¡Patético! Así te dejan algunos diagnósticos médicos. Pero parece que el diputado Eliezer Feinzaig, conocido cariñosamente como ‘el güegüense’ en los círculos políticos, le encontró la forma de convertir una experiencia horrible en una historia inspiradora. Publicó un mensaje largo y emotivo en sus redes sociales donde narra cómo su batalla contra el cáncer lo transformó por completo, catalogándolo como una especie de regalo inesperado.
Todo comenzó hace más de ocho años, cuando le dieron el diagnóstico de cáncer en el sistema linfático. Según relata, al principio pensó que era el final del camino, una sentencia de muerte inevitable. Imaginemos el susto, el miedito... Todos pasamos por eso cuando nos toca enfrentar algo así, ¿verdad?
Pero entonces ocurrió algo curioso. Mientras caminaba cerca de un cementerio, reflexionando sobre su situación, tuvo una epifanía. “En ese momento algo hizo clic en mi cabeza,” escribe. Nos cuenta que llegó a su casa, se sentó a pensar, soltó unas cuantas lágrimas (que él describe como “liberadoras”) y se preguntó: “¿Qué te pasa, huevón?” Esa frase, directa y sincera, captura perfecto la esencia del pueblo tico: no andamos con rodeos, hablamos claro.
Lo importante, dice Feinzaig, es no rendirse. “No es el fin del mundo, pero si te echás a morir, sí va a ser tu fin en este mundo.” Con esa mentalidad, se propuso luchar contra la enfermedad con uñas y dientes, desafiándola abiertamente. Y ahí entra otro detalle interesante: alguien le sugirió hacerle caso al cáncer, hablarle, pedirle que se fuera. Su respuesta: “Ni a pu…, a este carepi… yo lo venzo porque soy más fuerte que él”. ¡Un mae con actitud!
El tiempo, como siempre, puso las cosas en perspectiva. Superar la enfermedad le dio una nueva visión de la vida, llenándolo de energía y motivación para continuar en la arena política. Y aquí viene un dato sensible: dedica parte de su reflexión a Ericka Benavides, su exasesora, quien lamentablemente falleció recientemente en un accidente de tráfico en Palmares. Un recordatorio doloroso de que la vida es frágil y hay que valorarla al máximo.
Ahora, Feinzaig asegura sentir “una nueva fuerza interior, una mayor determinación para seguir adelante”. Quiere construir una Costa Rica más próspera, más decente, más empática y solidaria; una nación que valore a quienes extienden una mano amiga a sus semejantes, sin esperar nada a cambio. Eso sí, enfatiza que quiere dejar atrás la retórica del odio y la división, enfocándose en solucionar los problemas reales que aquejan a nuestro país. ¡Si todos pensáramos así, estaríamos mejor!
El legislador concluye reafirmando su compromiso con la causa pública: “Esa seguirá siendo mi propósito: la batalla que escojo pelear.” Una declaración contundente que demuestra su resiliencia y su pasión por servir a su comunidad. Es admirable ver cómo ha logrado convertir un momento difícil en una oportunidad para crecer y compartir su experiencia con los demás.
Después de escuchar la historia del diputado Feinzaig, me pregunto: ¿Qué consejo le darían a otras personas que enfrentan situaciones difíciles en la vida, buscando encontrar fortaleza y esperanza en medio de la adversidad? Compartan sus pensamientos en el foro, ¡me interesa saber qué piensan ustedes!
Todo comenzó hace más de ocho años, cuando le dieron el diagnóstico de cáncer en el sistema linfático. Según relata, al principio pensó que era el final del camino, una sentencia de muerte inevitable. Imaginemos el susto, el miedito... Todos pasamos por eso cuando nos toca enfrentar algo así, ¿verdad?
Pero entonces ocurrió algo curioso. Mientras caminaba cerca de un cementerio, reflexionando sobre su situación, tuvo una epifanía. “En ese momento algo hizo clic en mi cabeza,” escribe. Nos cuenta que llegó a su casa, se sentó a pensar, soltó unas cuantas lágrimas (que él describe como “liberadoras”) y se preguntó: “¿Qué te pasa, huevón?” Esa frase, directa y sincera, captura perfecto la esencia del pueblo tico: no andamos con rodeos, hablamos claro.
Lo importante, dice Feinzaig, es no rendirse. “No es el fin del mundo, pero si te echás a morir, sí va a ser tu fin en este mundo.” Con esa mentalidad, se propuso luchar contra la enfermedad con uñas y dientes, desafiándola abiertamente. Y ahí entra otro detalle interesante: alguien le sugirió hacerle caso al cáncer, hablarle, pedirle que se fuera. Su respuesta: “Ni a pu…, a este carepi… yo lo venzo porque soy más fuerte que él”. ¡Un mae con actitud!
El tiempo, como siempre, puso las cosas en perspectiva. Superar la enfermedad le dio una nueva visión de la vida, llenándolo de energía y motivación para continuar en la arena política. Y aquí viene un dato sensible: dedica parte de su reflexión a Ericka Benavides, su exasesora, quien lamentablemente falleció recientemente en un accidente de tráfico en Palmares. Un recordatorio doloroso de que la vida es frágil y hay que valorarla al máximo.
Ahora, Feinzaig asegura sentir “una nueva fuerza interior, una mayor determinación para seguir adelante”. Quiere construir una Costa Rica más próspera, más decente, más empática y solidaria; una nación que valore a quienes extienden una mano amiga a sus semejantes, sin esperar nada a cambio. Eso sí, enfatiza que quiere dejar atrás la retórica del odio y la división, enfocándose en solucionar los problemas reales que aquejan a nuestro país. ¡Si todos pensáramos así, estaríamos mejor!
El legislador concluye reafirmando su compromiso con la causa pública: “Esa seguirá siendo mi propósito: la batalla que escojo pelear.” Una declaración contundente que demuestra su resiliencia y su pasión por servir a su comunidad. Es admirable ver cómo ha logrado convertir un momento difícil en una oportunidad para crecer y compartir su experiencia con los demás.
Después de escuchar la historia del diputado Feinzaig, me pregunto: ¿Qué consejo le darían a otras personas que enfrentan situaciones difíciles en la vida, buscando encontrar fortaleza y esperanza en medio de la adversidad? Compartan sus pensamientos en el foro, ¡me interesa saber qué piensan ustedes!
