¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que la diputada Pilar Cisneros, conocida por soltar verdades como balazos, destapó la olla sobre las relaciones tensísimas que tiene con algunas compañeras legisladoras opositoras. Todo esto salió a relucir durante su aparición en 'El Octavo Mandamiento', un programa de canal 38 donde atienden consultas de la gente – ¡directo al grano, como nos gustan!
La pregunta no pudo ser más simple: ¿Se saludan?, ¿Conversan?, ¿Qué pasa cuando se cruzan en los pasillos del Congreso? Parece inocente, ¿verdad? Pero ahí, en medio del programa, Cisneros explotó. Y vaya que explotó. No anduvo con rodeos ni con florituras, sino que tiró la bomba: "Ni las saludo ni les dirijo la palabra". ¡Uf, qué bochornoso!
Imagínate la escena: los pasillos de la Asamblea, llenos de discusiones acaloradas sobre leyes y presupuestos, ahora con esta tensión palpable entre estas diputadas. Según Cisneros, el ambiente es tan pesado que prefiere evitar cualquier contacto. Lo describió como una “relación tan tensa, tan difícil, tan grosera, insultante…”. Francamente, uno se queda pensando, ¿qué habrá pasado para llegar a tanto?
La diputada explica que su estrategia es pura supervivencia política: “Para evitar problemas yo ni saludo ni hablo nada con ellas”. Dice que prefiere mantenerse a distancia para no meterse en líos mayores. Vamos, que quiere evitarse una torta monumental en plena sesión. Y no culpo a la señora, ¡a veces es mejor andar con cuidado!
Ahora bien, recordemos que Cisneros también anda metida en otros bretes, como la posibilidad de demandar a algunos magistrados del TSE y diputados, según declaraciones anteriores. El panorama político está que arde, y parece que las disputas personales se están mezclando con las diferencias ideológicas. Esto del ‘jaguarismo’ sigue dando mucho de qué hablar, generando climas polarizantes y dañinos, como lamentaron desde PLN.
No podemos olvidar que, mientras Cisneros lidiaba con sus tensiones internas, Laura Fernández arrasaba en una encuesta nacional, acercándose peligrosamente a una victoria en primera ronda. ¡Uy, uy, uy! Parece que hay quien se roba toda la atención mientras otras se pelean en el fondo del ring. La política, muchachos, es un circo cruel.
Volviendo al tema central, esta guerra fría en la Asamblea plantea preguntas serias sobre el respeto y la convivencia democrática. ¿Cómo esperan construir consensos y aprobar leyes importantes si las diputadas no pueden siquiera saludarce? ¿No deberíamos exigirle a nuestros representantes un poco más de madurez y civismo, aunque sean adversarios políticos?
En fin, este drama legislativo nos deja pensando en muchas cosas. ¿Creen ustedes que esta actitud de aislamiento es justificable en nombre de la estabilidad política, o debería haber un esfuerzo por dialogar y encontrar puntos en común, por muy difíciles que sean? ¡Compártanme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa la chusma al respecto!
La pregunta no pudo ser más simple: ¿Se saludan?, ¿Conversan?, ¿Qué pasa cuando se cruzan en los pasillos del Congreso? Parece inocente, ¿verdad? Pero ahí, en medio del programa, Cisneros explotó. Y vaya que explotó. No anduvo con rodeos ni con florituras, sino que tiró la bomba: "Ni las saludo ni les dirijo la palabra". ¡Uf, qué bochornoso!
Imagínate la escena: los pasillos de la Asamblea, llenos de discusiones acaloradas sobre leyes y presupuestos, ahora con esta tensión palpable entre estas diputadas. Según Cisneros, el ambiente es tan pesado que prefiere evitar cualquier contacto. Lo describió como una “relación tan tensa, tan difícil, tan grosera, insultante…”. Francamente, uno se queda pensando, ¿qué habrá pasado para llegar a tanto?
La diputada explica que su estrategia es pura supervivencia política: “Para evitar problemas yo ni saludo ni hablo nada con ellas”. Dice que prefiere mantenerse a distancia para no meterse en líos mayores. Vamos, que quiere evitarse una torta monumental en plena sesión. Y no culpo a la señora, ¡a veces es mejor andar con cuidado!
Ahora bien, recordemos que Cisneros también anda metida en otros bretes, como la posibilidad de demandar a algunos magistrados del TSE y diputados, según declaraciones anteriores. El panorama político está que arde, y parece que las disputas personales se están mezclando con las diferencias ideológicas. Esto del ‘jaguarismo’ sigue dando mucho de qué hablar, generando climas polarizantes y dañinos, como lamentaron desde PLN.
No podemos olvidar que, mientras Cisneros lidiaba con sus tensiones internas, Laura Fernández arrasaba en una encuesta nacional, acercándose peligrosamente a una victoria en primera ronda. ¡Uy, uy, uy! Parece que hay quien se roba toda la atención mientras otras se pelean en el fondo del ring. La política, muchachos, es un circo cruel.
Volviendo al tema central, esta guerra fría en la Asamblea plantea preguntas serias sobre el respeto y la convivencia democrática. ¿Cómo esperan construir consensos y aprobar leyes importantes si las diputadas no pueden siquiera saludarce? ¿No deberíamos exigirle a nuestros representantes un poco más de madurez y civismo, aunque sean adversarios políticos?
En fin, este drama legislativo nos deja pensando en muchas cosas. ¿Creen ustedes que esta actitud de aislamiento es justificable en nombre de la estabilidad política, o debería haber un esfuerzo por dialogar y encontrar puntos en común, por muy difíciles que sean? ¡Compártanme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa la chusma al respecto!
