”, José Villalobos López; a Andrés Felipe Restrepo Uribe, el colombiano que se hizo tico; a “Rojo”, Michael Amador Corella; a “Rambo” o “Kimba”, William Iván Ramírez Arguedas; a “Precioso”, “Lalo” o “Muñeco”, Gerardo Castro Muñoz; y a “Gordo”, “Candado” o “Pallín”, Jorge William Cordero Obregón. ¡Una pestilencia, diay!
Pero ojo, parce, que la clave está en combinar la extradición con otras medidas más contundentes. Atacar el dinero sucio, reformar leyes, fortalecer las instituciones… ¡Un combo completo para darle una sacudida al sistema! Porque, vamos a ser honestos, la extradición sola no va a resolver el problema. Es como tratar de apagar un incendio con un vaso de agua.
Entonces, ¿será suficiente esta ola de extradiciones para cambiar la realidad delincuencial en Costa Rica, o necesitamos un enfoque mucho más integral que ataque las raíces del problema? ¿Ustedes qué piensan, pura vida?
Desde que empezó el rollo con la extradición, el ambiente está que arde. Las redes sociales explotaron con memes y comentarios de todo tipo, desde aquellos que celebran la justicia hasta los que dudan de si esto realmente va a traer cambios sustanciales. La verdad es que la cosa es más complicada de lo que parece a simple vista, pues no es simplemente entregarle un chorizo al gringo y listo. Hay procesos legales, trámites y un montón de papeleo que lleva tiempo.
Michael Soto, el jefe del OIJ, nos puso las cosas claras: “El impacto real de las extradiciones va a ser cuando estos sujetos logren materializarse en los países que los están solicitando. A nivel mediático hubo una gran expectativa, pero el resultado está todavía por verse”. O sea, que no esperemos milagros de la noche a la mañana. Esto es un proceso gradual, como aprender a bailar salsa: hay que empezar lento y poco a poco ir cogiendo ritmo.
Y no solo eso, parce. Soto también advirtió que esto no va a acabar con el problema de raíz. “Esto no va a desaparecer el problema. El crimen es resiliente, se adapta. La extradición es una herramienta útil, pero no un remedio único”. Dicho de otra manera, que los maleantes siempre van a encontrar la forma de hacer sus negocios turbios, aunque les quiten a unos cuantos del medio. Como dice mi abuela, “el río siempre encuentra su cauce”.
Bernal Vargas Prendas, abogado y criminólogo, le suma otro ingrediente a la receta: “Se pueden extraditar muchas personas, pero si la actividad sigue siendo tan lucrativa, otras ocuparán su lugar. Es necesario golpear también los bienes y recursos que genera el delito”. O sea, que no basta con meterlos preso, sino que hay que ir a fondo y confiscarles toda la lana que ganaron haciendo cosas malas. ¡Eso sí sería darle duro!
Ahora, miren esta lista de personajes que ya tienen el pie afuera del país. Tenemos a Celso Gamboa, el ex magistrado que andaba metido en líos gordos; a “Pecho de Rata”, Edwin López Vega, que estaba bien conectado con el mundo del narcotráfico; a “Profe”, Jonathan Álvarez; a “Noni”, Jordie Picado, el que enviaba kilos de pasta básica al norte; a “John Cadenas”, Johnny Angulo Fernández; a Iván Pablot Martínez; a Hamilton Restrepo Osorio; a “Boligoma”, José Villalobos López; a Andrés Felipe Restrepo Uribe, el colombiano que se hizo tico; a “Rojo”, Michael Amador Corella; a “Rambo” o “Kimba”, William Iván Ramírez Arguedas; a “Precioso”, “Lalo” o “Muñeco”, Gerardo Castro Muñoz; y a “Gordo”, “Candado” o “Pallín”, Jorge William Cordero Obregón. ¡Una pestilencia, diay!
Pero ojo, parce, que la clave está en combinar la extradición con otras medidas más contundentes. Atacar el dinero sucio, reformar leyes, fortalecer las instituciones… ¡Un combo completo para darle una sacudida al sistema! Porque, vamos a ser honestos, la extradición sola no va a resolver el problema. Es como tratar de apagar un incendio con un vaso de agua.
Entonces, ¿será suficiente esta ola de extradiciones para cambiar la realidad delincuencial en Costa Rica, o necesitamos un enfoque mucho más integral que ataque las raíces del problema? ¿Ustedes qué piensan, pura vida?