¡Qué vaina, pura vaina! Resulta que Eli Feinzaig, el candidato del PLP, anda con un plan ambicioso para arreglar el tranzo en Costa Rica. Un sistema unificado, dicen. Cambios en las concesiones, autobuses eléctricos… ¡Un brete de cosas!
Y no vaya a ser que piensen que esto salió de la nube. Lo presentó el viernes pasado en Escazú, con la ruta 27 haciendo de telón de fondo. Imagínate la escena: atasco a todas partes, bocinas pitando, y ahí él diciendo cómo va a solucionar el problema. ¡Qué torta!
Si resulta que llega a la Presidencia, Feinzaig promete empezar a hablar con los autobuseros en mayo. La idea es ponerlos a todos en la misma página, con unas reglas claras para que den un buen servicio y las rutas estén conectadas. No más rutas que te dejan tirado en la mitad de ningún lado, diay.
Pero la jugada maestra, según él, es aprovechar el derecho de vía del tren existente. Ahí van a construir carriles exclusivos para una flota de buses eléctricos que movan a la gente rapidito entre las comunidades del GAM. Ya se imaginan, rampas a nivel de piso para subir y bajar sin tropezones ni resbalones, ¡todo pensando en la comodidad del usuario!
El Estado, según el plan, trabajará junto con empresas privadas. Serán estas últimas las encargadas de operar el servicio, pero todo dentro de un marco unificado. Incluso habla de juntar las diferentes marcas de autobuses para darle más visibilidad al sistema. Imagínatelo, todos los autobuses con la misma imagen, ¡más fácil identificar cuál toma uno!
Y ojo, porque si esto sale bien, el tren tal como lo conocemos podría desaparecer. ¡Boom! Una transformación radical. Reconoce que quizás no termine todo en su periodo, pero asegura que se hará por etapas. ¿Se podrá? Algunos expertos dudan, dicen que un cambio tan grande requiere tiempo y mucha inversión.
Ahora, aparte de los buses eléctricos, Feinzaig también propone modernizar las concesiones, pasar a contratos basados en el desempeño de las empresas, crear una Autoridad Nacional de Transporte Intermodal para agilizar las decisiones, e incluso incentivar a las zonas francas y empresas grandes a tener sus propios sistemas de transporte interno. ¡Quiere atacar el problema desde todos los frentes!
Todo suena muy lindo en papel, ¿verdad? Pero ahora la pregunta clave para ustedes, mis queridos foreros: ¿creen sinceramente que Feinzaig puede llevar a cabo esta ‘revolución’ del transporte público, o es otro discurso político más que se quedará en el aire? Déjenme saber qué piensan, estoy ansioso por leer sus opiniones.
Y no vaya a ser que piensen que esto salió de la nube. Lo presentó el viernes pasado en Escazú, con la ruta 27 haciendo de telón de fondo. Imagínate la escena: atasco a todas partes, bocinas pitando, y ahí él diciendo cómo va a solucionar el problema. ¡Qué torta!
Si resulta que llega a la Presidencia, Feinzaig promete empezar a hablar con los autobuseros en mayo. La idea es ponerlos a todos en la misma página, con unas reglas claras para que den un buen servicio y las rutas estén conectadas. No más rutas que te dejan tirado en la mitad de ningún lado, diay.
Pero la jugada maestra, según él, es aprovechar el derecho de vía del tren existente. Ahí van a construir carriles exclusivos para una flota de buses eléctricos que movan a la gente rapidito entre las comunidades del GAM. Ya se imaginan, rampas a nivel de piso para subir y bajar sin tropezones ni resbalones, ¡todo pensando en la comodidad del usuario!
El Estado, según el plan, trabajará junto con empresas privadas. Serán estas últimas las encargadas de operar el servicio, pero todo dentro de un marco unificado. Incluso habla de juntar las diferentes marcas de autobuses para darle más visibilidad al sistema. Imagínatelo, todos los autobuses con la misma imagen, ¡más fácil identificar cuál toma uno!
Y ojo, porque si esto sale bien, el tren tal como lo conocemos podría desaparecer. ¡Boom! Una transformación radical. Reconoce que quizás no termine todo en su periodo, pero asegura que se hará por etapas. ¿Se podrá? Algunos expertos dudan, dicen que un cambio tan grande requiere tiempo y mucha inversión.
Ahora, aparte de los buses eléctricos, Feinzaig también propone modernizar las concesiones, pasar a contratos basados en el desempeño de las empresas, crear una Autoridad Nacional de Transporte Intermodal para agilizar las decisiones, e incluso incentivar a las zonas francas y empresas grandes a tener sus propios sistemas de transporte interno. ¡Quiere atacar el problema desde todos los frentes!
Todo suena muy lindo en papel, ¿verdad? Pero ahora la pregunta clave para ustedes, mis queridos foreros: ¿creen sinceramente que Feinzaig puede llevar a cabo esta ‘revolución’ del transporte público, o es otro discurso político más que se quedará en el aire? Déjenme saber qué piensan, estoy ansioso por leer sus opiniones.