¡Qué fiereza! El Tribunal Penal de Heredia le metió nueves años de fuga a un tipo de apellido Portuguez, quien resultó ser un falso odontólogo. Este cabecahuevos andaba haciendo de las suyas, estafando a varias mujeres haciéndoles creer que trabajaba en el Hospital de Heredia, buscando secretarias para una clínica inexistente. Una verdadera torta, la verdad.
Según la acusación de la Fiscalía, este personaje aprovechó la necesidad de algunas mujeres que buscaban empleo. Les pintó la película de una oportunidad laboral en una clínica privada, pidiéndoles que trajeran una computadora y pagaran por los uniformes, todo con la promesa de un buen brete. Pero, como ya se imaginarán, era pura paja. ¡Un despiche!
Lo más salado de todo es que, durante el juicio, se comprobó que el sujeto también las amenazaba para que compraran celulares. Sí, así como lo escuchan, bajo amenaza de hacerle daño a sus familiares si no conseguían esos aparatos. ¡Imagínate el estrés y el miedo que debieron sentir estas señoras! No hay quien se quede tranquilo con una cosa así.
El caso, tramitado bajo el expediente 18-003443-0369-PE, se desarrolló entre 2018 y 2019. Durante ese tiempo, Portuguez tejió toda esta red de engaños para sacar provecho económico de la buena fe de las afectadas. Estas mujeres, confiando en su falsa identidad, terminaron perdiendo dinero y sufriendo un golpe emocional considerable. Uno se queda pensando cómo alguien puede llegar tan lejos para aprovecharse de la vulnerabilidad ajena.
La Fiscalía adjunta hizo un excelente trabajo demostrando la culpabilidad del acusado. Recopilaron pruebas contundentes que revelaron el patrón de manipulación y presión psicológica que Portuguez utilizaba para conseguir lo que quería. Se evidenció claramente que no se trataba de simples errores, sino de una estrategia premeditada para defraudar a sus víctimas.
Este caso nos recuerda la importancia de verificar siempre la información que recibimos y de no dejarnos llevar por las apariencias. En estos tiempos, donde la tecnología facilita la falsificación y el fraude, es crucial ser cautelosos y desconfiar de ofertas demasiado buenas para ser verdaderas. Un mae necesita estar atento, diay.
Más allá del castigo impuesto por la justicia, este episodio deja una profunda reflexión sobre la confianza y la seguridad personal. Las víctimas, además de haber perdido dinero, vieron vulnerada su integridad y su capacidad de confiar en los demás. Esperemos que este tipo de situaciones sirvan de advertencia para que nadie más caiga en manos de personajes como Portuguez, que buscan enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno. ¡Qué poca ética!
Con este panorama, ¿creen que las instituciones deberían implementar medidas más estrictas para verificar las credenciales de quienes ofrecen servicios profesionales? ¿Y qué opina usted, compa: debería existir algún mecanismo para alertar a la población sobre posibles fraudes como este, o cree que cada quien debe andar con sus propios ojos abiertos?
Según la acusación de la Fiscalía, este personaje aprovechó la necesidad de algunas mujeres que buscaban empleo. Les pintó la película de una oportunidad laboral en una clínica privada, pidiéndoles que trajeran una computadora y pagaran por los uniformes, todo con la promesa de un buen brete. Pero, como ya se imaginarán, era pura paja. ¡Un despiche!
Lo más salado de todo es que, durante el juicio, se comprobó que el sujeto también las amenazaba para que compraran celulares. Sí, así como lo escuchan, bajo amenaza de hacerle daño a sus familiares si no conseguían esos aparatos. ¡Imagínate el estrés y el miedo que debieron sentir estas señoras! No hay quien se quede tranquilo con una cosa así.
El caso, tramitado bajo el expediente 18-003443-0369-PE, se desarrolló entre 2018 y 2019. Durante ese tiempo, Portuguez tejió toda esta red de engaños para sacar provecho económico de la buena fe de las afectadas. Estas mujeres, confiando en su falsa identidad, terminaron perdiendo dinero y sufriendo un golpe emocional considerable. Uno se queda pensando cómo alguien puede llegar tan lejos para aprovecharse de la vulnerabilidad ajena.
La Fiscalía adjunta hizo un excelente trabajo demostrando la culpabilidad del acusado. Recopilaron pruebas contundentes que revelaron el patrón de manipulación y presión psicológica que Portuguez utilizaba para conseguir lo que quería. Se evidenció claramente que no se trataba de simples errores, sino de una estrategia premeditada para defraudar a sus víctimas.
Este caso nos recuerda la importancia de verificar siempre la información que recibimos y de no dejarnos llevar por las apariencias. En estos tiempos, donde la tecnología facilita la falsificación y el fraude, es crucial ser cautelosos y desconfiar de ofertas demasiado buenas para ser verdaderas. Un mae necesita estar atento, diay.
Más allá del castigo impuesto por la justicia, este episodio deja una profunda reflexión sobre la confianza y la seguridad personal. Las víctimas, además de haber perdido dinero, vieron vulnerada su integridad y su capacidad de confiar en los demás. Esperemos que este tipo de situaciones sirvan de advertencia para que nadie más caiga en manos de personajes como Portuguez, que buscan enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno. ¡Qué poca ética!
Con este panorama, ¿creen que las instituciones deberían implementar medidas más estrictas para verificar las credenciales de quienes ofrecen servicios profesionales? ¿Y qué opina usted, compa: debería existir algún mecanismo para alertar a la población sobre posibles fraudes como este, o cree que cada quien debe andar con sus propios ojos abiertos?