¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, sacudidos por escándalos ambientales que parecen sacados de una telenovela. Esta vez, la trama central involucra al Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, un paraíso natural que parece estar perdiendo terreno ante intereses económicos turbios. El diputado Ariel Robles soltó la bomba hace unos días, acusando al gobierno de manipular estudios para favorecer a amigotes cercanos, y vaya que la cosa se puso caliente.
La historia, resumidamente, es la siguiente: Robles alega que un estudio reciente del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), encargado a Germán Obando Salas –el “bestie”, como él mismo lo llamó, del ministro Franz Tattenbach– habría “hizo desaparecer” el bosque en una propiedad perteneciente a Alan Pacheco Dent, conocido tanto por sus negocios como por sus encuentros sociales con figuras prominentes del gobierno. ¿Se imaginan? Un bosque entero, simplemente… ¡puf!
Y aquí es donde entra la parte que nos da qué pensar, mi gente. Robles no solo criticó el resultado, sino que destapó una sociedad anónima de permutas y valores forestales entre Tattenbach y Obando Salas, además de su paso conjunto por Fundecor. Esto, sumado a la sospechosa desaparición de un estero que antes figuraba en los mapas (el famoso “estero mágico”), levanta ampollas. Seamos honestos, esto huele peor que gallina hervida.
No es novedad que la relación entre el Presidente Chaves y algunos empresarios ha sido motivo de controversia. Pero que esa cercanía se traduzca en decisiones que ponen en riesgo ecosistemas vitales para nuestro país... eso sí que es preocupante. Parece sacado de un guion de Netflix, pero la realidad supera cualquier ficción, ¿verdad?
Pero la vaina no termina ahí. Robles también denunció que se está ignorando una orden de la Sala Constitucional de revisar 188 hectáreas de bosque, mientras se toman decisiones basadas en un reporte de apenas 107 hectáreas. “¿Qué es las ganas de vacilar a la Sala Constitucional y de vacilar al pueblo costarricense?”, preguntó el diputado, y sinceramente, esa pregunta nos queda resonando en la cabeza.
Y ni hablar del impacto económico. Costa Rica, que siempre se lució como líder en ecoturismo, está viendo cómo su imagen internacional se erosiona. El informe del Estado de la Nación ya alertaba sobre la pérdida de competitividad en el sector turístico y el avance preocupante de la gentrificación, que desplaza a los residentes locales y transforma nuestras comunidades en parques temáticos exclusivos. Estamos perdiendo nuestra identidad, mi hermano, por culpa de ambiciones desmedidas.
Este asunto del caso Gandoca no solo es una tragedia ambiental, sino también una afrenta a la transparencia y la rendición de cuentas. Nos recuerda que la vigilancia ciudadana es fundamental para evitar que los políticos jueguen con nuestros recursos naturales como si fueran juguetes propios. Es hora de exigir respuestas claras y medidas contundentes para proteger nuestro patrimonio ecológico.
Entonces, mi gente, dime yo: ¿Hasta dónde llegará el gobierno para defender a sus allegados, aunque eso signifique sacrificar nuestro medio ambiente y futuro? ¿Crees que el Ministro Tattenbach debería renunciar para permitir una investigación imparcial sobre estos presuntos actos de corrupción? Déjame leer tus opiniones abajo, ¡me interesa saber qué piensas tú sobre este lío!
La historia, resumidamente, es la siguiente: Robles alega que un estudio reciente del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), encargado a Germán Obando Salas –el “bestie”, como él mismo lo llamó, del ministro Franz Tattenbach– habría “hizo desaparecer” el bosque en una propiedad perteneciente a Alan Pacheco Dent, conocido tanto por sus negocios como por sus encuentros sociales con figuras prominentes del gobierno. ¿Se imaginan? Un bosque entero, simplemente… ¡puf!
Y aquí es donde entra la parte que nos da qué pensar, mi gente. Robles no solo criticó el resultado, sino que destapó una sociedad anónima de permutas y valores forestales entre Tattenbach y Obando Salas, además de su paso conjunto por Fundecor. Esto, sumado a la sospechosa desaparición de un estero que antes figuraba en los mapas (el famoso “estero mágico”), levanta ampollas. Seamos honestos, esto huele peor que gallina hervida.
No es novedad que la relación entre el Presidente Chaves y algunos empresarios ha sido motivo de controversia. Pero que esa cercanía se traduzca en decisiones que ponen en riesgo ecosistemas vitales para nuestro país... eso sí que es preocupante. Parece sacado de un guion de Netflix, pero la realidad supera cualquier ficción, ¿verdad?
Pero la vaina no termina ahí. Robles también denunció que se está ignorando una orden de la Sala Constitucional de revisar 188 hectáreas de bosque, mientras se toman decisiones basadas en un reporte de apenas 107 hectáreas. “¿Qué es las ganas de vacilar a la Sala Constitucional y de vacilar al pueblo costarricense?”, preguntó el diputado, y sinceramente, esa pregunta nos queda resonando en la cabeza.
Y ni hablar del impacto económico. Costa Rica, que siempre se lució como líder en ecoturismo, está viendo cómo su imagen internacional se erosiona. El informe del Estado de la Nación ya alertaba sobre la pérdida de competitividad en el sector turístico y el avance preocupante de la gentrificación, que desplaza a los residentes locales y transforma nuestras comunidades en parques temáticos exclusivos. Estamos perdiendo nuestra identidad, mi hermano, por culpa de ambiciones desmedidas.
Este asunto del caso Gandoca no solo es una tragedia ambiental, sino también una afrenta a la transparencia y la rendición de cuentas. Nos recuerda que la vigilancia ciudadana es fundamental para evitar que los políticos jueguen con nuestros recursos naturales como si fueran juguetes propios. Es hora de exigir respuestas claras y medidas contundentes para proteger nuestro patrimonio ecológico.
Entonces, mi gente, dime yo: ¿Hasta dónde llegará el gobierno para defender a sus allegados, aunque eso signifique sacrificar nuestro medio ambiente y futuro? ¿Crees que el Ministro Tattenbach debería renunciar para permitir una investigación imparcial sobre estos presuntos actos de corrupción? Déjame leer tus opiniones abajo, ¡me interesa saber qué piensas tú sobre este lío!