¡Ay, Dios mío! Esto del asunto de Gamboa se ha complicado más que una autopista en temporada de lluvias. Todos creíamos que, con la aprobación del Tribunal de Juicio, ya le estaban preparando la jaula a este señor pa’ mandarle a Estados Unidos, pero resulta que hay un pare. Un buen pare, dicen.
Como bien saben, Celso Gamboa, el exministro y exmagistrado, anda metido en un lío gordo con los gringos, acusado de cosas feísimas allá. Acá, encima, tiene tres procesos penales colgados, ¡y eso parece que lo complica todo! Ya les cuento, el Tribunal aclaró que no va a entregarle a los yanquis hasta que termine de resolver esos bretes acá en nuestro país. Imagínate, mientras tanto, ahí sigue el señor disfrutando de la vida... bueno, no tanto quizás, pero aún no está en otra jurisdicción.
Según el artículo 14 del Tratado de Extradición entre Costa Rica y Estados Unidos – que claro, nadie lee completo, pero ahí está –, la prioridad es cerrar los casos que tiene pendiente aquí. Le siguen pesando dos cargos de falsificación y uso de documento falso, que está en juicio por allá en Cartago. Y ni hablar del tráfico de influencias, con una audiencia preliminar programada para diciembre. Uf, y para rematar, un juicio por cohecho propio que promete ser una telenovela desde enero del otro año en el Tribunal Penal de Hacienda. Una carga, señores, una carga.
Pero eso no es todo, ¡aguántense! Resulta que ahora la Fiscalía General también tiene que abrir una investigación penal interna porque, según los jueces, el expediente tiene “indicios” de cosas muy turbias que ocurrieron entre 2008 y 2025. Hablan de tráfico internacional de drogas, cohecho propio… y hasta enriquecimiento ilícito. Me pregunto dónde se gastaba el Chunche este, ¡diay!
Allá en Texas, los fiscales lo acusan de asociación ilícita y de mover cocaína a gran escala. Y nosotros aquí, discutiendo si se lo entregan rápido o no. Claramente, esto le da juego a muchos abogados y demoras judiciales, pero nos afecta a todos como ciudadanos. ¡Qué despiche!
Lo que me preocupa, y creo que a muchos también, es la aparente lentitud de la justicia en estos temas de corrupción. Uno quisiera ver resultados rápidos, pero parece que siempre hay un obstáculo, una excusa, un tecnicismo legal. Esto alimenta la idea de que algunos se creen intocables, que pueden meter la pata hasta el cuello y seguir campantes. Y eso, amigos, no es justo.
Ahora, mirando las cosas con calma, uno entiende que hay procesos legales que hay que seguir, que no se puede simplemente mandar a alguien a otro país sin haber agotado todas las instancias aquí. Pero a la vez, también es cierto que la prolongación de estos procesos puede generar impunidad y frustración en la población. Y vaya que estamos frustrados, ¿quién no lo está?
En fin, el caso Gamboa sigue abierto, lleno de vueltas y revuelos. Mientras tanto, seguiremos atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos y esperando que la justicia, aunque tarde, haga el efecto deseado. Ahora dime, ¿crees que realmente veremos a Gamboa enfrentando cargos en Estados Unidos, o esto se seguirá arrastrando indefinidamente, convirtiéndose en una verdadera torta judicial?
Como bien saben, Celso Gamboa, el exministro y exmagistrado, anda metido en un lío gordo con los gringos, acusado de cosas feísimas allá. Acá, encima, tiene tres procesos penales colgados, ¡y eso parece que lo complica todo! Ya les cuento, el Tribunal aclaró que no va a entregarle a los yanquis hasta que termine de resolver esos bretes acá en nuestro país. Imagínate, mientras tanto, ahí sigue el señor disfrutando de la vida... bueno, no tanto quizás, pero aún no está en otra jurisdicción.
Según el artículo 14 del Tratado de Extradición entre Costa Rica y Estados Unidos – que claro, nadie lee completo, pero ahí está –, la prioridad es cerrar los casos que tiene pendiente aquí. Le siguen pesando dos cargos de falsificación y uso de documento falso, que está en juicio por allá en Cartago. Y ni hablar del tráfico de influencias, con una audiencia preliminar programada para diciembre. Uf, y para rematar, un juicio por cohecho propio que promete ser una telenovela desde enero del otro año en el Tribunal Penal de Hacienda. Una carga, señores, una carga.
Pero eso no es todo, ¡aguántense! Resulta que ahora la Fiscalía General también tiene que abrir una investigación penal interna porque, según los jueces, el expediente tiene “indicios” de cosas muy turbias que ocurrieron entre 2008 y 2025. Hablan de tráfico internacional de drogas, cohecho propio… y hasta enriquecimiento ilícito. Me pregunto dónde se gastaba el Chunche este, ¡diay!
Allá en Texas, los fiscales lo acusan de asociación ilícita y de mover cocaína a gran escala. Y nosotros aquí, discutiendo si se lo entregan rápido o no. Claramente, esto le da juego a muchos abogados y demoras judiciales, pero nos afecta a todos como ciudadanos. ¡Qué despiche!
Lo que me preocupa, y creo que a muchos también, es la aparente lentitud de la justicia en estos temas de corrupción. Uno quisiera ver resultados rápidos, pero parece que siempre hay un obstáculo, una excusa, un tecnicismo legal. Esto alimenta la idea de que algunos se creen intocables, que pueden meter la pata hasta el cuello y seguir campantes. Y eso, amigos, no es justo.
Ahora, mirando las cosas con calma, uno entiende que hay procesos legales que hay que seguir, que no se puede simplemente mandar a alguien a otro país sin haber agotado todas las instancias aquí. Pero a la vez, también es cierto que la prolongación de estos procesos puede generar impunidad y frustración en la población. Y vaya que estamos frustrados, ¿quién no lo está?
En fin, el caso Gamboa sigue abierto, lleno de vueltas y revuelos. Mientras tanto, seguiremos atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos y esperando que la justicia, aunque tarde, haga el efecto deseado. Ahora dime, ¿crees que realmente veremos a Gamboa enfrentando cargos en Estados Unidos, o esto se seguirá arrastrando indefinidamente, convirtiéndose en una verdadera torta judicial?
